Ella abre los ojos un poco al mirarme y luego una sonrisa malévola se desliza por su rostro.

-¿Que tenemos aquí?¿Un moretón oculto bajo cinco capas de corrector? -toca la zona cerca de ojo y yo se la aparto de un tirón-. ¿Acaso en tu casa te golpean, niñata? ¿Te golpean? ¡La dulce y perfecta Holly Evans es golpeada en su casa! -grita y suelta una risotada.

La rabia no puede más conmigo. Con mis padres no. A mi familia nadie se atreve a insultarla sin salir con algo quebrado. Esto ha sido el colmo, la gota que rebalso el vaso, el combustible que avivo el fuego provocando un incendio.

-Hunter ¿escuchaste...?

Me abalanzo sobre ella, y la tiro al suelo con fuerza. Ella grita con los ojos bien abiertos. Mi movimiento la ha tomado por sorpresa porque no siento defensa por parte de ella.

Aprovecho esos pequeños segundos para colocarme encima de ella a horcajadas y estamparle un puñetazo en la mejilla y otro en la nariz. Ella chilla y se queja del dolor y me siento poderosa, al fin puedo descargar mi ira interior. Hacia ella, hacia los malditos de la fiesta, hacia Hunter, hacia mis padres por esconder secretos a mis espaldas...

Pronto la chica frente a mi comienza a intentar quitarse de su lugar e intenta volverse hacia abajo. Clava sus uñas en mis brazos cuando intento propinarle otro golpe en la cara y rasguña mis antebrazos.

-¡Zorra! -grito-. ¡No te atrevas a hablar de mi familia! -le propino una dura cachetada.

No escucho nada de lo que pasa a nuestro alrededor solo la ira que me está cegando.

Unos brazos me sostienen por la cintura y yo intento zafarme para continuar golpeando a esta zorra frente a mi. Pataleo e intento abalanzarme otra vez contra ella y el mismo que me tiene en brazos tira de mí hacia atrás. Veo como Kendall se limpia la sangre de su boca y su nariz mientras Derrick la ayuda a levantarse. Ella hace lo propio para volver a atacarme pero él se lo impide tirándola hacia atrás.

-¡Maldita gorda! ¡Desearás no haberlo hecho! ¡Tenlo por seguro que me encargare de eso!

Vuelvo a querer ir a por ella pero los brazos me retienen y me quejo. Respiro por la boca y unos sonidos horribles salen de ella.

Miro a mi alrededor y veo que los estudiantes están con sus celulares grabando todo y formaron un círculo a nuestra pequeña función.

-Tranquila...-susurra la voz de él en mi oído-. Cálmate, si no quieres tener más problemas.

Inhalo y exhalo una y otra vez intentando tranquilizarme pero no lo logro. Sigo queriendo más. Quiero que se retracte y me pida disculpas. Puede meterse conmigo y mi situación física, pero no con mis padres y mucho menos inventar cosas horribles de ellos como que me golpean.

Siento que me cargan por la cintura cual niña pequeña y me aleja de ese lugar, bajo el escrutinio de todos los estudiantes incluyendo Kendall.

Enrosco mis piernas alrededor de su cintura y paso mis manos por su cuello, para sostenerme. Escondo la cara detrás de su cuello y siento su aroma tan familiar a menta y cigarrillo impregnado en él y me tranquilizo un poco. Escucho que abre una puerta y luego la cierra con seguro. Siento cuando me deposita en una superficie fría y cuando miro el ambiente, se que estamos en el baño de chicas.

Se coloca entre mis piernas y acaricia mis mejillas. Su toque provoca que miles de mariposas exploten en mi estomago recordándome el fin de semana que pase con él.

Coge un pedazo de papel a un lado de nosotros y lo pasa cuidadosamente por mi boca, limpiando el rastro de sangre que al parecer no me había dado cuenta que tenía.

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