Capítulo 3

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Sanji se quedó pensativo ante la inminente huida del peliverde, ¿qué mosca le había picado?, estaba más raro de lo normal. Sanji salió a cubierta mientras encendía un cigarro, sus pensamientos volaron durante un rato hasta que se centraron en Zoro, ¿por qué le había estado observando mientras recogía el botiquín? Y no de cualquier manera, sino de una manera extraña, como si fuese...¿tierna? ¿Por qué al pensar en ello sintió una contracción en su estomago? ¿Por qué tuvo que ofrecerse a curarlo cuando tenían un medico a bordo? Él nunca se había ofrecido a curar ninguna de las numerosas heridas que le había hecho cuando peleaban juntos, ¿por qué esa si? Si ni siquiera fue culpa suya.

Sanji recordó la cara de Zoro cuando intentó descubrir el corte, era una expresión completamente desconocida, por pocos segundos había abandonado su seguridad, parecía frágil, como si fuera a romperse, sí, aquél espadachín que había sido cortado por la mismísima espada de Ojo de Halcón, parecía vulnerable ante el corte de la hoja de un cuchillo de cocina.

Todos dormían, sin embargo Zoro no podía, daba continuamente vueltas en su hamaca, hasta que un ruido le hizo abrir los ojos, el rugido de su estomago. Recordó que no había cenado, que el corte de la mano y la situación que habia experimentado con Sanji hicieron que en esos momentos se olvidara de que tenía hambre, sin embargo, ahora era más que evidente.

Se desplazó de forma silenciosa hasta la cocina, intentando no despertar a nadie, si le pillaba Sanji estaba perdido, no le gustaba que asaltaran la nevera con nocturnidad y alevosía, le parecía una falta de respeto hacía el resto de nakamas, Zoro nunca lo había hecho, pero estaba en un caso de fuerza mayor, el no había cenado y su estomago estaba vacío.

Al entrar en la cocina iluminada únicamente por la leve luz de la Luna que entraba por la pequeña ventana observó que había algo encima de la mesa, un vaso con un poco de lo que parecía ser Sake, y un plato de pescado con patatas asadas, lo que él pretendía haber preparado para cenar, junto al plato encontró un pequeño papel escrito:

"Para que luego digas que no cocino sólo para ti" Sanji.

Zoro sintió una punzada en el pecho, Sanji había preparado ese plato sólo para él, incluso sin saber si se lo iba a encontrar intacto a la mañana siguiente. Zoro tomó asiento y disfrutó de la deliciosa y exclusiva cena que le preparó su cocinero, espera ¿su cocinero? ¿Por qué utilizó ese posesivo? Cada bocado que daba al plato Zoro obtenía respuestas a sus preguntas, respuestas que a priori rechazaba, pero no podía engañarse a sí mismo, sabía lo que le estaba pasando, el porqué en esas últimas horas se había fijado de esa forma distinta en Sanji, y... El porqué había deslizado a propósito el filo del cuchillo por la palma de su mano.

Sanji le gustaba, no sabía desde cuando, ni en que medida, sabía que sentía una atracción física hacia él y que el comportamiento de éste hacia la navegante le ponía de los nervios, todo eran caprichos para ella, para él Nami era una prioridad, mientras que el Marimo era simplemente uno mas.

Sin embargo, su cabeza no podía pensar con claridad, si fuera uno más, ¿por que cocinó un plato únicamente para el? Si hubiera sido Luffy o Usoop, Sanji les habría dejado morirse de hambre hasta la hora del desayuno.

-Parece que te gusta el plato que te he preparado, ¿eh peliverde?

Una voz en la oscuridad sacó a Zoro de sus pensamientos, era Sanji, no podía verlo con nitidez pero reconocería su voz en cualquier parte, Zoro sintió cómo se sonrojaba, pero para la suerte de este la cocina estaba bastante oscura como para que el rubio lo viese.

-Si, esta muy bueno, a mi no me habría salido asi - dijo zoro mientras masticaba el último bocado que había en el plato.

- ¿Te duele todavía? - Dijo sanji señalando a la mano vendada del espadachín.

- ¿Que haces despierto a estas horas? -Pregunto Zoro ignorando la pregunta del cocinero.

-No podía dormir, y al ver tu hamaca vacía supe que estarías aquí contestó el rubio - ¿Te sigue doliendo? -Insistió

-No, sólo que es molesto a la hora de agarrar cosas - sentenció Zoro

Sanji se sentó al lado del Marimo, encendió un cigarrillo y tras dos caladas recogió el plato del espadachín, al instante se puso a lavarlo. Zoro pudo observar gracias a la luz de la ventana el torso desnudo de Sanji, su piel parecía hecha de porcelana, era tan blanca que incluso creía que era el propio joven el que desprendía la luz, quedó fascinado ante semejante belleza, sí, Sanji le gustaba, le atraía mucho, quería poder rozar su piel en aquel momento. Siguió observado su vestimenta, creía ver que solo llevaba los boxers puestos.

-No hace falta que recojas ahora, es muy tarde para ponerse a fregar- dijo el marimo cuando dejó de observar al cocinero.

-No te preocupes, ya he acabado - sonrió Sanji.

Sanji estaba en la cocina fregando el plato de Zoro, a conciencia había salido del camarote en boxer, sabía que si no se encontraba en el cuarto estaría comiendo, Sanji aceptó de una manera mas rápida que Zoro le atraía, no sabía hasta que punto, pero la tensión sexual que se había generado entre ellos mientras le curaba el corte era bastante notable. Sanji no era idiota, si le había curado el corte de la mano fue porque sabía que él mismo se lo había hecho, ¿lo habría hecho para llamar su atención?, era una posibilidad, Zoro es demasiado ágil con la espada, por lo tanto, era imposible que pelando una patata se hiciese semejante corte.

Sanji a pesar de estar todo el día babeando por Nami, lo que el peliverde no sabía, es que también babeaba por él, sí, era bisexual, ¿y qué?, si no había intentado nada con él era porque no mostraba ningún atisbo de atracción hacia el cocinero, así que solamente se limitó a tratarlo como uno más, pero...¿en que momento el espadachín había cambiado de parecer? Eso todavía era un enigma que tenía que resolver.

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Y hasta aquí el capítulo de hoy, muchas gracias por leer mi historia ^^.

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Entre La Espada Y La Pared (SanZo)TERMINADAWhere stories live. Discover now