—¿Lau? —pregunté nuevamente mientras acercábame a ella.

—Tu hermano —respondió.

No había notado la debilidad y el esfuerzo que estaba haciendo para hablar.

—¿Qué pasa con él? —pregunté más confundida que antes.

Me acerqué a ella y retiré su mano de donde estaba: tenía su característica playera gris empapada de sangre.

—Tu hermano hizo esto —susurró.

Mi hermano hiriendo a la única persona que siempre se ha preocupado por mí... se acabó mi paciencia.

Rápidamente me dediqué a limpiar su herida (que por suerte no había sido tan profunda), pero sí llevaba mucho tiempo abierta. Después de un buen rato de alcohol, gasas y gritos ahogados de Lauren, logré parar el sangrado y envolver su herida sin problemas. Noté que era la madrugada del viernes, así como también recordé que Lauren y mi hermano, Rick, siempre iban a tomar los jueves en la noche. Eso significaba una cosa: Rick estaba por llegar... o no llegaría del todo.

Le pregunté a Lauren lo sucedido, pero contestó que por el momento no quería hablar de ello.

—He estado pensando... —comenzó Lauren.

—¿Sí? —pregunté curiosa.

Alcé una ceja.

—Sí —rió bajo.

—¿Qué has pensado? —cuestioné.

—Quizá lo mejor es alejarme de ti —se pausó—. Debes encontrar a alguien más de acuerdo a tu edad, alguien a quien tus padres sí acepten, no com-

La interrumpí. Sí, sí... la besé. Algunas veces comenzaba a hablar sin parar y no había poder en la tierra que la detuviese... mas que los besos.

—Yo he estado pensando algo mejor —comenté.

Ella ladeó la cabeza, como indicándome que continuase con mi relato; como diciéndome que compartiera mis pensamientos más profundos con ella.

—Deberíamos irnos —dije sin rodeos—. Ser felices... de todas formas eres mayor que yo, pero yo ya soy mayor de edad... así que eso no será un problema.

Me miró perpleja. Y luego comenzó a reír. Estaba burlándose de mí. Qué descaro.

—Estoy hablando muy en serio, Michelle —dije firme.

Inmediatamente cesó su risa y, al ver la seriedad de mi rostro, tragó en seco.

—Si eso quieres, hagámoslo —dijo asintiendo—. Sabes que conmigo jamás te faltará nada.

Y yo lo sabía muy bien... sus padres la tenían trabajando en su negocio familiar.

Con cada embestida aumentaba su fuerza y se perdía su control. Una estocada tras otra, tras otra... tras otra. Me besaba desesperadamente. Estaba como en la intensa necesidad de demostrarme su amor con caricias... tanto que no sabía por donde besarme, por donde tocarme. Optó por besarme lentamente mis labios; hizo una línea de besos: empezando por mi oído y terminando en mi mentón, bajando por mi cuello, pasando por mi hombro, regresando y comenzando a bajar hacia mis pechos.

Dejó de besarme. Dos de sus dedos encontraron camino hacia mis labios; entendí la señal y abrí mi boca para que ella pudiese meter sus dedos. Los lamí un poco. Ella los retiró y comenzó a pasarlos alrededor de mis pechos. Exquisita sensación. Se inclinó hacia ellos e hizo de las suyas. Lamió, mordió y besó cada parte de los mismos.

Yo estaba por tocar el cielo o, ¿realmente lo estaba? Era la primera vez que hacía algo así. No tenía idea de lo que debía sentir, no tenía idea de nada. Solo me dejé llevar como muchas veces Lauren me decía que debía hacer.

—Estoy cerca —solté.

Ni siquiera sé en qué momento decidió mi cerebro decirle a mi boca que pronunciara esas palabras. Una presión deliciosa estaba formándose en mi abdomen y sentía cómo bajaba lentamente hasta mi centro. Lauren decidió aumentar aún más su ritmo y después de unos minutos, sentí una relajación profunda.

—Te amo —dijo Lauren sonriendo.

Salió con cuidado de mi interior y se acostó a mi lado. Enrolló sus brazos a mi alrededor y me acercó más a ella.

—Y yo a ti —respondí.

———

Imaginas & One-shots de Fifth HarmonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora