Capítulo 10

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Capítulo 10


—¿Me has extrañado, William?

¡Maldición!

La cara asombrada de William cuando me ve aparecer es más de lo que el anhelo que he tenido por verlo puede soportar. Se me hace totalmente adorable la forma en la que parpadea como esperando que desaparezca porque seguro piensa que está viendo mal. Me paro cerca, tan cerca que puedo ver el detalle de cada parte de su rostro, las pecas que adornan su nariz, una que otra cicatriz que dejó el acné de la adolescencia y el lunar que tiene en la esquina del ojo derecho. Pero es cuando veo sus labios que no puedo parar mi mano y rozo su labio inferior que parece llamarme.

Estoy tan jodido.

Sé que la intención de Emma es buena, ella solo quiere que viva y no que sobreviva como lo hago ahora y esa es la razón por la que nos metió en el mismo lugar. Pero ella no quiere entender que no soy bueno para él, lastimaré a este chico. Debería irme, pero, seguro que es porque no he dormido que no tengo fuerzas para hacerlo, no es la mejor decisión, lo sé, esta mierda va a salir terriblemente mal.

—Tú... —es totalmente linda la forma en la que mira desde el camión hacia mí— ¿Qué haces aquí? —creo que ni siquiera se da cuenta que su mano se cierra en mi chaqueta fuertemente como si inconscientemente no quisiera dejarme ir.

—Estaré demasiado tiempo en esta ciudad para seguir viviendo en un hotel, así que conseguí un lugar, pero no estará listo esta noche. ¿Crees que me pueda quedar en tu casa?

Me gustaría poder averiguar lo que está pensando porque se me queda viendo por lo que parece una eternidad sin hacer ningún gesto y eso solo logra que mi propia cabeza comience a sobre pensar como lo hace con todo. Hasta que asiente es donde creo que puedo volver a respirar bien. Me giro para preguntar a uno de los hombres cuanto les falta me dice que ya están dejando la ultima carga en el departamento, sé que mañana vendrán algunas personas a ordenar todo y dejarlo habitable para luego seguir con el otro lugar donde se quedarán los demás. Me piden subir con ellos para comprobar que todo está en orden así que le digo William que después iré con él no sin antes agradecer su hospitalidad como lo he hecho antes, dejando un corto beso en sus labios. El jadeo de sorpresa de los hombres que nos observan me hace reír, sé que en este tiempo todavía para algunos no es bien visto que dos hombres estén juntos, pero la verdad es que a mí me vale, desde que me di cuenta que para mí tanto mujeres como hombres se veían de la misma forma jamás lo he ocultado, soy bisexual, me gustan las personas por lo que son y no por su género, aunque si confieso que he estado con más mujeres.

Reviso la lista de los muebles para confirmar que está todo antes que los hombres se despidan, no se me pasa por alto que uno de ellos evita el apretón de manos que me dan los otros dos, como si con tocarme se le fuese a pegar lo gay. Qué personas tan estúpidas que hay en este mundo. Pero no le hago demasiado caso porque hay un lugar en el que quiero estar. Bajo al piso de William y aunque podría entrar de la misma forma que lo hice la última vez prefiero tocar, cuando me abre se me queda viendo de la misma forma que hace un rato viéndose totalmente lindo.

—¿Puedo pasar? —inclino la cabeza hacia un lado haciendo mi mejor cara de cachorro. William se hace un lado para dejarme pasar antes de cerrar la puerta. El olor que hay en su casa me gusta, no es uno en particular, seguro es una mezcla de cosas pero que en conjunto hace que te sientas bien.

—Alan... —la voz de William es casi un susurro cuando me habla, su expresión sigue siendo de sorpresa, de incredulidad— yo...

—¿Qué sucede?

No me dice nada, solo da un paso hacia mí y toma mi mano entrelazando nuestros dedos, puedo sentir la calidez de las suya que hacen contraste con lo frío de la mía, me quedo viendo nuestros dedos enlazados la forma en la que parecen encajar aún, cuando mi mano es un poco más grande que la suya. Alzo mi rostro para verlo de frente y en un segundo tengo sus labios contra los míos, William me está besando y esta vez es él quien lo inicia y se siente increíblemente bien, más que bien. Sus labios se mueven lentamente contra los míos solo acariciándolos, dejo que él lo lleve yo respondo a las caricias que me da. Siempre me ha gustado ser quien lleva el ritmo básicamente porque mis encuentros son netamente carnales, pero aquí hay más que eso, William para mí es mucho más que eso a pesar del poco tiempo que lo conozco.

En blanco y negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora