Vid estalla en risas y me mira como si estuviera inventando la historia más ridícula de todo el mundo.

—Creo que eso solo fue eso, un sueño —agrega mirándome—. Te hace falta un hombre y descansar.

—¡Te digo que es real!

Me está empezando a molestar el hecho de que no crea en mis palabras.

No estoy loca.

—Él me dijo que nada de lo que acababa de escuchar o ver había pasado, que no era real, que olvidara sus voces —Johnvid permanece a los pies de la cama, observándome—. Luego cuando terminó de decir esas palabras, perdí el conocimiento y me desperté aquí. ¿No crees que eso es raro?

—Sí te tengo que admitir, que para el disparo que tienes en la pierna, caminas demasiado bien, eso sí me parece raro, pero ajá, ¿cómo sabe ese sujeto que yo vivo aquí y que soy tu amigo? —cuestiona—. ¿Cómo sus palabras lograrían hacer semejante cosa? Eso no es posible. Vivimos en el mundo real, Nat.

—No lo sé, pero él sabía mi nombre —digo espantada—. Él me había llamado por mi nombre. No pude ver quien era, porque estaba muy oscuro.

—Esto no es "Nathalia y el país de las maravillas" —hace comillas—. Creo que será mejor que duermas un poco, yo también lo necesito.

Me doy por vencida. Tratar de convencer a Johnvid no sería cosa fácil.

—¿Qué hora es? —Pregunto sin ánimos de seguir intentando convencerlo.

—Las seis de la maldita mañana.

—Tengo miedo, Vid —musito.

—¿Nathalia Chardin tiene miedo? —Vid arquea una ceja—. ¿Qué pasó con aquella a la que no le importa ver a la misma muerte?

—Perdida —respondo—. Desde aquella noche del disparo. Siento que eso no ha sido por pura casualidad.

—No pasa nada, Nathalia —añade, mientras se dispone a salir de la habitación—. No tienes enemigos que quieran asesinarte. Ni siquiera tienes tantos amigos. Yo soy el único. —Se ríe.

—¿A dónde vas?

—A ducharme, tengo que viajar a Borgoña por si lo olvidas, yo si tengo clases —sonríe.

—Vid...

—¿Sí?

—No dejaré la universidad.

—¿De qué hablas?

—De eso —pongo los ojos en blanco—. No es justo para ti que lo haga, te inscribiste ahí para que estuviéramos juntos, y no es necesario que yo te deje solo.

—De verdad las drogas están afectándote —sonríe.

—Por Dios, permíteme reírme —digo sin humor.

—Al fin decides algo bueno en tu vida —camina de vuelta hacia mí—. Sabía que ibas a entender que no me podías abandonar, ni tirar a la basura la oportunidad que te ha dado tu padre —Se abalanza sobre mí para abrazarme.

—¡Mi pierna! —Exclamo recordándole mi herida, cuando me golpea sin querer.

—Lo siento —Se disculpa rápidamente, mientras me mira con ojos alertados.

—Espera... —murmuro al percatarme de algo.

—¿Qué sucede?

—Ya no me duele —Levanto la mirada hacia su rostro.

—Debes estar sanando bien, porque llegaste sin las muletas y caminando perfectamente.

Me quedo pensando.

—¿Cómo le harás para pagarla? —dice continuando la conversación y vuelvo a prestarle atención—. Lo digo porque después de esto tu padre no te va a ayudar o tal vez lo haga.

—Tengo que buscar un trabajo —observo con confusión mi pierna vendada.

—Tenemos —dice haciendo enfatizando.

Muevo la cabeza en negativa y le sonrío. Vid siempre está dispuesto a estar donde yo lo necesite, así como yo también por él. Nunca me cansaré de decir esto; pero no cambiaría su amistad por ninguna otra.

—Ahora te dejaré para que descanses —Deposita un beso en mi mejilla—. Me iré a preparar para irme, cualquier cosa me llamas al celular.

—Gracias —murmuro y una sonrisa se planta en mi rostro.

Entierra una de sus pálidas manos entre su cabello negro y ondulado, empujándolo hacia atrás para acomodar las relucientes y rebeldes ondas que caen por sobre su frente. Sus ojos de color azul me observan con ese brillo tan peculiar que los caracteriza.

—No tienes que agradecerme nada —Me guiña un ojo.

Luego abandona la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Tomo una exhalación profunda y me vuelvo a sumergir en el calor de las sábanas, con la preocupación de poder entender qué es lo que me ha ocurrido en ese autobús de mierda, y qué es lo qué está ocurriendo con el mundo.

¿Qué es lo que pretende? ¿Hacerme ver como una loca? ¿O volverme realmente una loca?

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Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Where stories live. Discover now