– Es una suerte que haya encontrado el celular – me dijo dándome una sonrisa simpática.

 – Si...

 – Bueno... nadie sospechó de él. Lo nombraron un par de veces, pero nadie sabía que él querría tomar venganza. Cuando señorita Maddison Hastings se nos acercó desesperada y llorando para que localicemos la última llamada de su celular sospechamos que tendría que ver con usted, ella nos confirmó que fue Brandon quien la secuestró, porque usted se lo dijo. Cuando llegamos al lugar donde nos envió el GPS, no nos resultó raro que haya elegido una de las casas abandonadas en las afueras de la ciudad. A penas abrió la puerta intentó negar todo, pero ¿Con qué mas puede excusarse si la encontramos inconsciente en el piso de una habitación cerrada con llave? Hay un par de cosas que tal vez usted no haya sabido en todo este tiempo.

 – ¿Qué cosas? – pregunto con cautela.

 – El señor Anderson estaba solo en esto, la única persona a la que recurrió fue un hacker pero no sabía casi nada.

 – ¿Un hacker?

 – Sí, fue así que consiguió saber cosas sobre la familia de Derek Austin y así amenazarla. El muchacho en cuestión no tenía idea para qué Brandon quería toda esa información, pero recibió una buena paga, así que no se negó. Después de todo, él solo hacía su trabajo – acota con un encogimiento de hombros.

 – ¿Pero él sabe lo que pasó?

 – Sí, hablamos con él y estaba muy compungido y apenado.

 Asiento en comprensión.

 – Hay algo que es más importante – interviene Derek.

 Antes de preguntar qué, el oficial Clark procede a aclarar.

 – Señorita Hastings, usted mencionó que el señor Anderson quiso filmarla mientras ustedes compartían relaciones sexuales, ¿Verdad? – asiento con los ojos bien abiertos, ¿Qué me querrá decir con eso? El oficial suspira antes de hablar – Hubo una cámara filmándola todo el tiempo...

 – ¿Q-qué?

 – Sí...– afirma Derek consternado.

 – Lo llevamos a la comisaría hasta que supiéramos que realmente fue él quien la secuestró. Sé que usted acaba de decírmelo y con solo eso, hubiera necesitado un abogado y tener un juicio para evaluar su culpabilidad. – debe haber visto mi cara descompuesta, porque me dio una pequeña sonrisa antes de proseguir – Pero... no hace falta. – mis hombros descansaron a mis costados y dejé salir un suspiro de alivio.

 – Eso es bueno.

 – Cuando revisamos la habitación, encontramos la cámara y decidimos esperar para ver el contenido. Las imágenes no son para nada lindas.

 – ¿Se ves todas las veces que me pegó?

 Él asiente lentamente.

 – Voy a dejarla descansar señorita Hastings. Por lo menos dos minutos hasta que venga la señorita Maddison.

 Río un poco.

 – Gracias oficial.

 Me asiente cordial y genuinamente, antes de tomar camino de salida. Derek toma asiento en el mismo lugar donde lo hizo ayer y me acaricia la mejilla dulcemente, con el dorso de su mano. Yo cierro los ojos y suspiro, recibiéndola.

 – Eres fuerte, Lorelay – murmura.

 Sonrío ligeramente sin decir nada y siento sus labios en los míos, dándome un pequeño beso, que, por supuesto, le devuelvo. De pronto, la puerta se abre con un estruendo, haciendo que abra mis ojos y voltee mi cabeza, encontrándome con una Maddison estupefacta parada en el umbral de la puerta. Le doy una sonrisa débil.

La vida de LorelayWhere stories live. Discover now