Mi boca se abre ligeramente por la indignación.

—¿Cuál es tu afán de que abra mis piernas? —cuestiono—. Un amigo no se pasaría todo el tiempo restregándole a su amiga su decisión de mantenerse su cavidad vaginal cerrada, al contrario.

Me ignora y vuelve a caminar.

Lo sigo detrás, entretanto bajamos los anchos escalones.

Él todavía sigue sonriendo.

—Chienne —dice deteniéndose al final de estos—. Eso es lo que hace un verdadero amigo y por eso siempre te lo estoy diciendo —Se acerca a mí y me toma de los hombros—. Relájate y ábrete al mundo de los penes —extiende sus brazos como si me mostrara algo con demasiado entusiasmo —. Pareces una adolescente esperando al amor de su vida, o peor aún, una monja esperando a que el espíritu santo venga y germine dentro de ti.

—Eres grosero —Hago una mueca y Vid continúa su camino hacia el otro extremo del campus, en donde se encuentra el casino de la universidad y la cafetería.

Mejor será ignorarlo para que cambie el maldito tema.

—¿Vamos al casino?

—¿No es obvio? Almorzaremos ahí, quiero que conozcas al chico del que te hablé —contesta girando su mirada hacia mí.

—Vid... —Me detengo.

—¿Sí? —también se detiene volteando a verme.

—Apenas son las una y sabes que el casino abre a las dos.

Mis cejas se levantan al ver su cara de confusión absoluta.

—¿Estás bien? —pregunto.

—Siento como si hubiera estado en un trance... —dice casi en un susurro.

—Pues te comportaste muy raro cuando viste a ese chico...—hago una pausa cuando recuerdo el sueño—. El de cabello rubio...

—Creo que ando medio perdido hoy —entierra una mano en su cabello—. No sé qué me pasa.

—Yo sé que te pasa —levanto las cejas—. Eres una perra loca, eso te pasa y la calentura ya ha freído tu cerebro.

Se ríe ante mi comentario y yo hago lo mismo. En cosa de segundos se aparece un chico a nuestro lado. Vid y yo pegamos un salto.

—Hola, Johnvid —saluda el muchacho con una sonrisa.

Es el mismo que me mostró cuando estábamos en los casilleros esta mañana. El del cabello negro azabache.

—Hola, Lyron. Te presento a Nathalia —dice señalándome—. Nat, te presento a Lyron.

—Un gusto —digo observando con desconfianza, la sonrisa que por unos segundos me parece lo más macabro que he visto hoy.

—El gusto es mío —dice él y me toma la mano para depositar un beso cálido en ella.

Tiene un aspecto que me produce escalofríos de tan solo verlo. Es parecido al chico de la Revit Roamer, y su estatura es una cabeza menos que la del rubio. Su cabello es de un castaño muy oscuro, que llega a parecer negro y lo lleva peinado hacia atrás. Sus ojos son de un azul bastante claro y su mirada parece esconder algo. Su piel parece bronceada por el mismo Dios. Su sonrisa luce una perfecta dentadura y el estilo de su ropa es similar al del otro. Sinceramente, concuerdo con Johnvid, tiene unos ojos que te mueres. Es demasiado atractivo.

—¿A dónde iban? —pregunta.

—Sabes... me perdí un poco en el tiempo —contesta Vid—. Te había dicho para que almorzáramos juntos, pero Nathalia me recordó que el casino lo abren a las dos. Lo había olvidado por completo.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora