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¿Qué podría decir para desviar la atención del príncipe cuando la verdad estaba más clara que el agua? ¿Serviría defenderse y excluir a Grace del asunto, así ella no tenía problemas? ¿Podría ser posible que la intuición de Harry al descubrir la verdad aún no haya evolucionado al máximo y tendría la ventaja de engañarle y zafarse? ¿Qué diría?

Lord Tomlinson miraba el libro estrellado en el piso con algunas hojas dobladas, era tanto el temor que la gravedad le hizo caer con mucha fuerza, casi destrozándolo. Iba a recogerlo, pero la insistencia del príncipe debido a la carencia de respuestas le privaba de cualquier movimiento. Grace estaba peor que él, hecha piedra, tímida y con una postura lista para recibir un regaño por Su Majestad; Louis jamás pensó verla tan encogida por el miedo, de seguro por su mente pasaba la atroz idea de ser destituida de su cargo por efectuar más de un trabajo establecido y único, años sirviendo al palacio para que después sea echada por ayudar a un Siete.

Él se sintió culpable, pero haría lo que fuera para que no sucediera.

—Yo solo trataba de hacer reír a Grace, pero como ya ve su rostro permanece serio. ¡Es una mujer que necesita una sonrisa! —decía intentando volcar todas las preguntas, realmente no sabía cómo avergonzarse más.

—¿De verdad quiere hacer reír a alguien con una caligrafía de niños y una lectura más parecida al hablar de un tartamudo? —preguntó duramente.

Algo en Louis se ofendió, en vez de defenderse, calló dolido, porque era verdad. Las palabras tan frías que despotricó el príncipe no podían describir mejor todo el esfuerzo que había utilizado para aprender y conocer lo que para él era desconocido, nuevo e interesante. Así que sus estudios eran una porquería y él era un tonto. Una opresión caló en su pecho, un deseo de liberar la verdadera historia, pero ¿para qué? Prefería el término "tonto" que "estúpido".

—No crea eso, Su Majestad —se involucró Grace. Ella notó el dolor de Louis aun con la cabeza gacha, al parecer el príncipe no—. Él de verdad trataba de alegrarme, yo hacía mis cosas y se puso a leer de esa manera para hacerme reír, por poco lo logra.

El castaño quería alzar su mirada y agradecerle infinitamente, aunque esa ayuda no sirviera de nada.

—¿Y la libreta? ¿De quién es la letra? No creo que en el palacio hayan niños pensando que es una escuela —comentó sarcástico. A veces Harry cruzaba los límites de sus interrogaciones para ir declarando crueldades.

—Soy analfabeto, ¿eso quería escuchar, alteza? —explotó luego de unos segundos donde cargaba de odio a sí mismo por ser un imbécil sin educación—. Soy un estúpido que no sabe nada, un inculto que no tiene la menor idea de escribir, leer, sumar o restar, soy alguien que no sabe la historia de su propio país, alguien que no sabe en qué parte del mundo se encuentra Inglaterra, alguien que ni siquiera sabe en qué parte de Holmes Chapel se encuentra, alguien que sacrificó sus estudios para trabajar y darle un futuro seguro a sus hermanas. ¡Soy un maldito analfabeto que quería aprender, pero gracias a usted y su verdad mejor me quedo en la porquería de la ignorancia donde siempre he crecido y vivido!

Dio media vuelta enojado, furioso, todo adjetivo que contuviera ira lo aceptaba gustoso en su cuerpo. La negatividad predominaba en su sistema circulatorio y mental, lo único que quería era desahogarse mediante fuertes e incontrolables puñetazos contra alguien insensible al dolor.

¿Cómo podía soportar la burla de Harry? Era tan cruel y sangre fría que por un momento pensó que lo manipulaban para hablarle de tal manera, que Kyle consiguió cambiar la opinión del príncipe sobre el Siete, le enseñó a despreciarlo y tratarle como verdaderamente es: una basura hábil que había sabido mezclarse con los brillos del palacio.

Príncipes [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora