3 - El listón rojo

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Un mes después

Marcus tenía la mirada perdida en el sitio de la pared donde solía colgar las fotos de Kate. La pared estaba más clara allí donde las fotos habían estado dejando un montón de manchas rectangulares más claras. Su madre las había descolgado recientemente a pesar de sus protestas. Según ella lo haría a superar mejor todos los hechos recientes, ya que cada vez que las veía revivía todo lo sucedido esa noche en la calle.

Alice seguía de duelo y daba la sensación que seguiría de la misma forma por mucho tiempo más. De todos ellos, era la más herida emocionalmente. Era la mejor amiga de Kate, casi su hermana.

Un leve chillido casi inapreciable interrumpió el silencio que reinaba dentro de la habitación, y a través de la puerta se asomó la conocida cara de la señora Fisher. Tenía su delantal puesto, debía estar preparando la cena para su familia.

—Marcus –dijo ella suavemente—¿Estas despierto?

—Si, adelante. –respondió sentado mientras miraba hacia la pared.

—Tus amigos están en la puerta, quieren venir a verte.

—Está bien, que pasen. –dijo sin ganas.

Unos segundos más tarde, el cuarto fue inundado con la alegría de Charly y Pitt. Esos chicos verdaderamente le levantaban el humor y lo extraían de ese mundo depresivo en el que se encontraba sumergido. Pitt se sentó a un lado de la cama y puso su mano sobre el hombro de Marcus.

—Hermano, no puedes continuar de esa manera. Ya ha pasado un mes y no te he visto sonreír.

—Sabemos que ha sido difícil, lo ha sido para todos. –dijo Charly por el otro lado—Pero eso no significa que debas estar en ese estado para siempre, Kate no lo hubiera querido.

—Lo sé, pero ha sido...demasiado.

—Tenemos algo que te va a alegrar. –dijo Pitt.

—A mi casi me da un infarto de emoción cuando Pitt me lo mostró. –dijo Charly.

—¿Qué es? –preguntó Marcus algo sorprendido.

Pitt metió la mano en su bolsillo y sacó un pequeño sobre de colores y se lo entregó a Marcus en la mano. Lo abrió rápidamente y se encontró con tres entradas VIP para la discoteca Araña Negra, la favorita del grupo. Marcus quien sabía lo caro y difícil que era conseguirlas les agradeció forzando una sonrisa que pensó haber olvidado después de la muerte de Kate.

—Ya sabes, es esta noche. –Dijo Charly—Seremos los malditos amos de la noche como las veces anteriores.

—Ahora podemos tener acceso al segundo piso donde están todas las bebidas y tragos. ¡Y todo gratis! –comentó Pitt lleno de alegría.

Una parte de su cabeza le dijo que no era momento para fiestas, que era un insulto a Kate; pero la otra parte le decía que era una buena forma de distraerse de todo lo sucedido y tal vez sonreír un rato.

—Me parece una buena idea. –respondió finalmente.

—¡Claro que sí! Fumaremos y beberemos hasta que salga el sol. –dijo Charly con gran entusiasmo.

—Nada de fumar, Charly. –Lo miró Pitt—Aunque lo de beber no está mal.

Sus amigos lo esperaron en el primer piso sentados en unos sofás del living. Al parecer su madre, su padre, su hermana y hasta la señora Fisher, estaban contentos con la invitación de sus amigos. Odiaban ver a su hijo sumergido en ese ánimo de tristeza todo el día. Hasta se ofrecieron a darle mucho dinero para que se despejara y se divirtiera.

Tan Cerca - Serial killerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora