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Sus doncellas arreglaban con sumo esmero los últimos detalles de su traje, estas portaban un ceño fruncido por la concentración de tener éxito en el máximo embellecimiento de su Lord. Si bien, ellas sabían lo que pronto se realizaría en el Gran Salón y la importancia que tendría la presentación personal de cada joven atractivo partícipe de la Élite, los últimos diez candidatos en la Selección de Holmes Chapel. Estaban segurísimas que la despampanante figura del castaño refulgiría más que un diamante recién pulido, se robaría todas las miradas de cada invitado y existiría bastante envidia por su natural beldad.

Sería una obra de arte, impecable y delicada, compartiendo entre las familias reales.

Su cuerpo había sufrido nuevamente el proceso de cremas y perfumes, pero esta vez se incrementó mucho más, tanto que le era posible dejar a su paso una estela de un exquisito aroma a floral. Era increíble la intensidad del olor y la embriaguez instantánea que producía al respirarlo. Cualquier individuo que le mirara tan solo una vez, era segura su vista en él por el resto de la noche.

Las doncellas le otorgaron el visto bueno a su magnífico aspecto, por lo que había llegado el momento de salir de su habitación y enfrentar a todos en el Gran Salón; no dudaba que el espacio estuviera infestado de personas desconocidas, alzando las copas, admirando la preciosidad de los vestidos, conversando de temas triviales o la competencia que se desataba por el príncipe Harry Styles. Pensó que esto último sería lo más hablado por las personas, pues había comenzado la dichosa y esperada Élite de Holmes Chapel.

El nuevo objetivo de Lord Louis era descender elegantemente las escaleras e ingresar en el sitio donde la riqueza prevalecía sobre los Unos, bañados de material costoso y piedras preciosas. Y no estaba equivocado. Al detenerse en el umbral del Gran Salón pudo apreciar con libertad la gran cantidad de gente en aquellos atuendos tan impactantes, bellos y hechos a la medida. Delante de él estaban las respetadas familias de Liverpool y Birmingham, los cuales muchos de ellos le miraban con descaro de arriba a abajo por su notable belleza, estilo y atractivo físico.

¡Semejante obra maestra veían sus ojos!

De pronto, por toda el área del lugar, resonó un vaso quebrándose en cientos de pedazos debido a la inmensa impresión que se llevó por el guapo muchacho detenido en la entrada, aquel que vestía un pantalón blanco con tirantes del mismo color y camisa negra; las prendas estaban, más o menos, adheridas a su cuerpo causando un infarto por donde se le viera; y ese peinado que demostraba la más pura inocencia: un remolino castaño terminaba por adornar su cabeza.

El autor del vaso roto se acercó rápidamente hacia el Siete, incapaz de hacer esperar su curiosidad por el joven, quería saber de él, conocerlo y, quién sabía, tener una oportunidad con la belleza a pesar de los peligrosos riesgos que podía conllevar el intento.

—Buenas noches —saludó el sorpresivo muchacho—. Me presento, soy Reed Styles, primo de Harry y príncipe del reino de Birmingham. —Tomó la mano del castaño y besó suavemente.

—Louis Tomlinson, alteza —respondió ido, de un momento a otro había quedado embelesado por la presencia del Uno con solo una mirada y cruce de palabras. ¿Aquello significaba un buen indicio para olvidar al rizado o solo se estaba engañando por el deseo de olvidarlo?

—Eres muy hermoso —halagó Reed sin pensárselo dos veces. Observó el adorable sonrojo del Seleccionado y se dio cuenta que sus dotes de conquista todavía causaban efecto; hace algunos años debió cambiar su amorosa actitud para concentrarse en aprender a ser un excelente rey, ya que era muy coqueto, un adolescente descontrolado. Harry y él eran iguales, ambos eran réplicas exactas del otro.

—Oh, gracias. Usted también lo es, demasiado diría yo —coqueteó Lord Tomlinson; si no hubo posibilidades con el príncipe de Holmes Chapel, no debería echarse a morir por él, más bien, aprovechar el hecho de quedar libre para otro hombre. Además, era un gran partido: el cabello castaño oscuro con algunos rulos entremedio, mandíbula cuadrada, labios rosados y ojos esmeraldas grisáceos.

Príncipes [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora