—Peeeero miren que tenemossss aquí... Una prinnnngada intentando darme órdenes. ¿Quién te haz crecido?

Ignoro sus hirientes palabras, a sabiendas que es el efecto de la droga la que habla y no mi amiga. Ella no es así.

—Solo intento ayudar, dámelo de una vez Jenny. Mañana te arrepentirás si no lo haces.

Ríe más fuerte.

—¿Te crees que la marihuana me hace efecto, niñata? ¡Já! Si supieras todo lo que entra en mi boca, ni siquiera estarías hablándome ahora. Es más, esta linda boquita tiene algo que tú...

Unas manos enormes le tapan la boca antes de que ella prosiga, provocando que ella se retuerza en el intento por zafarse.

Sigo la dirección de los brazos hasta encontrarme con la mirada de Derrick.

—¡Holly! Recién veo que llegaste —saluda Derrick desde su posición.

—Hola, Derrick.

—Siento lo de Jen. A veces ingiere demasiada metanfetamina y empieza a hablar estupideces.

Metanfetamina.

¿A veces? ¿Lo hace frecuentemente? ¿Sus "amigos", no intentan ayudarla?

Un nudo se instala en mi garganta de repente. ¿Cómo no pude saber de esto? ¿Qué es lo que estaría pasando con mi amiga para llevarla al punto de drogarse tan excesivamente?

Al parecer no conozco a mi mejor amiga.

Soy una pésima amiga.

—Venga ¿Quieres algo de beber? ¿Una cerveza? —sonríe amistosamente el rubio, mientras suelta a una dormida Jenny.

Su simpatía pronto desata un poco la tensión en mis hombros.

Miro a mi amiga que ahora yace en el suelo relajada y dormida a los pies de Derrick. La tomo por el brazo y la arrastro a mi lado para no perderla de vista y que duerma más cómodamente.

Haré una nota mental para preguntarle sobre esto luego.

—No, gracias...

Mis palabras son interrumpidos al escuchar una risa seductora proveniente a mi lado. Guió mi vista para divisar a la dueña de tal risa y  veo que es Piper.

Está con Hunter, y él le susurra algo en el oído mientras la mano de ella sube peligrosamente por su entrepierna sin vergüenza alguna.

Una punzada de celos se apodera de mí rápidamente, e intento apartar la vista. Pero ellos no quieren ceder y se clavan justo en ellos, viéndolos tocarse y manosearse para luego pasar a los besos con roce.

¿Así lucía yo cuando estaba en el lugar de ella?

Otra punzada me llega también al recordar como me hizo sentir cuando sus labios tocaron los míos, cuando creí que él había sentido algo como yo.

Ilusión que se fue cuando me di cuenta que solamente me había utilizado. Por ser tan patética que me deje besar por alguien que se burlo de mi desorden, de mi apariencia y de mi persona durante tantos años.

Soy una ingenua. Y una estúpida. ¿Cómo pude creer algo así? Quiero decir, me humilló y maltrató desde pequeña, ¿Por qué creí que cambiaría? No me dió ningún motivo por el que podría llegar a pensar eso.

Un silbido se escucha desde el otro lado de la casa, sobresaltándome.

—¡Eh gilipollas! —grita un chico.

Le grita a Derrick.

El susodicho mira al dueño de la voz y sonríe ampliamente mientras intenta levantarse a duras penas por el alcohol que lleva encima.

En SecretoWhere stories live. Discover now