Navidad

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Libra es un personaje bastante peculiar. Tranquilo por fuera y una locura por dentro. El típico abnegado que siempre pasa desapercibido, un personaje considerado sexy, o en segundo lugar bastante coqueto. Considerado también por siempre tomar la decisión correcta.

Pero hoy no era su día.

Acababa de despertar en una casa que no conocía, recostado en el suelo con un cuerpo cercano a él en las mismas condiciones.

Trató de aclarar su vista, y se llevó las manos a la cabeza, la cual le retumbaba constantemente. Al final lo logró, vio a su costado y se percató que el cuerpo casi inerte que yacía a su lado, era el de su "opuesto complementario".

Y en ese mismo instante cayó en cuenta de que había hecho una locura.

No tenía intenciones de permanecer en ese sucio suelo, y pudo dificultosamente ponerse de pie. Tambaleó, y observó botellas de alcohol desparramadas por ahí. Se abofeteó mentalmente.

Tenía 15 años, no era correcto beber. No en esa cantidad... habían muchas botellas por doquier...

Comenzó a patear suavemente a Aries mientras se ordenaba las prendas. El chico no respondía, y no lo obligó a más castigo por despertar.

Una voz lo detuvo en seco.

—Anthony...

Éste se giró.

Una chica mayor que él, de unos 17 años, yacía semidesnuda frente a él. Le coqueteaba con su cuerpo. Libra empalideció.

—¿Q-quién eres? ¿...qué hago yo aquí? —comenzó a retroceder. Poco a poco sus nervios comenzaron a aumentar.

—¿No recuerdas la noche anterior? —habló con lentitud la chica.

—No. No la recuerdo. Rezo para no haber hecho mierda mi dignidad.

—Pregúntale a tu amigo, él lo recordará... —y sin más se dirigió a una habitación. Libra volteó nuevamente. Aries se estaba poniendo de pie.

—¿¡Qué mierda hago yo aquí!? —lo tomó Libra de los hombros. El chico de fuego se sobresaltó y lo miró con el ceño fruncido.

—¡Weón, relájate! —dicho eso el chico se llevó las manos a la cabeza y gruñó. Al parecer también le dolía la cabeza.

Libra se le apartó. Recorrió cada rincón de su mente, buscando la noche anterior, pero no la encontraba por ningún sitio. Se enfadó consigo mismo.

—Íbamos a comprarle un regalo a Géminis. —murmuró Aries, mirando el gran árbol navideño que se localizaba unos metros cerca del televisor.

—¿A Géminis?

—Sólo falta tu regalo, y la fiesta es hoy.

Cierto. Era 24 de diciembre. De un segundo a otro, las imágenes de esa situación y los planes de la salida con Aries llegaron a la mente del chico de aire. Pero algo le faltaba.

—¿Y por qué salí contigo a comprar dicho regalo...? —soltó, casi exclamando.

Aries se lo pensó un momento.

—Con toda sinceridad, no tengo idea.

En un segundo la temperatura ambiental descendió, y el televisor gigante de la sala de estar se encendió. Ambos chicos se estremecieron en su lugar antes de girar a ver la pantalla. En ella, un hombre con una máscara de Saw los observaba fijamente.

—Quiero jugar un juego.

Aries y Libra se tensaron y comenzaron a temblar. Simplemente guardaron silencio.

Microhistorias del Zodiaco (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora