Capítulo 38: "-¿Rubia? Estás más pálida que de costumbre

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Capítulo 38:

"-¿Rubia? Estás más pálida que de costumbre"

Miré hacia la pequeña ventana que se encontraba arriba de esas frías paredes. Era la única ventana que había en el lugar. Por lo demás todo estaba oscuro. Afuera se escuchaba una fuerte tormenta, la lluvia azotaba con fuerza, acompañada de truenos que retumbaban el pequeño lugar en el que nos encontrábamos. Cerré los ojos, pensando en Frankie; debería de estar en su cama, abrazándola para que no temiera de la tormenta. Y no aquí.

Me pasee de un lado hacia otro, viendo hacia los malditos barrotes de la celda donde nos habían encerrado. Todo había salido perfecto en esa casa, Aaron estrenaría un nuevo corte y depilación de cejas, además de que su foto, donde apenas se podía apreciar su pequeño miembro, se encontraba en mi teléfono, lista para ser utilizada si fuese necesario. Nadie se había enterado, ni el mismo hijo de perra lo hizo, pero ese policía tuvo que vernos al bajar de la ventana...

Miré hacia la mierda que llamaban cama; no era más que un asqueroso catre con los resortes salidos por todos lados. Ahí, Sky estaba acurrucada bajo los brazos de Caleb, con su mirada perdida hacia la pared. Thomas estaba del otro lado, jugando con una pelota de tenis para pasar el rato.

¿Cómo demonios llegamos a esto? ¿Cómo diablos ahora nuestro expediente estaría manchado?

(...)

Unas horas antes

—De prisa, que si nos descubren no podré ir a la universidad —susurró Caleb, saltando hacia la habitación.

Todo estaba en penumbras, Sky encendió un pequeño foco, iluminando cada parte del lugar. Aaron estaba acostado boca abajo sobre su cama, sus ronquidos resonaban por todo el lugar. Sonreí a boca cerrada. Definitivamente Frankie se había salvado de permanecer al lado de alguien tan desagradable como ese sujeto.

La rubia puso su mochica en el suelo, se agachó a su lado y comenzó a buscar en ella. Sacó un pequeño embace, junto con un paño, observé como empapó el paño con el líquido y se lo tendió a Thomas.

—Ponle esto sobre su nariz.

Thomas tomó el paño y trató de llevarlo hasta su propia nariz. No sabía lo que era, pero por impulso golpee su mano.

—¿Qué? —gruñó.

—¿Acaso quieres dormirte profundamente, idiota? —espetó Sky, poniéndose de pie.

Sus ojos se abrieron ante tal reconocimiento. Sonreí, sacudiendo la cabeza, preguntándome donde rayos esa rubia sacaba tales cosas.

—Pero ya Aaron está dormido —dijo Caleb, pasando nerviosamente una mano sobre su cabello.

—Es solo para que no se le ocurra despertar mientras estemos aquí.

—Yo... no quiero hacerlo —puse los ojos en blanco, mientras le arrebataba el paño a Thomas.

—Eres un cobarde.

Caminé hasta la cama, y coloqué suavemente el paño sobre su nariz, Aaron apenas y se movió. Una sonrisa de satisfacción comenzó a dibujarse en mi rostro. Solo era una pequeña lección, así, tal vez el niño aprendería que con la chica que había nacido predestinada a pertenecer a Gael Green, no se podía jugar.

—Con eso es suficiente, tampoco queremos matarlo —Sky alejó mi mano.

—Vale, ¿Ahora qué sigue?

—Denle la vuelta y quítenle la ropa.

Tragué saliva mientras observaba a la rubia con los labios fruncidos. Oh no, claro que yo no haría eso. No pensaba tocar al bicharraco ese. La sola idea me provocó náuseas. Caminé hacia la ventana y saqué la cabeza, inhalando y exhalando pesadamente.

No te enamores de Gael Green © [S.U.D.C #2] ❌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora