Ola de Calor

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—Me. Muero. De. Calor. —se quejó Libra en el suelo. Llevaba allí tirado una media hora.

—Oír eso de ti del día de hoy no es para nada nuevo... —agregó Leo. Estaba sentado en el pasto, abanicando su rostro con una hoja de papel.

La ciudad estaba pasando por una ola de calor, y gracias a los ajustes apresurados de Capricornio todos los signos consiguieron ir a una parcela con piscina justo para la fecha.

El único detalle: estaba plagada de insectos, y no había casi nada de sombra en todo el lugar. Y pues Libra y Leo fueron los únicos que agarraron la única sombra que había bajo el único árbol en toda el área.

Se les acercó Géminis con una toalla alrededor del cuello.

—¿Y ustedes no se van a bañar? —preguntó.

—Libra anda con la regla.

—WEY, NO —gritó Libra a su compañero de fuego.

—Ah, okay. Mucha información para mis oídos —se volteó Géminis, marchándose.

—QUE NO ANDO CON LA REGLA —gritó Libra, pero Géminis ni se volteó. Leo se estaba riendo.

—Dios, Libra. No puedes ser tan tonto.

—Tú eres tonto, ¿Cómo puedo andar con la wea si soy hombre? —bufó, se cruzó de brazos y retiró la vista de todo objeto viviente. Después cobraría su venganza.

—Hermano, no es malo andar con la regla, es algo natural del cuerpo...

—¡QUE NO, POR LA CHUCHA CÁLLATE!

~o~

Escorpio llevaba oyendo un zumbido extraño desde hacía un rato. Se alejó de sus amigos de elemento por saber qué provocaba aquel sonido tan raro para sus oídos.

Por otro lado, teníamos a un tranquilo Virgo recostado boca arriba cerca de la piscina, tomando el sol. Al lado de aquel precavido signo, reposaba un envase de bloqueador solar. Él tenía puesto unos lentes de sol y sus audífonos, para reposar con tranquilidad.

De pronto, Escorpio se topó con Virgo.

—Hey, oye —comenzó a patearle el pie al ver que tenía los audífonos puestos.

—¿Qué quieres? —dijo el otro, sin cambiar su compostura.

—¿No has oído un zumbido extraño?

—¿Extraño? ¿Por qué un zumbido va a ser extraño? —Virgo estaba muy relajado, porque hablaba lento y con pereza. Ni siquiera le tomaba tanto peso como Escorpio al asunto.

—Porque es un zumbido fuerte, y...

De la nada, una abeja enorme se acercó a ellos, y reposó sobre el vientre del chico de tierra, sin que él se diese cuenta.

Escorpio miraba un tanto atónito.

—¿Virgo?

—¿Hmm...?

—A ti te dan miedo las abejas, ¿verdad?

—Ajá... ¿por qué?

—Prométeme que no te moverás...

Virgo unió puntos en menos de un segundo.

—¡¿Eh?!- se quitó sus gafas y las arrojó velozmente hacia cualquier lado. Era una avispa de cinco centímetros de largo, y el hecho de que la tuviera en el estómago sólo hizo que se alarmara aún más— ¡Conchetumare, quítala!

Microhistorias del Zodiaco (CANCELADA)Where stories live. Discover now