Capítulo 13

38.6K 3.3K 589
                                    

NATHALIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NATHALIA

En la siguiente clase busco al nefasto sujeto exhaustivamente con la mirada, y al parecer no tiene esta clase conmigo. Debo alegrarme por ello, sin embargo, me siento algo decepcionada y no porque tenga la necesidad de verlo otra vez, sino porque quiero que me dé respuestas. Se comportó como un idiota, al haberse ido y haberme dejado con todas las dudas esparcidas en mi mente. Es tan despreciable y raro al mismo tiempo, sin la necesidad de esmerarse en ello.

Tengo el presentimiento de que Lyron y él ocultan algo, tuvo que haber pasado algún acontecimiento importante entre ambos, que ha hecho que se detesten como evidentemente pude notar que lo hacen y como él me confirmó. Eso solo abre un hueco más grande en mi monomanía de querer saber las cosas.

¿Por qué siento dicha curiosidad por saber más sobre ellos?

Ni siquiera puedo tratar de engañarme a mí misma, sé perfectamente por qué quiero saber más sobre ellos y eso se lo debo a Aileen.

Ellos son como un par de imanes arrastrándome hacia ellos, me arrastran de manera que me es imposible olvidar y mantenerme alejada. Evitar cualquier pensamiento que se me atraviese en la cabeza, me resulta una tarea complicada.

La señora Crosby escribe en la pizarra algo a lo que no le estoy prestando la atención que requiere, ¿verbos, gramática? No lo sé, mientras con mi pluma garabateo líneas en mi cuaderno, mis ojos observan el salón, todos están en silencio escribiendo en sus cuadernos, nadie se atreve a murmurar nada, porque saben cuánto aprecia la señora Crosby que se mantenga así. Ella comienza a explicar lo que ha anotado, pero su voz parece muy lejana ante mis oídos. Miro mi cuaderno y me percato de las líneas sin sentidos que estoy haciendo.

Otra vez me siento observada, vuelvo a mirar a mi alrededor, pero no hay nadie en la sala que me esté mirando. Vuelvo mi vista hacia mi cuaderno y me enfoco en seguir dibujando círculos y líneas sin sentido. Pero me quedo verdaderamente en blanco y me sobresalto al escuchar un golpe en la puerta; miro hacia ella de la misma forma que lo hacen todos mis compañeros y el corazón me empieza a latir precipitadamente, me atrevo a decir que puedo escuchar sus golpeteos de tambor en mi pecho.

Me siento ansiosa, la idea de que sea ese rubio estúpido y misterioso, que llega de nuevo tarde a clases, me emociona de una manera estúpida y no es porque me interese él en lo absoluto. Lo único que me llama la atención, es el hecho de que quiero obtener mucha más información sobre su advertencia y de paso escupirle en su cara lo imbécil que es.

La señora Crosby mira hacia la puerta sobre sus anteojos y luego vuelve la vista al grupo de clases. Observa uno por uno, hasta que sus ojos se detienen en mí.

—Señorita Chardin, sea tan amable de abrir la puerta —dice mirándome, mientras ella se encamina hacia su escritorio.

Me quedo en silencio observando su arrugado rostro, mientras en mi mente la vocecilla malvada de mi interior dice: ¿por qué no lleva su arrugado trasero hacia la maldita puerta y la abre usted misma? Sin poder quejarme o negarme, me pongo de pie. Camino hasta la puerta con la mirada de todos mis compañeros sobre mí. Cuando mi mano rodea la manija para poder abrirla, me percato de que está sudorosa e incluso me tiembla. "Estúpida", me grita mi yo interno y finalmente abro la estúpida puerta.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora