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Hace algunas horas, había sentido un dulce y amoroso toque en su rostro, apreciándolo maravillado, como si él solo fue una hermosa ilusión del íntimo momento pasado, no pudo suplicar más por esa caricia, ya que el sueño y cansancio aún rondaban en su cuerpo sin indicios de abandonarlo luego. La acogedora sensación de plenitud le cubría de la misma manera que las sábanas vino tinto sobre su cuerpo, percibía el débil calor que produjo en la madrugada, aquel poco a poco se iba y sigilosamente comenzaba a calar el molestoso frío estorbándole su grata comodidad y temperatura.

Dormía y soñaba con júbilo, después de esa íntima unión con el príncipe de Holmes Chapel sentía el amor inquebrantable que ambos establecieron, era inexplicable cómo su corazón, hecho de sentimientos puros, fue fusionado con el del otro de una forma mágica y eterna; podía tocar la abstracta felicidad que le embargaba con cada respiración y los suspiros podía atraparlos entre sus manos y ver de qué trataba la placentera ilusión, observarlas encantado por lo factibles que eran y que se realizarían con prontitud.

Acababan de ser las dos de la tarde cuando él recién optó por despegarse de aquellos majestuosos sueños y levantarse con actitud decidida y alegre para enfrentar el nuevo día; sin embargo, los fatídicos recuerdos le causaban gigantescos escalofríos, ganas de permanecer en la cama pensando en sus seres queridos hasta que todo se oscureciera y las pesadillas le obligaran a rememorar los terribles hechos anteriores. Todo sería horroroso, atroz, si Harry Styles no conformara parte de su vida, estaría incompleto y, quizás, nunca habría hallado el verdadero amor; algo triste para un muchacho que siempre había anhelado ser feliz.

Pero Louis, ese Siete que no le tenían fe —siquiera él mismo—, que el mismísimo destino muchas veces le obstruyó difícilmente el camino, tuvo el privilegio de ser amado por una grandiosa persona, amarla sin límites a la vez que el futuro les concedía con todo esplendor, y honor del mundo, una familia que, a pesar de plantearlo tempranamente, ya estaba definida para su hermosa juventud.

Al mirar el otro lado de la cama se sintió decepcionado, estaba vacío y solitario, la tela arrugada sin cuidado, tan solo quedaban vestigios del potente aroma del príncipe, el sitio se veía el triple de grande sin la presencia de Harry alrededor, protegiéndolo como bien hacía en los últimos días o cariñosamente dándole mimos para que le sonriera. Le habría encantado despertarse y en medio de estabilizar su borrosa visión estuviera él a su lado diciéndole con su ronca voz los buenos días o, simplemente, regalándole un magistral beso. El castaño tenía altas expectativas para cuando abriera sus alegres ojos ese día, sin embargo, cabía la posibilidad de que obtendría algo superior a lo pensado.

En el preciso momento que puso un pie fuera de la tibieza de las frazadas, tres doncellas ingresaron a la suite con la cabeza gacha en forma de respeto, no obstante una de ellas le observó poniéndose inmediatamente colorada: era Georgia. Louis, por su parte, le imitó y escondió sus partes íntimas velozmente, su desnudez aún era visible y aquello solo era apto para el Uno, además de exclusivo. Tocó su rostro percibiendo la caliente temperatura que le subió de repente mientras que escuchaba las risitas de las muchachas, aquel divertido sonido solo empeoró su semblante y mucho más cuando ellas cuchichearon, igual que unas viejas chismosas, el porqué de la carencia de ropas.

No había que ser inteligente para saber lo maravilloso que ocurrió.

De reojo se percató de la cercanía de una doncella, se acurrucó otra vez sintiendo cómo infringían su intimidad, alzó la mirada para ordenarle seriamente, con el bochorno impregnado en sus facciones, que volviera al puesto anterior, pero una vez que la reconoció quiso saltar de felicidad y abrazarla con vigor, lastimosamente la inapropiada desnudez se lo impedía. Lila le miraba con una ceja enarcada, intentando confirmar tácitamente lo que creía, cruzó los brazos en su pecho con una media sonrisa que deseaba suprimir para aparentar seriedad en la situación. Soltó una carcajada que a Louis le alivió, aún así no reaccionó como le hubiera gustado y solo demostró una tímida sonrisa avergonzada.

Príncipes [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora