—Un golpe es un golpe, siempre duele. —Asentí mordisqueándome el labio inferior. —Según dónde te den y cómo te den puede doler más o menos. —Camila quitó un mechón de pelo de mi cara y lo pasó tras mi oreja. —Pero si te han dado justo en la parte más posterior puede hacerte muchísimo daño.

—¿Por qué?

—Porque ahí son todos vasos sanguíneos y es una parte muy sensible. No es lo mismo que si...

—¡Hey! —Levanté la cabeza de golpe y vi a Vero con una gran sonrisa y las manos en la cintura. —¿No pensabas decirme que ibas a venir? —Steven apareció por detrás y puso las manos en los hombros de Camila.

—Lo siento, pero me la llevo. Es mía. —Sabía que lo de Steven era una broma, Camila sonrió un poco y se levantó, yendo con él.

Vero se sentó justo frente a mí y sujetó la bolsa de hielo con una gran sonrisa. Sinceramente, Vero me dejaba absolutamente embobada mientras miraba su sonrisa.

—¿Estás bien? Parece que te diste un buen golpe. —Retiró la bolsa y no supe ni qué decirle, porque en ese momento comenzó a mirar mis labios. —Mala idea sería besarte ahora, ¿verdad?

—Sí, uhm... —Apreté los ojos con una sonrisa, y es que aquellas pequeñas tiras obstruían mi labio. —Mal golpe.

—¡Eh! Vamos a jugar por parejas, ¿venís? —Dijo el novio de la chica afroamericana. En el acto, Vero se levantó y extendió la mano para que fuese con ella.

—Mmh... Yo no tengo pareja. —Dinah se encogió de hombros apartándose de la mesa de billar.

—Lauren juega conmigo. —Vero me cogió del brazo acercándome a la mesa, cogiendo un palo para nosotras dos.

—Está bien. —Miré a Michael que estaba sentado en una esquina, pero Camila se adelantó a lo que yo estaba pensando.

—¿Por qué no jugáis los dos juntos? —Los señaló a los dos con las cejas alzadas. Michael se señaló a él mismo, levantándose del sitio casi como si no fuese consciente y caminó hasta Dinah.

—P-Pero... Yo no quiero que tu novio me mate. —Dijo en voz baja, y evité reírme apretando los labios.

—Cállate. —Dijo Dinah soltando una pequeña risa, cogiendo el palo de los dos.

Steven tenía agarrada a Camila de la cintura hasta que ella cogió el palo, entonces se puso delante arrebatándoselo de las manos. Ella quedó algo aturdida mirándolo, pero el chico ya estaba sacando punta con el taco azul.

—¿Quién empieza? —Preguntó la chica afroamericana. La chica más bajita estaba a su lado, y lo que me hizo más gracia es que el palo era más grande que ella.

—Yo. —Steven me miró con ojos duros, y miré a Vero para saber qué estaba pasando, pero no entendía nada. Ella se encogió de hombros.

Puso la bola blanca en la mesa y se agachó sobre la mesa. Pasó unos segundos observando las bolas, sopló en las puntas de sus dedos, movió su cuello para crujirlo y luego golpeó la bola blanca para dispersar las demás por toda la mesa. No metió ni una. Todo el mundo se quedó en silencio.

—¿A quién le toca? —Preguntó Camila, y Normani —creía que se llamaba así— señaló a Michael.

—¿Yo? Yo no sé cómo jugar a esto. —Dinah se acercó a él mirándolo a los ojos, poniéndole el palo entre las manos. Luego empujó su hombro hasta que lo agachó sobre la mesa. La rubia puso la mano sobre la de Michael. Para que os hagáis una idea, la mano de Michael ponía agarrar toda mi cabeza, o quizás sostener una calabaza agarrada con una sola mano. Era enorme, pues la mano de Dinah a su lado parecía pequeña.

blue nighttimes; camrenWhere stories live. Discover now