—El niño es muy parecido a ti, ¿no? —llame su atención de inmediato, Christoper se concentró en mi —. Por poco creía que era tu hijo, es bastante parecido a ti.

Duch tosió y volteando su vista aclaró su garganta para hablar.

—Es mi sobrino, ya lo he dicho. —escupió con frialdad.

—Lyla tiene una sonrisa hermosa, ella hace que cualquiera sea feliz con sólo verle. Y los niños, tan traviesos y divertidos.

—¿A qué quieres llegar?

—Al punto de que sepas cuidarlos y tratarlos. Porque ellos te llenaran de felicidad, con sólo su presencia. —Y dicho aquello me levante, guardé las manos en mis bolsillos —Despideme de Lyla y los niños.

No esperé a que dijera nada y me fui. Esperaba llegar a casa, darme una buena ducha y pintar mi futura obra de arte la cual me valdría una cantidad bastante buena.

***

—¡Nick! —Mía me abrazó y sonreí para un beso.

—Hola Mía.

Estamos trabajando en la pastelería. Sólo me quedarían unas cuantas semanas y me iría de aquí, tengo un contrato con un museo de arte donde mostraran mis pinturas y sí les encanta lo suficiente ganare una fortuna.
Lo que ahora me preocupa, o quien me preocupa en realidad es Gonzalo Ciprian, mi mejor amigo. Hace poco hablé con él por mensajes y dijo que estaba por viajar a Saint Paul.
Mía comenzó a hablarme y sólo tome mi celular para escribirle, me está preocupando desde que sostuve aquella conversación con Molly.

“¡Hey tipo! Necesito comunicarme contigo. Llámame en cuanto puedas,

Nick.”

Mía continuó hablando, sobre algún vestido que le encantó y en sí es una indirecta para que yo se lo regale. Ella ya tiene cientos de vestidos y de prendas a la moda sin embargo tiene una obsesión con la ropa, siempre ha sido así.
Una vez quise acompañarla de compras y, admito que fue lo peor que pude hacer en mi vida. No encontraba ningún vestido bonito para una fiesta y caminamos y caminamos y a todos les daba un rotundo no, decidió comprar en el primer lugar donde estuvimos. Después de mas de hora y media.

—¡Rápido Lowey! —chasqueó sus dedos uno de los pasteleros, el tipo cubierto de harina sus manos me observaba molesto y en serio me irrita ese hombre. Mía encogió sus hombros para sonreír, bufé para seguir los pasos de Frenellin.

Dos horas siguientes llego a mi hogar algo cansado y con hambre. Después de salir de la pastelería llevé a Mía a su casa y refunfuñó por no quedarme con ella. El italiano, hizo una queja al jefe diciendo que no hago nada mas que hablar en el trabajo lo cual me disgustó y el jefe aclaró que no quería mas problemas o ambos seriamos despedidos.

Al abrir la puerta me extraño de no encontrar a Thiago o a Tommy corretear por la casa. Sólo puedo escuchar la voz de Lyla desde el comedor. Trato de no hacer ruido y me siento en el sofá de la sala, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados.

—Yo...yo aun no estoy lista —la voz entrecortada de ella hace que mis ojos se abran poco a poco —, en serio lo siento. Vale, adiós Chris.

Me levante decidido a averiguar. Al pasar al comedor mi corazón se encogió, el dolor inundó mi pecho y me acerqué hasta ella.

—¿Todo bien?

Lyla se alarmó al escuchar mi voz. Limpió sus lágrimas velozmente en un intento fallido de no mirar las lágrimas bajar. Sonrió apenada y agachó su cabeza.

—Em, sí. Todo bien.

—Puedes contarme, Lyla. Quien quita que pueda ayudarte —sonreí sinceramente, ella alzó su vista y note lo nerviosa que está.

—¿Ya has comido? Estaba por preparar algo. —dio la vuelta para encaminarse hasta la cocina y la sigo. Me detengo frente a ella para levantar su cara. Algo pálida, despeinada y con ojeras. Aunque sigue pareciendo un ángel, un bonito ángel.

—No quiero comer. Sólo quiero ayudarte, dime que sucede.

Ella se tiró hasta mis brazos y su llanto fue aumentado poco a poco. Apretando mi camisa no hice nada mas que sentir que se me desgarra el alma. Sintiéndome miserable y con un nudo en mi garganta, a la vez que mis puños se aprietan.

—Christoper.

Los dedos de mis pies se apretaron al escuchar el nombre del causante de sus lágrimas. Mi ceño fruncido se presentó, la abracé a mi inundandome del olor a shampoo de vainilla.

—Si no quieres contarme más lo entenderé, cariño...

—Chris pidió la prueba de amor —susurró, me tomó unos segundos entender lo que dijo —, no pude, no pude...Nick —los sollozos volvieron —. Pero Thomas me lastimó tanto, me hizo hacer cosas que yo...¡estoy harta! Quiero ser feliz pero su recuerdo me atormenta, a mí y a los niños. ¡Demonios! ¡lo odio,Nicholas! Nunca lo voy a dejar de odiar. Me hizo ser tan infeliz, ¡te odio Thomas Parker, te odio! —permití que me golpeara todo lo que desease, que depositara su furia en mi. 

—Él no esta. Thomas no esta, aquí estoy yo y nunca te lastimare. Ni a ti, ni a los niños. —besé su frente y ella se acurrucó en mi pecho mientras me abraza. Como si fuese una pequeña niña con miedo.

Unos quince minutos después me quedé a su lado. La acompañe a la habitación de los niños donde duermen plácidamente y Lyla pidió que me quedara en su habitación donde me contó como estuvo su día y preguntó por el mío pero de nuevo salía a flote el tema de su ex marido y de su novio y volvió a caer, a llorar.

Sentado en su cama acaricie su cabello y lentamente sus ojos se cerraron. No hable por un buen rato hasta que la oí decir.

—Prometeme que nos protegerás si Thomas regresa, por favor Nicholas. —dijo para abrazar a su almohada.

—Prometo protegerlo con mi vida si es necesario. Thomas Parker nunca les volverá a hacer daño, es una promesa. —acerco mi cara hasta ella y deposito un beso en su frente para cubrirla con el edredón.

Nunca los dejare. Los quiero demasiado como para dejar que los lastimen porque ellos ahora son mi familia y a las familias hay que protegerlas con capa y espada. Y mi armadura ya esta puesta.

Yo amo a Nick♥ adsjk es un encanto! Thomas. Thomas. Thomas. Agh, ya ni lo soporto.

Sois las mejores, besitos;) 

Sky.

A la Medida.Where stories live. Discover now