Capítulo 6

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 Desde afuera se ve como algo tan chico y por dentro es... ¿Enorme? Sí, es enorme. Dos enormes y altos hombres parados uno a cada lado de la puerta doble, comprobando que la gente que quiera pasar dentro, tenga la edad suficiente. Giro hacia mi derecha y me encuentro con una Maddison demasiado feliz. Saco mi labial rojo de mi cartera y codeo a mi prima para llamar su atención. Ella se gira a verme.

 – Píntame – le dije mostrando el labial.

 Ella sonríe y procede a pintarme los labios. Luego me lo devolvue y saca pañuelos descartables de su cartera para que descargue un poco. Después, la pinto yo a ella e imita lo que antes yo hice.

 Cuando ambas estuvimos listas, sacamos nuestras identificaciones y nos dirigimos al club, pero antes de cruzar la calle, vi tres cabezas que me resultaron conocidas. Thomas y sus dos amigos – Zack y Derek, según recuerdo – están sentados en la vereda con la cabeza gacha. ¿Qué les pasará?

 – ¿No son esos tus amigos? – me preguntó Addie.

 – No son mis amigos pero sí, es hermano de Charlie y sus amigos. Veamos qué pasa.

 Ella asintió a mi petición. Nos fijamos que no pase ningún auto, y cruzamos la calle hasta donde están ellos.

 – Hey – dije para llamar su atención. Ellos levantaron la vista con semblante ausente, pero en cuanto nos vieron cambió a uno más... ¿Asombrado? – ¿Qué hacen aquí afuera?

 Thomas sacudió su cabeza y respondió en nombre de los tres.

 – No nos alcanzó para las entradas. Pensé que por conocer a Bob íbamos a poder entrar pero... ya ves – nos dijo dando una sonrisa triste.

 Iba a responder pero un celular comenzó a sonar con una canción que no conozco. Addie sacó su celular, miró a la pantalla sonriendo y atendió.

 – Hola... Bien, estoy con Lori en la entrada de By Deep... No... – su sonrisa se desvaneció – Estamos en eso... Elliot, estamos en eso, ¿Si? Y por favor no llames mas por hoy, mañana te llamo y nos juntamos... Pero nada, hoy quiero divertirme con mi prima y amiga, así que adiós adiós, te amo. – y cortó. Vaya, eso fue raro.

 – ¿Problemas en el paraíso? – le pregunté. Me fulminó con la mirada. Oh, vaya. Se puso de mal humor.

 – No solo me me costó bastante de salir sin él esta noche, sino que ahora me llama diciendo que no quiere que esté fuera del club sin que alguien me vigila ¡Quién se cree que es! Tengo veinte años, no quince, ¡Ni mi padre se comporta como él! – está furiosa, no le gusta que le digan lo que tiene que hacer – ¿Podemos entrar? En serio necesito entrar y no porque él me lo haya dicho.

 – Sí, seguro – me giré hacia nuestros, ahora atónitos por el cambio de humor de mi prima, espectadores – vengan con nosotras.

 – ¿Qué? – preguntaron asombrados al unísono.

 – Sí, si vienen con nosotras pueden entrar gratis y tomar gratis también, solo... ¿Pueden apurarse? – apuró Addie.

 – ¿Están seguras? – preguntó Thomas poniéndose de pie. Sus amigos lo imitaron.

 – Sí – respondí yo sonriendo amablemente – no creo que Bob nos diga algo.

 – ¿Conoces a Bob? – preguntó Zack mientras caminábamos hacia el club.

 – Sí, vine varias veces con mi papá cuando vino a revisar que todo esté bien.

 – Yo tendría que haber venido también, así habría conocido a Bob antes y el ya sabría que yo soy una Hastings. No puedo creer que haya pagado todo este tiempo – dijo Addie para sí misma sin poder creérselo.

La vida de LorelayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora