Capitulo 20: Eiffel llora

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Favor de escuchar canción en multimedia. Juro que les encantará.
Adrien se despegó asustado de Marinette, ella se le quedo viendo sonrojada. Adrián no dejaba de ver ese rostro húmedo y... esa ropa mojada por la lluvia que dejaba ver su sostén rosa, las hormonas del joven se aceleraron y su deseo por tenerla cerca otra vez se encendió pero tenía miedo, miedo de herirla aún más.

Al ver la cara de Adrien sonrojarse ella supuso lo que estaría viendo y cerró rápido su saco, no porque temiera con el, si no porque no quería ponerlo más incomodo. Hubo una enorme silencio entre los dos que los hacía sucumbir al deseo de algo más que un reencuentro amoroso no obstante ambos sabían que eran muy jóvenes.

Se sentaron sobre la banca más cercana manteniendo el silencio y la distancia, observaron cómo la gran y espesa manta de lluvia cubría todos los alrededores de la ciudad, a travez de ellos se infiltraba el olor a humedad que emanaba de todas partes, escuchaban a los truenos retumbar en las nubes y a las millones de gotas que impactaban a toda velocidad sobre la acera, vieron como la torre Eiffel parecía llorar al resbalar las gotas sobre ella.

¿Y quién no lloraría por esto? La torre Eiffel era la que más derecho tiene, la presente de las más bellas historias de amor se bañaba en lágrimas por esta trágica historia de dos corazones jóvenes confundidos. Varias declaraciones que había presenciado, varias promesas eternas, varios besos y ella aún seguía prefiriendo a estos dos chicos. Tocaban lo profundo de su ser en la manera más bella, siempre fue testigo de esta difícil relación que luchaba por existir como una bella rosa a punto de marchitarse.

Eiffel lloro como nunca esa noche al ver cómo los jóvenes se separaban esa noche sin decir otra palabra. Los dos con ese doloroso sentimiento permaneciendo dentro de ellos. Los dos llorando la noche por lo que una vez existió. Los dos llorando por lo que pudo haber sido si su presente no fuera más complicado. Los dos llorando porque amaban.

Y la torre Eiffel no sólo lloro esa noche. Lloro los siguientes siete meses. Lloraba al ver al chico de cabellos dorados detrás de ese ventanal del cual brotaba la maldad, condenado a ser el villano de su amada, condenado a ver la relación que crecía entre su lady y el nuevo Chat Noir pelirrojo. Lloro al ver como remplazaba el lugar de su padre que aún no despertaba. Lloro al verlo condenado a vivir una vida que él jamás quizo, un desalojo total de sentimientos, frío como Urano, vacío como un esqueleto, duro como un diamante.

Eiffel lloro igual al ver a la ojiazul en la agonía. Al verla apagarse cada día sin luchar con esa energía de antes, sin de verdad tratar de salvar a París, sin esos ojos esmeralda que la motivaron en un inicio. Sin esa sonrisa que era el impulso en su vida, simplemente Ladybug dejó de ser esa motivada chica llamada Marinette, parecía haberla remplazado una chica que solo sonreía por cortesía y por deber, que había abandonado sus sueños en un basurero para poder continuar con su vida. Simplemente era una chica vacía, ni la sombra de lo que solía ser.

Eiffel dejó de llorar durante un tiempo en ese transcurso con el consuelo de que estos dos amantes trataban de seguir adelante y parecían lograrlo a pesar de que fuera en caminos separados, trato de olvidarse de estos dos enfocándose en otros romances que se toparán en su camino. No pudo hallar otra historia de amor que la conmoviera tanto.

Varios mecánicos llegaron preguntándose porque la torre no brillaba con la misma intensidad, no hallaban explicación lógica a que Eiffel sencillamente no deseaba brillar igual que antes, no podían leer el corazón de algo tan majestuoso como su existencia y la existencia de aquel amor. El cumpleaños de Adrien llegó, más solitario que los otros años, jamás pensó que la ausencia de su padre fuera tan notoria y dolorosa.

Deseaba imaginárselo rondando en alguna parte de la mansión, haciendo un diseño, llamadas o leyendo, pero deseaba sentirlo ahí a pesar del legado al que lo condenó. Veía los bocetos de diseños de su padre y se acordaba de Marinette, aquella que siempre asomaba su lengua al momento de tener que usar precisión. La soñaba contando una anécdota extraña o manchándose de salsa de tomate al comer pasta, aún la amaba, pero tras el transcurso de ese tiempo el solo pudo pensar en que ya lo había olvidado.

El día de san Valentín fue el más triste de Eiffel pero no lloro. Varios se acercaron a contemplarla pero no para lo típico, todos dejaban sus deseos de ver a la Ladybug de antes, aquella Ladybug que sonreía e inspiraba a el corazón de varios, hasta Chloe abandonó ahí sus sueños de formar una familia con el modelo pues ni siquiera ella lograba acercarse. Chloe dejó de ser ella.

Durante el invierno Eiffel se congeló y durmió, evitaba recibir todos esos anhelos esperando a que ella hiciera algo. Eiffel durmió y despertó en Primavera.

Eiffel despertó en primavera, observó como todo había cambiado ya y como parecía no tener retorno. Muchas personas retornaron a sus aburridas vidas como era todo antes de conocer a los héroes de París. Les importaba poco si eran akumatizados, era lo normal, lo cotidiano. Era patético esto pero todos querían al primer Chat Noir, si así podían volver a tener a su ídolo contenta ellos preferían al otro.

Eiffel permaneció quieta sin señales de su magia por ese tiempo. El as agónico día de todos llego. Aquel día que aquella eterna pro,esa debía cumplir su primer año, hace un año Adrien y Marinette se dieron su primer beso, aquel sello eterno que marcó sus almas. E Eiffel espero por si llegaban ese día ese par de sonrisas.

Marinette se derrumban una y otra vez. Rozaba con las yema del pulgar sus labios, tratando de evocar la sensación de esos labios celestiales que probó por primera vez hacia un año, y que disfruto por última vez hace 8 meses. Una lagrima resbaló por el intento.

El pelirrojo gato la observo completamente enamorado de la chica. Durante todo el tiempo se había perdido en la mirada profunda de esa chica, violando las condiciones que le había puesto su predecesor pero tenía toda la razón, era la sensación más bella existente. Sin embargo esta ves se veía más hermosa, como una muñeca rota que tenía que reparar.

El chico sin preguntar posó sus labios sobre los temblorosos de la chica. Marinette de primer intención quizo golpearlo pero... pero deseaba buscar algo que remplazará a aquel recuerdo así que prosiguió, se dejo sumergir en los brazos de su compañero. Su interior moría, las nauseas brotaban por cada poro. Asco y repugnancia era lo que predominaba.

Un paparazzi a lo lejos tomo una foto y la subió a los medios. La gente no sabía si alegrarse de que estos dos estuvieran juntos, se sentían confundidos así que la mayoría decidió no hacer mucho escándalo.

Pero ese par de ojos verdes veía derrotado la imagen en su pantalla, la sangre parecía no querer circular por sus venas, su pulso era poco confiable y sus piernas se volvieron inútiles, se dejó caer de rodillas sobre el helado suelo. Lagrimas brotaron de sus ojos aunque no los cerrará, los sollozos eran inexistentes, se limitaba a expresar lo que en su corazón pasaba realmente, un eclipse total en donde la luna no planeaba volver a salir.

Y si bien el deseaba con fervor que la chica lo olvidara, jamás pensó en cuanto dolor esto causaría.

Marinette, pequeña Marinette. Marinette sonríe. Marinette sal del baño. Marinette deja de llorar. Marinette para de vomitar. Marinette no finjas que ya lo olvidaste. Marinette debes de decirle al ojos turquesa que no lo amas. Marinette solo deja de engañarte. Marinette escucha a Tikki, Marinette solo trata de dormir.

Esa noche, esa noche nadie quizo apreciar el estrellado cielo que les ofrecía el universo. Se arroparon en penas y tragedias, este amor ya se había marchitado y su significado se había perdido en las simples páginas de un diccionario.

Esa noche Eiffel soltó su última lagrima, aquella lagrima que conservo desde el ultimo reencuentro entre los dos jóvenes al fin cayó en la acero que pronto fue consumida por el sol.

Eiffel quizo llorar pues lo vio todo.

Eiffel quizo llorar porque todo había terminado.

Eiffel quizo llorar porque no pudo hacer nada.

Eiffel quizo llorar porque ella había amado igual.

Eiffel quizo llorar, porque ni hablando en tercera persona podía volver ajena la historia.

Y volví a llorar por lo que no pude lograr.

Behind you //Marichat// Where stories live. Discover now