Capítulo 29

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Saúl se fue poco después de haber terminado la charla, no estaba de acuerdo con su decisión, pero poco importaba en esas circunstancias, no pondría en riesgo a Beltrán ni aunque su vida dependiese de ello, el seguía dormido en el piso superior, mientras ella se encontraba sola con Barack, quien estaba sentado en el diván de la biblioteca, mientras ella, hincada sobre sus rodillas apoyaba su cabeza en las piernas de este tal y como cuando era menor y necesitaba el consejo y contención de alguien. Durante mucho tiempo fueron inseparables, él no tenía familia alguna, mientras que ella había sido separada de Amalia y necesitaba de su compañía, eso los unió más que cualquier otra cosa.

Ambos estaban en silencio, escuchando la respiración del otro, hasta que Diana decidió hablar y manifestar sus pensamientos.- No puedo permitir que luche.

-¿Tu mate?- preguntó Barack.

Beltrán estaba despierto y no pudo evitar bajar al sentir voces en la planta baja, su curiosidad fue por sobre sus malestares, así que bajo muy silenciosamente las escaleras y siguió la dirección de estas hasta llegar a la biblioteca, dentro de ella pudo distinguir las voces de Diana y el recién llegado, pensó en entrar, pero luego noto de que hablaban sobre él y decidió esperar, ellos no se percatarían de su presencia porque estaba demasiado lejos como para que escucharan su respiración y en una posición en la que para ellos era imposible verlo, pero él estaba lo suficientemente lejos para escuchar de que hablaban y quizás incluso ver un poco.

-Sí, no soportaría que algo le pase.- la sola idea de imaginarlo hacia que el pecho de Diana se apretase.

Silencio.

-¿Aún piensas en él?- soltó de pronto Barack.

Diana tomo aire antes de responder, sabía que él en algún momento haría la pregunta, pero a pesar de ello, no estaba preparada.- Siempre.

-Dante te amaba.- respondió su amigo.

Ella rio de un modo triste.- Yo también a él, es más lo sigo amando, no creo que ese sentimiento pueda salir de mi jamás.

Barack comenzó a acariciar su cabello, porque sabía tan bien como ella, que estaba a punto de llorar.- Sin embargo estas con Beltrán.- replicó este.

-Con Beltrán las cosas son distintas, él es mi mate, es la otra mitad de mi alma. No podría estar con nadie más que no fuese él.

-Y si Dante estuviera...

Ella lo cortó, se incorporó y lo miró a los ojos.- Pero no está y no volverá por más que así lo queramos. Nuestros corazones siempre estarán con él, pero no podemos vivir de lo que pudo haber sido, no puedo vivir preguntándome qué habría pasado si las cosas esa mañana hubiesen sido distintas. Sin duda hubiese deseado que lo fueran, te juro que daría mi vida si fuese necesario para que él volviese, pero no puedo...-Los ojos de la muchacha entonces se dirigieron a la puerta, donde un abatido Beltrán escuchaba la conversación con los ojos cristalizados por el dolor que sus palabras le causaban.- Beltrán yo...

-Barack, podrías dejarnos a solas por favor.- pidió el joven con la mandíbula apretada intentando controlarse.

La tensión en el ambiente era palpable, por lo que Barack miró a Diana esperando su aprobación antes de acceder y marcharse sin decir una palabra. Tras escuchar el sonido de la puerta al cerrarse, Diana comenzó a hablar.- No es lo que crees, no sé qué tanto fue lo que escuchaste, pero te aseguro que no...

-¿Qué no que Diana?- ahora parecía más enojado que lastimado o quizás era una mezcla se ambas emociones, su rostro estaba incluso sonrojado por completo.- ¿Qué no estas enamorada de otro? ¿Qué no sigues pensando en él? ¿Qué exageraste todo lo que dijiste? ¿Qué?

Deber de AlfaWhere stories live. Discover now