Capítulo 70

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È FINITA
(Se acabó)

.

Cuando Anneliese finalmente salió de la habitación y se encontró con Lorena, quien aún esperaba por ella, apenas sintió cuando su prima le pasó un brazo por los hombros, como apoyo, y la llevó hasta el sofá donde estuvieron acomodadas antes.

—¿Qué querían? —Lorenzo fue el primero en preguntar, acercándose a ella y bajando tanto la voz como podía.

Anneliese, saliendo de su shock, lo miró y recordó que él formaba parte del grupo que molestaba todo el tiempo a Nicolas.

—Querían saber si Angelo conocía sobre la hermana de Nicolas, al momento de contar ese cuento y... si es verdad que lo molesta todo el tiempo —su voz aún temblaba.

Raimondo asintió, ansioso por escuchar más:

—¿Y tú qué les dijiste? —le preguntó.

Los ojos azules de Annie lo contemplaron en silencio. Al final, se puso de pie y se encaminó a los sanitarios. Raimondo, no pudo hacer más que contemplarla, desesperado.

—¿Qué opinas, Jessie? —le preguntó, Lorenzo.

—Que eres un idiota —soltó ella, con la mirada clavada en sus ojos verdes, luego miró a Raimondo—. Los dos —corrigió. Se volvió a otro sitio y, añadió—: Los tres.

—¿Crees que dijo algo? —tanteó Lorena.

Jessica no respondió, aunque sabía la respuesta: «Angelo está por encima de todo y de todos. Está por encima de mí misma».

* * *

Anneliese no miró a Angelo hasta bajar de los autobuses, frente al liceo.

Todos los adolescentes que los profesores habían encontrado, en la celebración, esperarían a sus padres o tutores fuera de la oficina del director.

... Nicolas no estaba ahí.

Y cuando Hanna Weiβ cruzó la puerta, Anneliese no sintió ninguna clase de emoción negativa, al encontrarse con ella. Estaba lo suficientemente enojada y molesta con ella misma, que no tenía espacio para nadie más.

—Petrelli —llamó la asistente del director.

Cinco muchachos miraron hacia ella.

—Angelo —aclaró.

Él se levantó del sofá y, por primera vez, Annie reparó en que su hermano tenía un pómulo amoratado y, en el labio inferior, del lado izquierdo, una mariposa de cinta porosa le cerraba una cortada mediana.

*

Hanna se sintió sorprendida al saber que el director la esperaba para darle quejas de sus hijos. Jamás le habían dado quejas de Annie, y mucho menos de Ange... Cuando miró el rostro de su hijo menor, la queja que tuvieran para darle, dejó de importar.

—Sergio, ¿qué le pasó a Angelo, en la cara? —fue lo primero que dijo, apenas entrar en la oficina del hombre—. ¿Qué te pasó? —le preguntó al mismo muchacho, cuando se reunió con ella.

—Lo encontramos en una —Sergio Falcó no supo cómo nombrarla—... celebración. Algunos chicos pelearon.

Ella miró a su hijo, buscando una respuesta —no entendía nada—, Angelo suspiró:

—Cada año, en el retiro, preparan una reunión. Nada importante.

—Una reunión para la cual no tienen permiso, Angelo —señaló el director—. Y había alcohol.

Ambrosía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora