De golpe lo recordó.

—Mierda, la olla. —guardó la caja en su bolsillo, y volvió a correr.

~o~

La estación del metro se veía mucho más congestionada que hace un momento atrás. Con dificultad el chico de agua había caminado entre la gente para poder subir a la máquina de transporte. Iban todos sumamente apretados, y por un momento olvidó el significado de "metro cuadrado". Suspiró pesadamente.

Con una mano se afirmaba de una baranda, y con la otra llevaba la olla que Tauro le había pedido comprar. La observó. No era una de las mejores, pero no cargaba con mucho dinero en ese momento,más que nada por temas de seguridad.

Recordó en dónde llevaba su teléfono, cuando sintió una mano ajena hurgando en su bolsillo derecho. Se volteó de inmediato.

—WEON QUE SHUSHA —le gritó a un viejo, quien velozmente apartó su mano, y trató de escabullirse entre la multitud buscando salida. Piscis rodó los ojos con desesperación. "Debo bajarme un momento", pensó.

Cuando las puertas se abrieron en una estación, el chico descendió de la máquina, dirigiéndose a los baños.

Eran pequeños a pesar de todo, y tenían sólo dos cubículos. Dejó la olla en el suelo, y abrió la llave de un lavamanos, llevándose agua al rostro.

¿Cómo había gente que soportaba estar entre tan poco oxígeno y tanta gente? Él prácticamente se estaba ahogando. De todos modos, el agua fría lo despertó un poco.

Lo pensó un poco, hasta que se convenció por sacar la caja de su bolsillo. Mirándose al sucio espejo del baño, se colocó torpemente los lentes de contacto blancos que le daban un aspecto un tanto tenebroso. Le sonrió a su reflejo.

Cuando se percató de que otro chico entró al baño, él decidió salir. Caminó con velocidad entre la gente, y logró nuevamente entrar al vagón del metro, volviéndose a poner en marcha.

La gente le observaba, y él les sonreía de vuelta.

~o~

Unos cuarenta minutos más tarde, Piscis pisaba tierras frecuentadas nuevamente. Entró naturalmente a su piso, se dirigió a su cuarto sin dirigirle palabra a nadie, y le dedicó a la cama su cansancio, recostándose sobre ella.

Dormitó unos minutos hasta recordar que aún llevaba los contactos puestos. Con pesadez se puso de pie y se dirigió al baño de su habitación, en donde se los quitó y volvió a ponerlos en su lugar. Como ya estaba medio descansado, fue a la sala de estar, en donde Escorpio miraba televisión. Tenía colocado un canal nacional, y en ese momento se sintonizaban Los Simpsons. Se le acercó.

—Hola, Carlitos —dijo con voz alegre.

—Hola, Rico —respondió este, sin suma importancia. Ambos se decían el uno a otro de esa manera en señal de burla.

Piscis notó que el otro chico de agua estaba un tanto concentrado mirando televisión, por lo cual no quiso molestarlo más. Se dirigió a la cocina, y sacó una cajita de jugo de manzana individual del refrigerador.

"Noticias de último minuto" se pufo oír desde el televisor. Piscis regresó a la sala de estar.

"Una sospecha de bomba atormenta a usuarios de Metro por una olla olvidada en Irarrazabal. La policía está tomando los requerimientos esperados, haciendo evacuar a los pasajeros fuera de la estación del metro".

Piscis procesó rápidamente.

De pronto, alguien llamó a la puerta. Piscis tragó saliva, y fue a atender, encontrándose con Tauro de brazos cruzados.

—Dime que esa olla olvidada en el metro no es la que acabas de comprarme hoy.

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Realmente esto sucedió

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Realmente esto sucedió. Claro está que la historia detrás de la olla olvidada no xD

Microhistorias del Zodiaco (CANCELADA)Where stories live. Discover now