Capitulo 18: Viejos tiempos

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3 años atrás

-Gabriel... despierta.- el hombre abrió sus ojos color índigo. Encontró la mirada esmeralda que tanto amaba acuosa y rojiza por tanto llanto durante los últimos días.

-Ángel, no llores yo...- limpio con la yema de su pulgar una de las lágrimas que deslizaban sobre la mejilla de su cónyuge. -Tu sabes cual es la solución, sólo dejame hacerlo.- enunció con mucho dolor.

Los padres de Adrien habían permanecido en el hospital por cuatro días desde que aquel suceso ocurrió dejando a su hijo dependiendo de máquinas médicas para seguir viviendo. Habían salido de una larga jornada pues una de las pasarelas Gabriel había terminado a alas horas de la noche. Un hombre con un pasamontañas irrumpió la felicidad de la familia Agreste, el sujeto tomó a Adrien y le apuntó con un arma exigiendo todo el dinero que tuvieran.

Ni Grabiel ni Julliete dudaron en darle lo que quería a cambio de su hijo. Ambos empezaron a vaciar sus bolsillos cuando se escuchó un grito a lo lejos, era la policía. El hombre inconscientemente jalo del gatillo y salió corriendo. La mujer y su esposo se acercaron rápidamente al joven temiendo lo peor.

Los médicos le había dicho que Adrien no sobreviviría por mucho tiempo, pero aún así ambos se aferraron a la esperanza de que su hijo abriera los ojos, cosa que con el paso del tiempo costas mas.

Por las últimas noches a Gabriel se le había ocurrido una solución. El era el portador del Miraculous Pavo Real, el amuleto de la sanación. Podía sanar como su nombre lo dice, pero para salvar una vida prácticamente muerta el portador gastaba toda energía vital sin embargo la decisión no le resultaba difícil, daría todo por su pequeño.

Y a pesar de eso Julliete se lo impedía, siempre que le planteaba la idea ella se negaba y la comprendía, nadie se quería poner en la elección del amor de su vida o el fruto de ese amor. Las noches eran más que tormentosas, resultaban dolorosas, tortuosas y lentamente mortales.

La quinta noche el despertó sudoroso de una pesadilla, volteo y no encontró a su amada. Supuso que estaría sollozando en alguna parte de la casa, mejor para el, así no lo podría detener para lo que estaba a punto de hacer, entregar su vida a cambio de la de su hijo.

Abrió el cajón y no hayo el Miraculous, miles de ideas recorrieron por su cabeza. Llamó a su esposa y no recibió respuesta, justo lo que temia. Condujo hacia el hospital ignorando toda señal de tránsito, subió corriendo las escaleras del hospital sin importarle el cansancio, corrió aún más rápido a la habitación de su hijo ignorando las llamadas de atención del enfermero.

Al entrar en la habitación se encontró con Julliete parada a un lado de su hijo con el traje de un portador del Miraculous Pavo real. Miraba a su hijo con nostalgia mientras dejaba a Gabriel con el pulso en la mano, se veía tan hermosa en ese traje que resaltaba su figura y el color de sus ojos pero no podía rendirse ante tal obra de arte.

-Julliete detente, dejame hacerlo yo.-grito Gabriel roto al ver que iba invocar su Miraculous.

La mujer con su poder paralizo el cuerpo del hombre que la trataba de detener, algo que hería su corazón. Alzó su mano derecha con suavidad, de esta empezaron a brotar varios destellos en forma de plumas. Alzó la otra con la misma ligereza.

-Miraculous Guérison ave.- enunció con toda su fuerza. Una luz azul rodeo su cuerpo de la cual poco a poco fue tomando la forma de un pájaro blanco iluminado que voló con toda velocidad hacia el corazón de su hijo.

Una ves que este entró, Gabriel escuchó a su hijo dando unos pequeños quejidos mientras que su amada daba sus últimos alientos. Cuando la parálisis de Gabriel término, corrió hacia su esposa que ya estaba tendida en el piso sin la transformación.

Behind you //Marichat// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora