Konoha Apocalipsis [Temp #1]

Casi Primavera

La vista que tenia del lugar hace 5 meses atrás me hubiera parecido perfecta. Las hojas de los árboles teñidas de varios colores cálidos producto del otoño, los pájaros cantando, los niños jugando bajo la atenta mirada de sus madres en aquel parque y el lago del fondo como punto de fuga hacían de ese paisaje perfecto para una foto de revista, desde aquel puente donde me encontraba parado siendo sostenido por unas ya oxidadas y rotas barandillas, hace 5 meses eso me hubiera parecido magistral luego de un día agotador en la escuela.

Desvié mi vista de aquella horrorosa escena que me ofrecía el recién mencionado paisaje en la casi primavera, di una vuelta directo al auto que tenia en frente de un color gris oscuro con unas manchas conocidas, observe a Kurama que se encontraba entre los pies de Himawari, quien estaba en los brazos del Morfeo, enciendo el motor del auto una vez adentro, cierro las ventanillas dejando una abierta para Kurama y me dirijo a la nada como siempre desde ese otoño que ya paso.

Aquel auto que logramos conseguir luego de escapar de aquel lugar en la sexta luna de otoño, era lo mas cálido que pudimos encontrar, tanto que ya formaba parte de esta pequeña familia que conformaba junto a Himawari y el gruñón de Kurama.
Kurama sacaba la cabeza por la ventanilla trasera luego de que me molestara, disfrutando como si nada de la vida mientras el viento golpeaba su rostro y sacaba su lengua demostrando felicidad. Kurama no ladraba, no podía ladrar en zona de peligro y el lo sabia, estaba entrenado, estaba muy bien entrenado como un buen perro-zorro guardián.

Himawari llamo mi atención con un sonoro bostezo y sus ojos celeste mar con ese destello de luz, de inocencia, de vida del qué los demás carecían por el momento. Sus ojos me parecieron lo mas hermoso que ví en el dia, me saludo con una sonrisa y un cálido "Buen día" siendo ya las tres de la tarde, saludo a Kurama y este movía alegremente su cola peluda.

Luego de casi una hora de viaje estacione en medio de una carretera desconocida, tome a mi mejor amigos desde ese otoño y baje del auto, Himawari imitó mi acción y le abrió la puerta a Kurama quien corrió como si su vida dependiera de eso. Mi hermana, Himawari, señalo un cartel deteriorado, manchado, roto y notablemente descuidado que estaba a un lado de esa desolada carretera por el cual habíamos parado, y en el se podía leer con una pintura negra y fresca, "Bienvenidos" y unas anotaciones más.