Capítulo 29

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 No sé cómo logré rendir los exámenes del lunes. En mi cabeza seguían rondando las palabras de Derek. <<Te quiero Lorelay>> todavía no puedo creer que haya confesado que me quiere. Mi mente sigue vagando por su cielo lleno de nubes totalmente blancas, donde lo único que se escucha y resuena son sus palabras. Las palabras que provocan mi delirio. Nate tuvo que pasar su mano frente mis ojos para poder traerme de nuevo a la realidad. Conversé con él en el medio día, contándole lo sucedido. Él me dio un gran abrazo y me felicitó, sabe lo apresurado que resulta todo pero me dijo algo que nunca voy a olvidar: <<Dicen que en el amor no importa la edad, la altura, la distancia y tienen razón... así que ahora yo te digo a ti, que no importa en qué momento te hayas dado cuenta que lo quieres, lo que importa es que lo hagas y que dejes que las cosas vayan a su propio ritmo. Las cosas apresuradas tienen consecuencias positivas cuando no alteras su ritmo. Solo tienes que dejar que desde ahora las cosas fluyan por su propia cuenta>> podría jurar que nunca imaginé tales palabras salir de la boca de mi amigo Nathaniel Stevens. Me conformo con que esté feliz por mi y me haya aconsejado.

 No hablé con mi mamá. Ella no fue a trabajar, ni siquiera bajó a desayunar esta mañana. Le pregunté disimuladamente a mi papá si habló con ella, pero solo respondió que sigue igual, no soltó ninguna palabra. No puedo hacer nada, sé que debería disculparme por la actitud que tuve ayer frente a ella, pero vuelvo a enojarme de solo pensar la actitud que ella está tomando.

 Hablé con Addie y Eppy, queriendo juntarme con ellas para contarles lo sucedió ayer, pero las dos tienen cosas que hacer, me decidí por contarles en ese momento; por teléfono. Sí. Casi me quedo sin tímpanos... solo me queda por decir que valió la pena, pude escuchar un grito de emoción de parte de Epperly, cosa que no sucede muy a menudo.

 Mi querido y amado hermano William se la pasa fuera de casa desde el viernes. Puedo suponer que es porque se junta con Jane y sé que debería sentirme súper celosa, lo estoy, pero no como lo estaría si la chica que le gusta es una completa zorra; a simple vista, ella es diferente. Estoy feliz de que haya encontrado alguien que le guste y sea como ella.

 A Aurora se le pasó el enojo en cuanto recurrí a ella para contarle que Derek me quiere. Le resultó raro que haya sido la primer persona a quien busqué, pero no pudo ocultar su completa felicidad. Las dos gritamos como tontas un rato antes de caer exhaustas en su cama. Le pregunté si hay algún chico que esté llamando su atención; tiene quince años y es cuando las hormonas comienzan a funcionar, no quiero que cometa el error que yo cometí tampoco...

 El martes pasó de igual manera, mi mente paseando por lugares que solo yo y ella conocemos, Nate bromeando por mis suspiros soñadores, Stacy igual de insoportable en la práctica, William desaparecido, Aurora escuchando Justin Bieber a todo lo que da con Charlotte, mis primas ocupadas con trabajos para universidad y colegio, mamá y yo seguimos sin hablar y a Robbie no lo veo desde el viernes pasado. Thomas y Zack comenzaron a molestarme – en el buen sentido – desde temprano con los mensajes para que mañana no falte al ensayo. Por supuesto que no. Además quiero ver a Derek. No me conformo con solo los mensajes de texto, quiero verlo, abrazarlo, besarlo y escucharlo decir que me quiere.

 Ese martes, saliendo de la práctica de animadoras, a penas salí del gimnasio, maldije para mis adentros. Olvidé venir en mi auto esta mañana. Demonios. Volví mi camino hacia los vestidores para ponerme el uniforme. Después tenerlo puesto – el del pantalón, por supuesto – dejé el bolso con el uniforme de educación física en mi casillero. Me puse el blazer, lo cerré hasta el cuello y me crucé el bolso marrón. Con un suspiro, salí de ahí para enfrentarme al helado frío otoñal que Londres espeta. Tengo que recordar guardar gorro y bufanda para estas ocasiones. Y el iPod con los auriculares. Al principio temblaba del frío, pero al momento mi cuerpo comenzó a entrar en calor. En estos casos tendría que tomarme un taxi, pero nunca traigo dinero al colegio, nunca creí necesitarlo.

La vida de LorelayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora