Capítulo 2. [Editado]

4.3K 403 148
                                    

Paul.

Cuando John salió de mi y vio toda la sangre que había salido de mi cuerpo, éste simplemente se paralizó y me miró completamente asustado. Así estuvimos unos momentos, hasta que retrocedió y salió prácticamente corriendo del baño. 

   Sentí como mis piernas no soportaban mi propio peso y el azotar de mi cuerpo en el frío piso, y después de eso me eché a llorar. Lloré no porque me doliera el trasero, o porque me preocupara la sangre que había salido de mi, sino que lloré porque John no había tenido ni un poco de consideración conmigo, o tan siquiera se había tomado la molestia de intentar ayudarme. 

   Abracé mis rodillas y seguí llorando silenciosamente, me dolía la garganta de tanto haber gritado, e incluso pensé que quizá mi voz se había dañado un poco, lo que era un grave problema, tomando en cuenta que al día siguiente tendríamos que dar dos conciertos. 

  ―¿Paul? ―escuché que Ringo tocaba la puerta―. Déjame solo, narizón ―le pedí, intentando sonar normal, pero efectivamente, mi voz sonaba quebrada y desgastada. 

    ―George y yo escuchamos todo, Paul ―susurró Ringo, abriendo lentamente la puerta y haciéndome sentir avergonzado―. Déjame ayudarte ―me pidió, asomando su cabeza por la puerta. 

   Demonios, no solo tenía que soportar que John me hubiera violado, ahora también tenía que soportar las miradas de lástima de George y Ringo. 

   El narizón pasó al baño y cerró tras él, se puso de cuclillas y me miró. 

   Sabía que sentía lástima por mi, lo podía ver. 

   Quería decirle que se fuera al demonio, que me dejara solo, quería demostrar que yo era fuerte, pero simplemente no podía. 

   Ringo me dio un fuerte abrazo que me hizo estremecer. No quería que nadie más me volviera a tocar en la vida. 

   ―Suéltame, Ringo ―le exigí, y rápidamente este se apartó de mi 

   ―Te voy a ayudar, Paul ―contestó―. ¡No necesito tu jodida lástima! ¡Ni la tuya, George! ―grité, porque sabía que George estaba del otro lado de la puerta. 

    ―Paul, por favor ―me susurró Ringo, extendiéndome la mano para ayudarme a levantarme. Vacilé un segundo, dudando acerca de si de verdad debería de sujetarla o no, pero finalmente lo hice―. George, la bata ―pidió Ringo a la puerta, que de inmediato se abrió, dejando al descubierto a George, que tal y como lo había pensado, estaba detrás. 

   Ringo me dio la bata de baño y rápidamente me cubrí con ella, mientras que me ayudaba a mantenerme de pie y me sacaba del baño. 

    ―Deberíamos de limpiar eso, no podemos dejar que los del hotel lo vean ―dijo rápidamente Ringo, refiriéndose a la sangre que había en el piso. 

   ―¿Dónde está John? ―pregunté. No tenía ganas de encontrarlo, me aterraba la idea de tener que estar con él en la misma habitación―. Se fue, no sabemos donde está, pero se veía furioso ―explicó George, que rápidamente comenzó a prepara la cama para meterme ahí. Me sentía como un jodido inválido, pero me sentía mas seguro con George y Ringo apoyándome. 

    ―¿Dónde están las grouppies? ―volví a preguntar―. Las corrimos en cuanto escuchamos los primeros gritos; por suerte estaban demasiado ebrias, seguro que no recordarán nada ―contestó Ringo con una sonrisa de autosuficiencia. 

   Me sentí aún más avergonzado por saber que habían escuchado todas mis súplicas, y por un momento me sentí furioso al saber que no lo habían detenido.

   ―¿Paul? ―escuché a Ringo, llamándome a la realidad―. ¿Estás bien? ―preguntó George, acomodando lentamente mi cabello.

    ―No, ni un poco ―susurré―. Déjenme solo, por favor ―les pedí. Éstos se miraron unos segundos y terminaron asintiendo. 

   ―Dormiremos en los sillones, puedes llamarnos si nos necesitas ―sonreí por una fracción de segundo. Ringo y George tenían su propia suit, no tenían porque quedarse a cuidarme y a dormir en el sillón, pero lo hicieron, y por eso no pude enojarme con ellos por no haber intervenido.

   Me removí en la cama durante casi toda la noche, por más que intentara dormir, al cerrar los ojos ahí estaba de nuevo, John, entrando en un trance de placer a base de mi dolor. Él, sin importarle las súplicas que le lanzaba. Y el dolor. Demonios, odiaba eso. 

   No quería saber nada de John Lennon jamás en mi vida, no me importaba si debía de salir de la banda para lograrlo. 

The little Beatle. [McLennon] [MPREG]Where stories live. Discover now