CAPITULO 10

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Owen continuaba reclamando mis labios, yo lo abrazaba más fuerte, estrujándolo junto a mí, sin la intención de dejarlo ir. Aquel beso me tenía por completo hipnotizada, todo mi organismo reaccionaba respondiéndole, saboreando el néctar de sus labios, la dulzura de su lengua que se compenetraba con la mía.

Owen se separó dejando un vacío en mi boca, la necesidad de continuar embriagándome de aquel beso, con nuestras respiraciones aceleradas nos quedamos mirando uno a centímetros del otro, no me di cuenta que nos había cubierto a ambos con mis alas.

-Esto no está bien. -Dijo él recuperando la compostura pero sin soltar su agarre de mi cintura.

-Crees que no lo sé. -Respondí acariciando la leve capa de barba que empezaba a formarse en su rostro. Era suave y delicada, tentaba a seguirla tocando, él sonrió.

-¿Qué nos está pasando? -Me consulta, pero él no sabe el resto de la historia.

-Estábamos destinados a encontrarnos. -Bajo mi mirada.

-¿Qué? Jade mírame, ¿Hay algo que aún no me has dicho? ¿Cierto?

Asentí y me perdí en sus profundos ojos oscuros.

-La Pitonisa me dijo que tú y yo, somos Los Ungidos, los únicos con el poder de ubicar las llaves.

-El sueño. -Entiende él de inmediato.

-El sueño. -Repito.

-Claro, somos capaces de sentir las llaves. -Afirma.

Nuevamente asiento, pliego mis alas y recuesto mi cabeza sobre la columna. Owen se aleja un poco de mí meditando todo.

-¿Y necesitamos estar juntos para que funcione? -Pregunta interesado.

-No lo sé, no te conocía cuando tuvimos el primer sueño.

-Eso es verdad. -Parece decirlo para él mismo.

-Asocio que estos sentimientos que tenemos hacia el otro, están fuertemente ligados a esa unión. _Expliqué.

-Tiene lógica. -Me sonríe.

-¿Cómo debo interpretar eso? -Me cruzo de brazos.

-No te enfades Jade, es solo que nadie puede enamorarse de otra persona en cuestión de días, eso solo pasa en las películas cliché.

-No permitiré que te adueñes de las llaves. -Le advierto.

-Lo sé. -Me mira con el rabillo del ojo.

-Lo lamento. -Me disculpo.

-¿Por qué? -Frunce el ceño.

-Por esto. -Con mi poder de telequinesis lo empujo, y vuelvo a colocar el cristal en su lugar, volviéndolo a encarcelar.

-¡Oh vamos Jade! ¡Enserio!
-Exclama molesto. -Creí que nos estábamos entendiendo.

-No confundas sensatez con sentimientos. No voy a dejar que destruyas a la humanidad porque tu egoísta persona desea ser un demonio puro.

-Y sigues con lo mismo. -Espeta enfadado.

-Eres un maldito engreído, que no piensa más que en sí mismo. No permitiré que dañes a los que amo ¿Me entiendes? Voy a dejar a un lado lo que me ata a ti, y seré la cazadora que siempre he sido. Te quedarás aquí hasta que encontremos todas las llaves y las destruyamos.

-No dejaré que lo hagas. -Me sostiene con seguridad.

-Como si pudieras salir de ahí. -Me cruzo de brazos, él se queda observando la celda de energía.

Le doy la espalda y me siento en un sillón alargado con respaldar acolchado. Estoy cansada, no he dormido desde que Owen me raptó. Cierro los ojos y sin dificultad me duermo.

*************

Es de día pero atardece, hace mucho calor, las arenas del desierto cubren mis pies desnudos. Nuevamente me encuentro en mi condición de ángel, me elevo unos metros para ver dónde me encuentro y diviso lo que parece ser una construcción antigua abandonada.

Vuelo hacia allá y desciendo, entrando por la mal trecha puerta, adentro no hay nada, sólo ruinas y desolación pero algo me alerta, claro, obvio que no estaba sola.

-Sal de ahí Owen. -Le inquiero.

Él lo hace detrás de una pared y me sonríe.

-¿Soñando otra vez conmigo? No pensé que te traía tan loquita por mí.

-Idiota. -Expreso mirando a mi alrededor.

-Creo que aquí está la segunda llave. -Me hace la observación.

-Pero qué inteligente eres, jamás se me hubiera ocurrido. -Dejo ir con sarcasmo.

-La encontraré primero. -Me advierte.

-Deberás de escapar de tu prisión.
-Le señalo.

-Ya lo hice. -Me asegura.

*******************

-Jade, Jade despierta. -Me zarandeaban sin delicadeza.

-Ummm. -Abro los ojos y veo a un molesto Anael en frente de mí.

-Lo siento me quedé dormida. -Me disculpo.

-¿Lo dejaste ir? -Me cuestiona.

-¿Qué? ¿De qué hablas? -Lo vuelvo a ver extrañado.

-De eso. -Me señala donde la jaula está vacía. Adriel inspeccionaba el área. Todo sucedió muy rápido, Adriel quitó uno de los cristales, no me dio tiempo de advertirle a tiempo.

Owen apareció, se había hecho invisible, no entiendo cómo, pero no percibieron su esencia, pero yo sí. Owen se desvaneció mostrando una sonrisa de triunfo, sabía a donde se dirigía, a buscar la segunda llave y no se lo haría fácil.

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora