Capítulo 16

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NATHALIA

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NATHALIA


Mi cuerpo se sacude violentamente y me despierto con un sobresalto; sudada, agitada, nerviosa y con mucho miedo. Trago saliva porque la garganta se me ha secado, observo la habitación con pánico, toco mi pecho y puedo sentir como mi corazón sube y baja desesperado, no hay cuchillo y tampoco hay rastros de sangre como en la pesadilla.

Toco la superficie de la cama para percatarme de que estoy realmente despierta.

Las advertencias de Daron son las causantes de toda esta paranoia, llevándome al punto de soñar con Lyron asesinándome. De repente la preocupación se adueña de mí y pienso en que tal vez Daron tiene razón en su insistencia de mantenerme alejada de Lyron; porque, aunque no puedo ser capaz de ver el peligro que él si logra ver, de cierto modo cuando estoy cerca de Lyron noto la oscuridad que denota su mirada hacia mi persona.

Tomo una respiración profunda, mientras esa manada de pensamientos me aturde con violencia. Muevo la cabeza en negativa, al mismo tiempo que suelto un soplido.

—Solo son especulaciones de Daron y presentimientos estúpidos —digo en voz alta, negándome a creer en algo tan absurdo.

Me levanto de la cama para ir al baño a tomar una ducha, la excesiva sudoración de mi cuerpo me incomoda. Antes de adentrarme al cuarto de baño observo hacia la ventana desde mi posición y decido acercarme a ella, está entreabierta y una leve brisa se cuela. Contemplo el cielo que ya está pintado de negrura y decido cerrar con cerrojo, como si quisiera detener que algo más que la brisa entre por ella.

Una vez dentro del baño contemplo mi reflejo en el espejo un momento y me digo a mí misma que solo ha sido una pesadilla horrible que no deseo volver a experimentar. Ha sido tan desagradable, que ha dejado un sabor amargo en mi boca debido a lo real que se ha sentido. Dudo poder olvidarla alguna vez. Camino a la ducha y doy el agua caliente, después la fría, hasta lograr el punto que quiero. Me despojo de la ropa sudorosa y me meto sin pensarlo debajo del agua templada.

Diez minutos bajo el agua me son suficientes para despojarme del sudor y olvidar por un momento esta atormentadora situación. A veces siento que no soy capaz de distinguir entre lo que es real y lo que no, siento que me volveré loca si lo intento.

Cierro la llave de la ducha y tomo la toalla que cuelga de un pequeño gancho, seco mi cuerpo antes de salir y enrollo mi cabello en ella. No me preocupa cubrir mi cuerpo, porque estoy sola en casa y no veo la necesidad de hacerlo. De pronto recuerdo los números que Daron anotó en el dorso de mi mano y siento pánico, reviso mi mano con precipitación y veo que se ha borrado casi por completo. Camino a pasos apresurados hacia la habitación y busco mi celular, prendo la linterna y la apunto hacia mi mano, entonces puedo ver la marca de los números escritos con el lápiz gel de tinta azul. Digito los números uno por uno en el celular y lo guardo con su nombre entre mis contactos. Aprovecho para mirar la hora y me sorprendo bastante al percatarme de que son las una de la madrugada. Aviento el celular a la cama y quito la toalla enrollada en mi cabello para terminar de secarlo, luego vuelvo a envolverme en ella y me dirijo a ver si Johnvid ha llegado. Pero cuando lo hago, no hay nadie en la casa aparte de mí.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora