Capítulo 9

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Capítulo 9

Salgo al balcón de mi habitación y enciendo un cigarrillo. Estoy de mal humor, aunque eso no es del todo anormal en mí. Pero este no es un mal humor normal, es más bien frustración. Y todo se lo debo a cierto chico que no se calla del que me he mantenido alejado por varios días. Ha sido toda una victoria personal no ir a buscarlo porque sé que a pesar de lo que los demás digan voy a lastimarlo. Esa es la maldita historia de mi vida, cada persona que medianamente se me acerca termina en la mierda.

Meto mi mano en mi bolsillo y saco el paquete que aun guardo, porque desde que Emily la consiguió para mí no la he tocado, mis contadas noches de sueño las he tenido a punto de wiski y tequila, lo que me hace pensar cuál de las dos es peor. Siempre podría recurrir a las pastillas para dormir, pero sé que esas no alejan a los monstruos de mis pesadillas, no son tan fuertes para eso, ni siquiera el alcohol lo hace del todo, pero me he conformado con dormir unas cuantas horas, cuando el alcohol todavía no es digerido. ¿Por qué no me he llenado el cerebro de esta porquería? Me gustaría decir que no lo sé, pero mis neuronas no se han terminado de freír todavía y sé perfectamente que es porque en algún recóndito lugar en mi mente algo me dice que puedo dejarlo cuando quiera. Ya sabes, la tonta escusa que todo adicto dice. Pero cada día que pasa siento que la fuerza de voluntad me abandona.

Alguien golpea mi puerta y vuelvo a guardar el paquete de polvo blanco en mi bolsillo. Ese seguro es John viniendo por mí. Hoy tenemos la primera sesión de fotos con la nueva campaña. Me agrada la idea que sea una sesión nocturna, eso me ayuda completamente porque mi vida funciona mejor en la oscuridad.

—Alan... —John entra sin que le diga que puede hacerlo, lo que me hace preguntarme para qué diablos golpea— es hora de irnos. No me dejarás armando todo solo.

—Canela puede ayudarte —saco otro cigarrillo y lo enciendo con la colilla que me queda del anterior.

—Aleja a ese loco de mí —su gruñido me saca una carcajada.

—¿Estás seguro que no te gusta?

—Apresúrate, ya está todo listo para irnos.

Alzo una ceja porque sale sin responder mi pregunta. Interesante.


Dos chicas y dos chicos son los modelos de la primera sesión de fotos, y milagrosamente ninguno de ellos es un saco de arrogancia

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Dos chicas y dos chicos son los modelos de la primera sesión de fotos, y milagrosamente ninguno de ellos es un saco de arrogancia. ¿será porque todos son novatos, que aún se deslumbran por todo este mundo de luces y flashes? Por lo que sea, no me molestan. Escuchan atentamente cada indicación, la persona que viene representándolos se nota que estudió el tema de la sesión y los instruyó, también escucharon atentamente la charla que John les dio antes de comenzar e hicieron las preguntas respectivas de las dudas que tenían. Trabajar con ellos no es grato porque nunca me gustarán las campañas comerciales, pero al menos no son una molestia y las horas que nos pasamos en ello de echo se sienten cortas. Solo una de las chicas parece costarle más de lo normal seguir las instrucciones, pero no a tal punto de desesperarme, con dar una vuelta y fumarme un porro todo se mejoró.

En blanco y negroOnde histórias criam vida. Descubra agora