CAPITULO 30

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Vestía todo de negro, sus alas contrastaban con el color de su indumentaria, detrás de él, se visualizaban a través de un enorme ventanal, nubes oscuras.

-Tamiel. -Lo reconoce mi demonio.

-Owen. -Contesta él a manera de saludo. -Bien hecho, ya tenemos otra llave.

Vuelvo a ver a Owen con indignación.

-No Jade, no es lo que crees. -Me sostuvo suplicándome con la mirada que confiara en él.

-Somos tres contra uno.-Señala Adriel endureciendo el rostro.

-Sí claro, un ángel que está aprendiendo sus cualidades, un desterrado sin poderes. -Refiriéndose a papá, y una.... No sé ni cómo llamarte cariño.

Me molestó sobre manera la forma tan despectiva en que me llamó, ¿Dónde estaba Kali ahora que la necesitábamos? Y ¿Cómo era posible que pudiera tener su condición de ángel si estábamos en la tierra?

-Owen no te lo pediré una segunda vez, dame la llave y ven conmigo.

-No. -Respondió él con seguridad, colocándose a nuestro lado.

-Imbécil. -Espeto Tamiel con desprecio y con un solo movimiento de su mano, tanto papá como Adriel, fueron suspendidos quedando estampados contra la pared sin poder moverse, como si una fuerza los presionara.

-La llave Owen, no me hagas repetirlo.

Me demonio me colocó detrás de él, no podía hacer mucho con el aro puesto, es cuando lo toqué y éste se desvaneció. Owen me miró sorprendido, entregándome la llave.

-Que conmovedor, creo que vomitaré, ustedes dos nos son rivales para mí.

-Eso lo veremos. -Le dice Owen mirándolo amenazante.

Entre los dos comenzamos a pelear en contra de él, pero se movía a la velocidad de la luz, no podía verlo. De repente me vi pegando de costado, sobre una de las columnas, quise levantarme pero no podía, no aguantaba el dolor. Owen siguió enfrentándolo, Tamiel lo golpeó por el rostro, cayendo de espaldas.

-Mediocres, no son rivales para mí, la llave Owen o ella muere.
-Me señaló. 

-No. -Apenas pude expresar al comprender su intención.

-Lo lamento Jade, no permitiré que nada te ocurra, no lo soportaría. _Me quitó la llave.

-Aquí está, pero no le hagas daño.

-Siempre supe que no podíamos confiar en ti, te arreglaré, serás mi mascota.

Caminó hasta donde estaba Owen, tomó la llave guardándola en su gabardina, hundió su mano en el pecho de él, que comenzó a gritar del dolor, la mirada de Tamiel es de satisfacción, pude ver como una energía negativa brotaba hacia Owen, cuando terminó, retiró su mano, el cuerpo de Owen se precipitó al suelo inconsciente.

-Debería de matarlos a los tres aquí, pero estoy de buen humor hoy, nos veremos luego. -Me vuelve a ver desapareciendo los dos.

Papá y Adriel son liberados, caen con agilidad.

-Owen. -Digo poniéndome de pie con ayuda de papá.

-Lo lamento hija.

-Todo esto fue premeditado.
-Espeta Adriel con enojo.

-"Premeditado" -Repito casi gritando. -Te salvo la vida, deberías estar agradecido. Estarías muerto si él no te advierte.

-¿De verdad creíste todo este teatro? Él siempre lo supo.

-No es verdad. -Lo defiendo.
-¿Cómo puedes atreverte siquiera a mencionarlo?

-Te dejas nublar la vista por el amor hacia él, un amor que por cierto, sabes es prohibido. Es mitad demonio Jade, ¿Qué se necesita para convencerte?

-Cállate, tú no sabes nada.

-Jade, suficiente. -Me reprende papá.

-¿Por qué no pueden creerlo? No lo conocen como yo, no se atrevan a juzgarlo. -Lloraba sin poder evitarlo.

-Estás tan ciega que no puedes ver lo que tienes frente a tus ojos. -Me afirma Adriel.

-Les demostraré a todos que se equivocan.

Adriel no dice nada más, extiende su mano y la tomamos para aparecer en el Limbo, apenas llegamos me voy corriendo, necesito estar sola.

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Narra Reivel:

-Fuiste muy duro con ella. -Le reclamo a mi amigo.

-Tu hija es tan testaruda como Agatha, de tal palo tal astilla. Es desgantaste lidiar con ella.

-No te atrevas Adriel a meterte con mi familia, cuida tus palabras. -Lo amenazo.

-¿Qué sucede aquí? -Agatha llega cargando a nuestro hijo. -¿Dónde están Jade y Owen?

-Larga historia. -La miro de reojo.

-El enemigo ya tiene dos llaves.
-Le señala Adriel. -Y es culpa de tu hija.

-Basta. -Me veo gritando. -Es suficiente. -Pronuncio molesto.

-Adriel, Reivel, ¿Quieren decirme que está pasando?

-Pregúntale a Jade. -Adriel desaparece quedando solos.

-Perdimos la llave. -Le hago saber a mi esposa.

-¿Cómo? -Sus ojos miel me escudriñan.

Comienzo a contarle con lujo de detalles, cuando termino ella está meditativa.

-Pobre Jade, ve a buscarla, te necesita.

-Creo que deberíamos darle su espacio. -Aconsejo.

-No, ella se siente culpable, no te lo puedo explicar, instinto de madre quizás. Ve con ella, aconsejala. Siempre te ha escuchado, tiene mejor relación contigo que conmigo, por eso prefiero quedarme aquí y que vayas tú.

Voy en busca de Jade, todo se está complicando, tenemos tres llaves, ellos dos, y un terrible presentimiento me indica que pronto vendrán a buscar las restantes. ¿Qué le diré a Jade? Ya ni siquiera sé si puedo confiar en ella, no cuando sus sentimientos la ciegan y no la hacen aceptar la posibilidad de que Owen nos ha utilizado para llegar a las llaves. Tal vez Adriel tenga la razón, o tal vez no, no estaría de más la iluminación divina en estos momentos.

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Bueno, tres capítulos más subidos. Lo siento, creo que seguiré actualizando solo los lunes, me queda súper difícil hacerlo más seguido. No me maten y quieranme mucho.

Saludos,

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora