Me muevo un poco, descansando mi cabeza en su brazo, quedando a centímetros de su cara. Su mano libre, la coloca en mi cadera y yo pongo mi izquierda en su mejilla, haciendo pequeñas caricias con mi pulgar.

– ¿Puedo saber por qué?

Él me mira confundido antes de darse cuenta de qué estoy hablando. Me sonríe y procede a explicarme.

– Si no fuera por ellas, yo no estaría aquí. Mi mamá y mi hermana me abrieron los ojos cuando yo estaba ciego. Me hicieron sentir mejor con sus tonterías cuando yo estaba triste por los acontecimientos de ese tiempo. Si yo nunca hubiera visto a mi mamá y a Emma llorar esa noche, nunca habría seguido adelante. Me hubiera quedado estancado en esa estúpida y horrible etapa. Además de que me recuerda el nunca volver a hacerlas llorar...– se encoge levemente de hombros – Ellas son mis mujeres. – agrega con una sonrisa.

Le sonrío devuelta y beso la punta de su nariz.

– Eso es muy noble. Todo el significado del tatuaje en general. El que lo hayas echo porque ellas te ayudaron, porque son tus mujeres y el hecho de que sea en hebreo porque a tu mamá le gusta el idioma. A mi me gustaría hacerme uno, pero aún no encuentro una buena razón para hacerlo y no quiero que sea algo solo físico.

– Ellas no saben sobre el tatuaje. Cuando les dije mi idea, casi me clavan un tenedor en el ojos. – comenta riendo. – Lo hice a penas cumplí dieciocho. Y no tienes que tener una buena razón para hacerte un tatuaje. Solo algo que quieras tener marcado para toda la vida.

– Me gusta tu explicación. – digo bajando mi mano, apoyándola en su brazo entre su cabeza y la mía.

 Él me sonríe y mueve su mano en un intento de acariciar mi barriga. De hecho, lo hace, pero su mano se congela cuando siente el metal que decora mi ombligo. Su expresión cambia drásticamente: su boca y sus ojos se abren en asombro, intercambiando su mirada entre mi panza y mis ojos; yo no puedo mas que reír.

– ¿Tienes una perforación en el ombligo? – pregunta con conmoción.

– Sí – afirmo riendo – ¿No te diste cuenta cuando tenía el uniforme de animadora? Se puede decir que mi ombligo quedaba bien a la vista – comento aún riendo.

– No, estaba muy concentrado en pedirte un cita. O sea, sí vi tus largas piernas descubiertas, tus ojos resaltados con pestañas postizas y tu pelo recogido en una linda coleta; pero estaba mas nervioso en el posible rechazo si es que Robbie era tu novio. – niega con la cabeza antes de seguir hablando – No puedo creer que tengas el ombligo perforado.

– ¿Tan malo es? – pregunto alarmada.

Una parte de mi piensa que si no le gusta, desmontaría el aro de mi ombligo; la otra parte, se niega a deshacerse de algo que le gusta solo por la opinión de alguien más. ¿Alguien más? ¡Es Derek!

– No, para nada. – dice sorprendiéndome y aliviándome al mismo tiempo – Es... – se queda en silencio y ladea su cabeza a ambos lados un par de veces, pensando la palabra indicada – es sexi. – admite.

 No puedo evitar sonrojarme. Esta vez, le sostengo la mirada en vez de desviarla como siempre suelo hacer. Él me sonríe radiante, mostrando sus blancos dientes. Su mirada vuelve a mi barriga y su índice viaja desde la esfera más pequeña hasta la más grande, trazando una pequeña línea imaginara. Su dedo se mete ligeramente en el hueco de mi obligo, levantando la esfera grande para poder apreciar mejor la pequeña piedra turquesa; haciendo que me de piel de gallina.

– Definitivamente, es muy sexy.

 Vuelvo mi mirada a él y río por su comentario. Sostenemos miradas por no sé cuánto tiempo más; él acariciando el costado de mi cuerpo enviando choques de electricidad desconocida por todo éste, una buena. Sus ojos destellan adoración y amor y puedo adivinar que nos míos espejan los suyos. De pronto, me siento cansada y, sin realmente quererlo, rompo el contacto visual con Derek cuando un bostezo crece en mi garganta, provocando que cierre los ojos y tape mi boca con mi mano.

La vida de LorelayWhere stories live. Discover now