Problemas postales

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El primer desayuno en Hogwarts fue agridulce para Severus. Agrio porque James estaba demasiado contento a pesar de los desplantes de Lily, y eso significaba que iba a ir a por él.
Y dulce porque acababa de recibir la carta semanal de su madre.
Era una carta un poco cursi y melosa, fruto del aburrimiento que produce la soledad. Eileen contaba las cosas normales que habían pasado en el barrio desde el día anterior, como si quisiera convencer a su hijo de que todo iba bien, y no dejaba de llamarle "Sevy" y de repetirle cada dos renglones que le quería.
En condiciones normales, Severus habría quemado la carta en cuanto la hubiese leído, porque le daba vergüenza que alguien pudiese leer eso, pero esa vez se la guardó, consciente del esfuerzo que había hecho su madre para mandarle esa carta a espaldas de Tobías.

Las clases de séptimo curso eran especialmente interesantes, sobre todo porque los alumnos eran instruidos en ciertas ramas de las artes oscuras.
En Defensa Contra las Artes Oscuras aprendían maleficios avanzados y las diferentes formas de pararlos y evitarlos, en Encantamientos les enseñaron a crear hechizos avanzados para proteger grandes superficies y otros de alto nivel, como el encantamiento Fidelio. Lo mismo ocurría con Pociones, Transformación y Herbología, por no nombrar las demás clases. Severus, como los otros alumnos, estaba encantado, sobre todo porque le apasionaban las artes oscuras, y no le importaba en absoluto que los profesores se hubiesen propuesto subir el nivel, ya que consideraba que era lo necesario para pasar los ÉXTASIS.
Para mejorar el día, la primera clase de la mañana era Pociones, la segunda asignatura favorita de Severus, donde solía despuntar por encima de los demás gracias a una habilidad innata, solamente igualada por Lily Evans. De hecho, Severus había corregido en su totalidad el viejo libro de pociones de su madre, añadiendo a las instrucciones diversas mejoras.

Ese año, los alumnos de pociones eran poquísimos. De Slytherin sólo estaban Severus y Lucius, de Gryffindor Rose Benson, Lily Evans y el inseparable e insoportable James Potter y de Ravenclaw Jonathan Lovegood. Ese año no había nadie de Huffelpuff.
El profesor, Horace Sughorn, había dedicado hora y media a alabar la perfección de Lily con las pociones, pero en mitad de la parte más álgida del discurso, una explosión estremeció la clase. Todos se giraron para mirar lo que quedaba del caldero de Rose, una masa ennegrecida y retorcida de metal. La poción estaba esparcida alrededor de la chica, y ella tenía las manos levantadas, como si hubiese intentado taparse la cara, que ardía roja de vergüenza. Lucius y Jonathan se rieron, al igual que James y Severus, aunque estos fueron más disimulados. Incluso Lily sonrió al ver la escena.

-Pero bueno, Rosalind, esto es inadmisible en un séptimo curso -exclamó Slughorn-. Me temo que tendrás que quedarte esta tarde a dar clases extras.

Rose no rechistó, y asintió sumisamente. A su lado, Lily parecía incómoda. Seguramente se sentía culpable por haber estado haciéndole la pelota al profesor en lugar de ayudar a su amiga.
Cuando la clase finalizó, Rose fue la primea en salir, acompañada por Lily y seguida de lejos por James.
Lucius y Severus se encaminaron hacia la clase de Encantamientos, riéndose de la expresión que se le había quedado a Rose después de la explosión. Por el camino se juntaron con Narcisa, Crabe, Goyle y Nott, y les contaron todo lo que había pasado en Pociones. Iban riéndose por el pasillo cuando la mochila de Severus se rasgó, haciendo que todos los libros cayesen al suelo.
Él se detuvo contrariado mientras sus compañeros le miraban por encima del hombro y se alejaban riendo. Severus arregló la mochila y metió los libros a toda prisa. Se disponía a salir corriendo cuando una voz lo llamó.

-¿Adónde vas tan deprisa, Quejicus? -Severus se paró en seco frente a Sirius, James y Peter, que le tenían acorralado. Remus estaba un poco retirado, vigilando el resto del pasillo, que se quedaba rápidamente vacío, y estaba de espaldas a ellos, como si no quisiera ver lo que hacían.

-Parece que llega tarde a algún sitio -comentó James-. ¿Tú qué crees, Canuto?

-Puede que tenga una cita con la peluquería -comentó Sirius-. O con la lavandería.

After all this time? [Severus Snape]Where stories live. Discover now