Microhistorias del Zodiaco (CANCELADA)

#100

—Alcánzame los dulces —pidió Piscis a su amigo, y éste le hizo aquel favor.

—¿Cuánto crees que te falte? —cuestionó su amigo cangrejo.

—Dirás cuánto crees que nos falte—sonrió mientras colocaba los caramelos de una manera bastante simétrica sobre el chocolate derretido.

Juntos estaban haciendo un pastel para Acuario, celebrando que llevaba un mes sin hacer una travesura, o meterse en problemas, o algo que pudiera hacer un chico como él.

—Vualá —Piscis alzó los brazos. El pastel estaba listo.

Creerán que sólo trabajó Piscis, pero la verdad es que no. Sí, sabe cocinar, pero nada mejor que las manos de Cáncer para hacer un buen postre. Él sólo fue quien decoró el pastel.

—Ahora sólo hay que llamar a los demás a comer —pensó Cáncer en voz alta— ¡Chicos, ya está listo el postre! —caminó a la sala de estar, y los chicos que estaban sentados hace unos minutos allí, simplemente no estaban.

—¿Qué? —lo siguió Piscis— ¿Dónde está el resto?

—No lo sé, estaban aquí hace unos minutos.

—¿Todos?

—Bueno, no todos, sólo faltaba Acuario... —su amigo se llevó las manos a la cabeza, interrumpiéndolo.

—Dime por favor que el esfuerzo que pusimos en ese tonto pastel valió la pena —soltó el pez.

—Te dije que sería mala idea juntarlos a todos en una habitación.

—Eso no importa ahora —Piscis suspiró, tratando de relajarse un poco— ¿Tienes para llamar?

—No tengo celular desde hace una semana por culpa de Aries, ¿recuerdas?

—Oh, cierto. Pues yo no tengo plata.

—¡Yo si tengo! Espera... ¿Dónde se fueron los demás? —salió Virgo del baño mirando la sala vacía muy confundido.

—Nos preguntamos lo mismo— lo miró Cáncer un poco más tranquilo al saber que no sólo Piscis y él desconocían la situación, pero a la vez inquieto porque Virgo siempre sabía lo que pasaba.

—¿Y a quién llamarías, a Géminis? No lo creo —Piscis se cruzó de brazos. Debía admitir que su relación con Géminis era algo complicada.

—Sería peor llamar a Sagitario —murmuró Virgo.

—Sería horriblemente peor que llamaras a Aries —agregó Cáncer.

—Ya, calma... ¿Entonces a quién llamamos? —Piscis era indeciso, aunque no exageradamente. En algunos momentos, eso le daba problemas.

—¡A Tauro! —Cáncer se iluminó y le quitó el celular de la mano a Virgo para llamar al chico que a los tres les agradaba.

—No sé por qué se lleva tan bien con Tauro —musitó el chico de tierra para sí mismo, pero siendo oído por Piscis.

—Ni que se llevara mal contigo, te prefiere a ti antes que a Tauro.

—¿En serio? —Virgo abrió más los ojos y Piscis asintió.

—No es razón para que te sonrojes —dijo burlón Piscis.

Virgo miró al chico de agua de una manera fulminante. Éste guardó silencio, o eso intentó, puesto que se reía por lo bajo.

Virgo y Piscis son opuestos complementarios. O viven juntos en armonía, o se matan el uno al otro.

—Oye Virgo, toma —Cáncer le extendió su celular— Tauro me dijo que encendiéramos el televisor en el canal 8, no pregunté por qué así que no tengo idea —dijo velozmente, y así fue. Virgo prendió la tele y sintonizó el canal 8.

—¡¿Por qué demonios está Sagitario en la tele?! —gritaron Piscis y Virgo al mismo tiempo.

—Wow, creí que lo del viaje a Francia era una broma... —soltó Cáncer en un susurro.

—¡¿ESTÁN EN FRANCIA?!

En la televisión Sagitario era encuestado por un periodista en vivo, y de fondo aparecía la torre Eiffel y una masa gigante de gente a su alrededor, grabando y gritando algunas cosas. Sagitario le gritaba al hombre que lo encuestaba cosas que no lograron entender el par de signos de agua y Virgo, ya que estaban en francés. Sagitario era el único que sabía francés.

Y entre la multitud, se podían ver algunos de los chicos haciendo muecas a la cámara. De pronto la gente comenzó a gritar con desesperación, y todos alzaban la vista. La cámara enfocó velozmente a la punta de la torre Eiffel.

—No... —dijo Virgo para sí mismo, impactado

Acuario estaba justo en la punta, quién sabe cómo y quién sabe por qué. Y de pronto, salta, acompañado de los gritos de todos alrededor.

—¡Se los dije, perras! —gritó Sagitario, y Acuario abre un paracaídas que nadie había notado. Y el paracaídas no decía nada más que "Travesura #100"

—TE JURO QUE LE PARTO LA MADRE A ESTE CABRÓN —gritó Virgo, asustando al par de signos de agua.

~o~

—Catorce horas se demoraron en volver... ¡Catorce malditas horas! —seguía regañando Virgo a Acuario desde que... bueno, desde que lo vio en la televisión. Habían reunido nuevamente a todos en la casa de los signos de agua, en donde habían hecho el pastel.

—¿Y qué tiene? —Acuario no le ponía tanta atención puesto que, en ese momento, Virgo no le importaba. Estaba orgulloso de sí mismo.

—¿Cómo que qué tiene? weón, tardaron menos de dos horas en llegar a Francia y más de doce en volver aquí, ¿O sea qué chucha?

—No tardamos menos de dos horas, tardamos como 14 horas, razona un poquito.

—¿A qué te refieres con 14 horas...? —intervino Piscis en la conversación.

Cáncer miró a la cocina, específicamente al pastel.

—Mierda... —murmuró.

—¿Eh...? ¿Qué pasa? —habló Tauro preocupado por la expresión que se había formado en el rostro de Cáncer.

—Piscis, ¿Recuerdas el año pasado en que nos quedamos hablando por horas, pero nos parecieron un par de minutos, y no nos dimos cuenta?

—Ajá, ¿Por qué?

—Ahora metimos a Virgo en esto.

—Ay no, no me digas que volvió a pasar —Piscis se asomó a la cocina. El pastel estaba incomible. Perfecto.

Virgo también se asomó y vio la mancha de chocolate derretido en el suelo, lleno de hormigas, y peor.

—Ni crean que yo limpiaré eso... —se retiró lentamente, abandonando el piso de los de agua.

—Tauro, ni se te ocurra mirar lo que pasó aquí —dijeron Piscis y Cáncer al unísono, obstruyendo la pasada a la cocina. Pero eso no hizo más que empeorar las cosas, puesto que la curiosidad del signo de tierra lo hizo empujar a los signos de agua y ver la escena.

—¿...eh? ¡¿Qué?! ¡¿POR QUÉ HAY DEL PRECIOSO CHOCOLATE DESPERDICIÁNDOSE EN EL SUCIO PISO?!- Tauro se alteró, y se lanzó al piso bajo la mirada de todos los demás.

—¡No lamas el suelo, estúpido! —intervino Cáncer, mirándolo con asco.

—¡Déjame, sé que puedo salvarlo!

—¡Chicos, no hay postre el día de hoy!