Imagina que estás con tu novio y él está dándote una buena paliza solo porque abrazaste a un amigo tuyo que no veías desde que tenían 7 años.
___ POV
—¿Quién demonios es él? —preguntó una vez que mi amigo, Luke, se fue del club en el que estábamos.
Luke y yo estuvimos juntos en la escuela cuando teníamos 7. Él es un gran chico y cuando mis padres se divorciaron, él siempre estuvo apoyándome. Jamás me dejó sola.
—Te hice una pregunta —dijo mi novio Mark soltándome una cachetada.
Sentí mis lágrimas acumularse.
Ya estaba bastante acostumbrada a los golpes de su parte. Cada vez que se ponía borracho era una paliza segura. El motivo por el cual nunca lo dejaba es porque él decía nunca acordarse de lo sucedido. Y yo como tonta le creía.
—Luke —respondí sintiendo otra cachetada—. Estábamos juntos en la escuela cuando teníamos 7.
—No me mientas —dijo Mark entre dientes—. Eres una maldita perra mentirosa —golpeó mi estómago, haciendo que me doblara del dolor.
Me agarró de un puñado de cabello y comenzó a arrastrarme afuera del lugar, por la puerta trasera del local.
Salimos y me di cuenta que el lugar estaba poco iluminado, él bien podía matarme y nadie lo sabría.
—Voy a preguntarte una vez más —dijo respirando pesado—. ¿Quién mierda es ese imbécil que te saludó?
—Ya te respondí —dije tomando un poco de valor.
Quizá el alcohol me hacía sentirme invencible.
—¿Quién te crees para levantarme la voz? —preguntó acercándose lentamente a mí.
—¡No estaba levantándote la voz! —grité temerosa.
Ups, acababa de gritarle.
Otra cachetada. Otro golpe en el estómago. Un rodillazo en las costillas izquierdas. Dos patadas en las piernas... yo solo cubría mi rostro. Me escurrí en el piso y me hice bolita. Él seguía pateándome.
—¡No verás de nuevo a ese maldito estúpido! —gritó.
Una patada por cada palabra pronunciada. Ya estaba comenzando a sentirme débil. Mis ojos ya estaban pesados. Los fui cerrando poco a poco.
—Ni se te ocurra dormirte, perra —dijo agarrándome del cabello, haciendo que me sentara.
Me recargué contra la pared y él se arrodilló frente a mí.
Comenzó a soltar puñetazos en mi cara. Podía sentir cómo comenzaba a escurrir la sangre por mi pómulo, ceja y labios. Incluso mi nariz ya estaba sangrando. Por más que le pedía que se detuviese, no me escuchaba. Él seguía tirando golpes sin parar.
—Voy a pedirte que te alejes de ella en este momento —dijo una voz.
Se escuchaba bastante enojada. Era de una mujer.
Mark dejó de golpearme. Se paró y comenzó a caminar hacia la chica. A través de mis ojos muy hinchados pude ver que era alta, piel oscura.
—Esta no es tu lucha —dijo Mark tambaleándose—. Vete o eres la siguiente.
—Muy bien... estoy esperándote —dijo abriendo sus brazos.
—¿Normani, qué haces! —exclamó alguien que salía del lugar—. Una más y regresas a prisión, ¿o ya se te olvidó?
