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Mi mente rodaba por todo el lugar. Acababa de posar mi pluma (con la que había escrito la última carta) sobre la mesada cuando escuché el grito.

—¡DAVE, DEMONIOS, VEN AQUÍ! —gritaste. Escuché tus sollozos de alegría, y hasta se pudo oír el desgarramiento de tu garganta que lo acompañaba. Algo bueno estaba pasando.

Corrí hacia ti. La sala estaba... diferente. No sé en qué. Señalabas algo en el suelo, con una sonrisa casi maniática en tu rostro.

—Es Kyle —decías, mientras tu sonrisa se agradaba más y más. Lo comprobé cuando el llanto de el bebé retumbó por toda la habitación.

Agarré la manta con una gran suavidad, y efectivamente, sí era Kyle. Lo vi por un par de segundos, hasta que su boca se abrió más de lo normal y sus ojos se tornaron a rojos. Desapareció y lo que lo recubría cayó al suelo.

Las paredes y el suelo eran de color negro. Tenía cuatro puertas a mi alrededor. Corrí hacia una de ellas, e inconscientemente me metí, sin ver las letras rojas que me advertían de nuestro terrible destino.



Me desperté. Todo había sido un sueño. Eran las siete de la madrugada, y el sol ya se estaba asomando por nuestra ventana. Giré mi cabeza hacia ti para asegurarme de que tú y Kyle estaban bien, que tu madre no era una asesina y tu padre aún respiraba.

Pero no le creí a mis ojos.

Dos puñaladas en ti. Dos puñaladas en Kyle.

Me recosté otra vez. Y lloré hasta más no poder. Hasta haber inundado el colchón.

Sin embargo, no lo hice cuando condenaron a tu madre a cadena perpetua; sí, ella, en mis sueños o no, seguía siendo una criminal. Y es que mató a su hija, su nieto y su marido. ¿Qué clase de persona hace eso?

Pero, es que de no ser por la nota que encontré de tu madre meses después, no habría entendido el gran odio que me tuvo, sin razón alguna.

"Yo ya pasé a mi infierno. Ahora vive el tuyo", me escribió. Y Dios, el mío dolía más que el de ella.

Ni te imaginas cuánto los extraño, pequeño angelito.

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N.A:

Aclareishon: todo lo sucedido en las cartas fue un sueño. Él tiene a Amanda y Kyle justo frente a sus ojos, apuñalados.

Tienen derecho a odiarme hasta lanzarme sartenes ❤️

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