Herencia Macabra MinKey (Adaptación)

Capitulo 2

Al día siguiente volvió a encontrarse bien. Hasta se le abrió el apetito. Su abuela le llevó el desayuno a la cama y se lo tomó entero, incluido el huevo pasado por agua, que no era santo de su devoción. La misteriosa enfermedad era así: iba y venía.

Realmente algo malo le sucedía que nadie lograba descubrir. Tenía algo en la sangre, era cuánto sabían, o al menos lo que le habían dicho. Desde que todo empezara, hacía casi un año, la actitud de los que lo rodeaban fue cambiando. Alegres comentarios como << Pronto estarás fresco como una rosa, jovencito >> fueron gradualmente desapareciendo, las sonrisas alentadoras se convirtieron en desconcertantes movimientos de cabeza. Ahora, si llegaban a comentar algo, era entre ellos, o con sus padres, siempre fuera del alcance de sus oídos, en el pasillo o en la oficina. Se encomendó su caso a uno de los grandes hospitales universitarios de Seúl, algo que solo confirmaba la gravedad de su estado.

Mamá había regresado a la ciudad y lo había dejado en casa de su abuela, que estaba más cerca de los especialistas y sus consultas. Lo único que podía hacer era esperar a que lo llamaran para iniciar una nueva serie de pruebas.

- Cariño, voy a salir. ¿Quieres que te compre algo?.

La abuela apareció, dispuesta a hacer frente al mal tiempo. Los tonos verdes y púrpuras de su abrigo estaban en consonancia con los de su sombrero de ala caída; una bufanda malva alrededor del cuello sujeta con un broche de amatista completaba el conjunto.

- Elle o Cosmopolitan - dijo Kibum desde la cama - son revistas - añadió.

- Lo sé. No vivo en el pasado - contestó su abuela - ¡estoy al corriente de que venden otras cosas además de la Woman's Journal y el Homes and Gardens!.

Kibum sonrió. Le divertía mucho la afilada lengua de su abuela.

- Bueno, me voy - dijo SooYoung poniéndose los guantes - no tienes porqué quedarte tumbado lamentándote de tu estado. Además de la televisión, hay montones de libros para leer. Si necesitas algo, Taeyeon está abajo, puedes platicarle todo lo que quieras. Hasta luego tesoro.

Kibum se vistió y se sentó en la cama pensando en qué haría. El canto debilitado de Taeyeon subía por las escaleras desde la planta baja de la casa. No deseaba bajar y mantener una conversación insustancial. La empleada de su abuela sabía muy bien por qué estaba allí, así que se sentía en la obligación de hacerle plática y formular preguntas. Por eso, salió de la habitación y avanzó en dirección contraria, hacia el tramo de escaleras que subían al desván.

Ya había estado allí arriba, con Minho, claro. Su hermano Taemin nunca había subido. Era más joven y más miedoso que Kibum. En una ocasión, Minho y él habían inventado una historia de fantasmas para impedir que les acompañará, una historia sobre las <<apariciones >> de un cuerpo decapitado metido en un baúl. Taemin se había aterrorizado tanto que ni siquiera había podido dormir en el piso de abajo y había obligado a Kibum a cambiar de cama. El joven sonrió. Realmente Taemin hubiera podido volverlo loco, pero de repente había perdido a su hermano, y en aquel momento lo extraño más que en ningún otro momento.

El tejado tenía forma de V invertida, y los desvanes eran auténticas habitaciones, no como los de su casa, que eran simples trampillas en el techo. Estaban llenos de trastos y, a pesar de todo, aún quedaba mucho espacio libre. Kibum movió la cabeza tratando de alejar el sentimiento de decepción que empezaba a invadirlo. Le ilusionaba explorar y buscar objetos ocultos. Ahora el aspecto de lo que veía se acercaba más a la realidad, pues se trataba de objetos retirados del resto de la casa: sillas cojas, un sofá de cuero al que se le salía el relleno, y, por los rincones, cosas que habían pertenecido al abuelo: cañas de pescar, bates de críquet, antiguas raquetas de tenis con las mallas de tripa de gato rotas. Era algo así como un viejo trastero. Cuando él y Minho subían, esperaba descubrir la ruta de un mundo mágico, pero no existía ningún pasadizo, sino sólo un par de viejas americanas colgadas en el interior del armario.