23: Discurso.

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Despierto por unos gruesos brazos apretar con delicadeza mi cintura. Paso mi lengua por mis resecos labios y abro los ojos como plato.

Peeta me aprieta contra su cuerpo, su rostro esta pacífico. Siento nuestras piernas enroscadas. Mis mejillas arden ante la cercanía.

¿Cómo me desenredo sin despertarlo?.

Muevo mi pierna, Peeta parece percibir este movimiento ya que me aprieta contra él. Espero a que este profundamente dormido y empiezo a soltar de a poco sus brazos de mi costado, al conseguirlo ruedo fuera de la cama y gateo hasta la puerta para no hacer ruido, ya en el pasillo me dejo caer al piso exhausta.

-Vaya, vaya, pero que tenemos aquí- Haymitch me observa con los brazos cruzados y una mueca burlona- Saliendo del cuarto de Peeta, eh- comienzo a tartamudear- No, nada de explicaciones, total, ya están comprometidos, son libres de hacer...lo que quieran.

-No...,Haymitch, no es lo que crees, Peeta y yo, no...- se va meneando la botella de licor en su mano. Resoplo y me dejo tirar al suelo nuevamente.

***

-

Buenos días, Lime- saluda Peeta entrando a la sala.

-Peeta- le hablo con frialdad. Él se sorprende ante esto, me toma del brazo y susurra un "hablaremos luego" antes de que las puertas se abran y la gente del 12 nos reciba orgullosos.

Vamos a la villa de los vencedores, yo con dos tarros de gomitas asegurados bajo mis brazos.

-Bebé, felicidades por tu compromiso- saluda mamá abrazándome con emoción- Luego me contarás con todos los detalles posibles, bebé. ¿Cómo has estado?- le muestro los tarros de gomitas.

-Te mostraré lo exquisito de lo exquisito. Gomitas- me acerco al mesón de la cocina y abro un tarro.
Ella me observa entusiasmada.

-¿Puedo?.

-Claro- sonrío.

Ella saca una gomita y se la mete a la boca, a los segundos la escupe. Le miro ofendida

-No me han gustado- se excusa con una mueca divertida.

-¿Qué? Son lo más rico que he probado- rio- Seguro que a papá le gustarán- guardo el otro tarro en la alacena.

Me voy junto al tarro hasta la sala de estar para poder comer con tranquilidad. La puerta suena, mamá va a abrirla.

-Peeta, que sorpresa, cariño. ¿Cómo has estado?.

-Muy bien, señora Fayolle, y, ¿usted?.

-Bien, querido. ¿Vienes a ver a Lime?- me hundo en el sofá evitando que me vean.

-Si, quedamos en hablar- habla con gracia.

-Esta en la sala. Pasa, pasa. Felicidades por su compromiso, no saben lo feliz que me pone pensar en ello.

Escuchó las tablas crujir ante el peso de Peeta, y de pronto lo tengo miranome desde la espalda del sofá, le frunzo el ceño.

-Debemos hablar- murmura. Niego con fervor. Él rueda los ojos y me levanta a la fuerza. Finjo una sonrisa al entrar en la cocina.

-Mamá, estaremos en la oficina- ella asiente y sige haciendo lo suyo.

Nos encaminamos en silencio hasta la oficina, él cierra con cuidado la puerta luego mirarme.

-Y, ¿ahora qué me dirás?.

-Lime, yo...yo no quise decir eso, ya sabes, lo de los distritos. No- niega, humedece con la lengua sus labios.

-No es la primera vez que me humillas así, no quiero seguir aguantando esto.

-No...no digas eso, por favor- me observa herido.

-Comprendo que no puedas olvidar a Katniss, no te culpo, era una chica increíble. Quizás ella es el amor de tu vida, y yo soy, y seré, solo tu amiga- dejo caer con pesadez mis brazos sobre mis piernas.

-Lime, solo...escúchame, ¿si?- da un paso hacia mi- Katniss murió, y por más que quiera revivirla no puedo. Tú estás con viva, y te quiero, Lime. Te quiero a ti. Además...ya no siento amor por Katniss, es más cariño el que le tengo. Te quiero, Lime.

-Peeta...- enrosca sus dedos en mi mentón y junta sus labios con los míos.

Las lágrimas se desbordan por los bordes de mis ojos, los pulgares de Peeta se encargan de limpiar los rastros de estas. Nos separamos a causa de la falta de oxígeno, siento mis labios palpitar, recargo mi frente en su hombro mientras el me abraza por la cintura.

-Se supone que ahora es el momento donde dices algo que me lastime- susurro. Alzo la cabeza y le miro.

-Ya no, Lime- sonrío y le abrazo con fuerza. Espere tanto para este momento.

-¡Chicos. Chicos. El presidente Snow esta dando un discurso sobre el tercer vasallaje!- exclama mamá desde fuera. Observo confundida a Peeta.

Vamos hasta la sala de estar donde mamá aprieta las faldas de su vestido mientras ve la pantalla.

-En estos juegos del vasallaje, los tributos serán cosechados de la lista existente de vencedores. Como símbolo de que, hasta los más fuertes, no pueden superar el poder del Capitolio. Panem hoy, Panem mañana, Panem por siempre.

UNA HISTORIA DIFERENTE.➹Peeta Mellark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora