53: Ten cuidado

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«Lime»

Cuando despierto ya es pasado el medio día. Miro a todos algo desorientada. Pollux viene hasta mi y me suelta las manos del soporte. Hace movimientos con la boca y las manos.

-Comer...-él asiente y me tiende la lata, nuestras municiones se estaban acabando y yo tengo planeado recuperar todas las fuerzas que pueda para lo que planeo hacer.

Termino la sopa, Pollux se sienta a un lado mío, aún se le nota en shock por la muerte de su hermano, Castor. Suspiro.

-Entiendo tu dolor- hablo en voz baja. Él me mira de reojo- todo lo que amo fue mutilado en manos de Snow, ¿sabés?. Mis padres, mi bebé, incluso Peeta. La verdad es que todos hemos sido destrozados en manos de Snow- dirijo mi mirada a Pollux, sus ojos lagrimean, se seca con el dorso de la mano- pero ganaremos esta guerra y todos los muertos podrán descansar en paz, sabiendo que Panem fue liberado de ese hombre. Es solo cuestión de días- Pollux asiente repetidas veces.

El día pasa lento y tortuoso por los comentarios de los demás, lo que pasaba era que Tigris no llegaba de su expedición para sacar información por los alrededores y todos temían lo peor pero llego y nos cocino un jamón y patatas. Todos devoramos la comida.

Luego de eso vemos la televisión donde agentes de la paz derriban puertas para refugiar a los capitolinos, también se informa que Snow dará asilo mañana en su mansión. Se da a saber que ayer hubieron disturbios, unos capitolinos mataron a una muchacha a palos ya que pensaban era yo.

-La gente se ha vuelto loca- murmura Delly con una mueca de horror e incredulidad.

-Ni que lo digas- la apoya Cressida.

-Solo muestran lo que son en verdad- digo- no por nada vieron por años los Juegos del Hambre.

Peeta llega con un mapa, todos nos acercamos mientras él marca cruces sobre el, luego se va junto a Delly a la cocina y después de un esto regresan.

-Pollux, Cressida, ustedes saldrán mañana por la mañana, antes que nosotros para servirnos de guía- los nombrados asienten- nosotros- se señala y luego a Delly- saldremos luego.

-¿Y yo qué hago?- pregunto. Las miradas de todos se dirigen a mi.

-No creo que sea conveniente que vengas con nosotros, Lime. Te puede dar un ataque y arruinarías el plan- dice Delly con una mueca. Asiento.

-Bien, eso es una probabilidad. Entonces voy sola- Peeta bufa removiéndose en su lugar- no me quedare aquí, no estoy segura de todas formas, si salgo puedo servir de distracción por si algo les sale mal- digo intentando convencerlos.

-Puedes perder el control- dice Peeta- ¿qué harás si pasa eso?.

-Si me vuelvo muto intentaré como de lugar a regresar- le miro.

-¿Si Snow te vuelve a atrapar?- miro a Delly- ni siquiera tienes un arma para defenderte.

-Me arriesgo a esa opción, al igual que todo ustedes.

Pasa un incómodo momento en silencio, todos me miran titubeantes, al final Delly me da la violeta pastilla que tanto he pedido.

-¿Y tú?- pregunto confundida.

-Estaré bien, tengo a Peeta, él no les dará la satisfacción de que me atrapen- sonríe amargamente. Miro titubeante la pastilla.

-Aceptala- habla Peeta con voz rendida- de todas formas estarás sola en esto.

-Bien.

Estamos un rato más arriba y luego volvemos a nuestra guarida. Me colocan en el soporte y enseguida me obligo a dormir. No es una noche muy tranquila, y con eso me refiero a todos. Las pesadillas nos atormentan como avalanchas.

Nos despertamos a las 5 de la madrugada. La tensión se siente en el ambiente mientras comemos, luego de eso Tigris nos arregla a cada uno durante una hora, dejándonos de modo que nadie nos pueda reconocer. Al final parecemos un puñado de refugiados más.

Esperamos para ver si hay alguna noticia interesante pero es lo mismo de todos los días. Cressida y Pollux son los primeros en ir. Mi estómago se contrae de nervios. Peeta se voltea y me toma las manos para sacarme las esposas.

-No hagas ninguna tontería- pide, dejando mis manos libres. Niego seria.

-No lo haré si no es necesario. Te lo prometo- él asiente y luego de titubear me rodea la cintura con sus brazos. Sorprendida me toma un tiempo devolverle el abrazo, rodeo su cuello con los míos.

-Ten cuidado- susurra antes de besar mi mejilla y separarse. Le miro con los ojos cristalizados. Él no voltea y se va junto a Delly.

-Estaran bien- habla Tigris. Le miro.

-Lo se, son fuertes.

Luego de que pasa un minuto salgo yo. Me cubro lo más que puedo el rostro y miro a mi alrededor, copos de nieve caen y la gente intenta taparse como sea, sin perder ese toque excéntrico.

Intento ver a los chicos pero no los distingo entre el gentío. Me concentro en dar pasos relajados y cubrirme. Los nervios devoran mi estómago y se que lo que tengo planeado rompe con todo el plan que tienen, pero debo hacerlo. Siento el peso de las barras de metal que tomé de la casa de Tigris golpeando en vaivenes mi pierna. Trago saliva y sigo mi camino.

Muchos niños van a mi lado, la gente solloza o gime de frío.

-¡Mantenganse a la derecha!- ordena un agente de la paz a unos metros de mi. Van mezclados entra la gente.

Hago caso y al avanzar unos cuantos pasos más una serie de disparos resuenan, una pequeña porción de gente cae al piso. Me tiro de igual manera y alzo la cabeza para mirar a mi alrededor, al no ver nada me levanto y me corro agachandome mientras tomo pausas para cubrirme con cualquier cosa. Avanzo unos metros. Tirados en el piso veo a Peeta y Delly, ignoro eso y sigo camuflandome. Alzo la vista al cielo y veo a los agentes de la paz caer de sus posiciones.

-Ayuda...-me giro alarmada y veo a un agente de la paz herido. Le miro con odio y le pateo la barriga para luego quitarle el arma.

Corro hasta la siguiente manzana, todo es un caos, los rebeldes llegaron y las vainas comienzan a jugar su rol, miro para atrás y veo la vaina que se ha activado, por suerte no estoy cerca. Sigo corriendo empujando a todo el que se me cruce con el arma bien sostenida, un hombre se tira sobre mi y comienza a forcejear con el arma. Le pateo y empujo lejos de mi para luego dispararle entre medio de las cejas. Luego llegaran los remordimientos por ahora solo sigo mi camino.

UNA HISTORIA DIFERENTE.➹Peeta Mellark.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora