Caitulo 19: Luminiscente

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-Te ordenó que te detengas Lady WiFi.- exclamó Adrien lanzando su brazo hacia enfrente. En ese momento la joven akumatizada lanzó un gemido de dolor.

Adrien no se haba dado cuenta que sus movimientos como Papillon podía causarle dolor a su villano. En una parte extraña y retorcida de su ser eso se sentía bien, ser el el que manipulara y no el manipulado, estar arriba de la cadena alimenticia y no ser la presa.

Por más que quería experimentar un poco más esa demente sensación no podía permitir que ella siguiera atacándola de manera tan feroz e inhumana y la detendría. Trataría de protegerla aunque bien sabía, ahora eran enemigos.

Le daba curiosidad cono podía percibir todo desde el villano con akuma. Podía percibir el odio en los ojos de su amada y era horrible, sentía como si esa mirada fuera para el.

-Alya yo... tu amiga.- se corrigió Ladybug al recordar que el pelirrojo aún no sabía de su identidad. -Esta muy arrepentida, no fue su intención herirte de esa manera pero ya no tienes porque seguir así, no dejes que Papillon te controle con facilidad.

Adrien sintió miles de puñaladas en su corazón dejándolo todo más claro que nunca, ahora el era el villano, el ser que su amada odiaba. Apretó sus ojos con fuerza y se permitió soltar lágrimas, la vida parecía ser tan injusta con el.

Primero su madre desapareció de la nada condenándolo a la soledad. Después se enamoró de única chica que la rechazaba para descubrir un ¿Amor entre cruzado? Tener una discusión con su pareja antes de que todo cambiará. Su padre en coma y ahora esto.

¿Y así no se permitía llorar? Ni que fuera un témpano de hielo.

¿Tempano de hielo? Empezaba a entender a su padre aunque aún no en su totalidad. ¿Y si el era el protector de los akumas? Nuru le había dicho que el amuleto necesitaba ser controlado por un lado humano ¿Y si eso era a lo que se refería su padre con lo de "me lo darás cuando entiendas porque lo hago? Aun así algo no encajaba, y ese algo era la razón para la que necesitará el Miraculous de Chat Noir y Ladybug.

-Lady WiFi.-dijo cabizbajo con un ademán hizo que la mano de la joven villana le diera un calambre haciéndola soltar el celular donde se hallaba el akuma.

Mientras Ladybug observaba la escena intrigada. Papillon la había dejado ganar pero la idea le parecía tan loca que le causaba un poco de miedo sin embargo tenía que acabar con el akuma.

Adrien sólo vio como la ventana se cerraba. Se deshizo del broche y salió corriendo, escuchó como Nuru lo trataba de detener pero no hacia caso. Quería mojarse. Salió a la gran tormenta, pocos se atrevían a salir con el mal clima ya que en muchos noticieros eso era lo que recomendaban así que estaría solo.

Se sentó en una banca y lloro, lloro todo lo que debió llorar cuando su madre desapareció, todo lo que debió llorar cuando se sentía perdido. Al fin se permitió llorar sin tomar algún tipo de respiro.

De pronto las gotas dejaron de caer sobre su cabeza a pesar de que todavía escuchara millones de gotas impactando sobre el piso.

-¿Adrien?- esos bellos y hermosos ojos azules lo veían con preocupación mientras el solo se sorprendía de que su amor lo estuviera acompañando en medio del caos.

-¿M-m-marinette?- pronuncio el chico con dificultad debido al poco oxígeno que llegaba a sus pulmones.

La azabache se le acercó lentamente mientras el se intentaba alejar, no quería herirla más. Pero el ansiaba refugiarse en el calor de la joven y buscar su luminiscencia. Esas descargas en ambos fluctuaban poco a poco lo que volvía más ansioso aquel choque de mundos.

La joven por fin pego su labio y el chico dejo de temblar de inmediato para sujetarle con fuerza toda la espalda pegándola aún más. Ella soltó el paraguas que traía permitiendo así que las gotas aterrizaran sobre ambos.

Ese dolor interno sólo logro intensificar más ese beso. La joven saboreo sus labios más sin contenerse haciendo caso omiso a la lluvia, Adrien sólo sintió como la joven había enviado un poco sus uñas, este la pego más si ya era posible.

El pulso de su pecho era grande. Ambos iban al ritmo de sus aguadas respiraciones. La joven viajó de sus labios a su cuello dando pequeños roce para de nuevo volver a sus labios.

El segundo beso fue la cúspide de esa pirámide de sentimientos y emociones. Ambos parecían haber olvidado todo sólo para concentrarse en ellos y eso, eso era maravilloso.

Adrien se detuvo cuando escucho un pequeño gemido de Marinette.

Un dulce melifluo que se arrepentiría haber provocado.

Behind you //Marichat// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora