06. Pequeños indicios ignorados.

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Si para mañana no tuviera que leer 40 fotocopias para psicología, les haría un maratón del Fic pero no puedo así que simplemente les subo 2 capítulos seguidos c: por las 500 lecturas. 

Y de nuevo, muchísimas gracias♥


— ¿Segura? —Tyki se inclinó un poco hacia mi cara para verme a los ojos.

— S-si, lo siento. —Volví a repetir.

— No te preocupes —me sonrío amablemente—. Yo me disculpo, intentando impresionarte creo que salió un poco mal.

Parecía ser tan sincero como un niño pequeño.

— ¿Uh? —Se preguntó luego de poner su mano en mi cabeza para despeinar un poco mis cabellos —, son bastante sedosos y... —Me acercó más a él —hueles bien.

Musito esas dos palabras mientras colocaba su mentón sobre mi cabeza. Su mano se dirigió a mi cintura, acerrándola y acercándome más a él, mientras que su otra mano permanecía en mi cabeza, me había encerrado en una especie de abrazo. No sentía incomoda y podía sentir su calor, lejos de calmarme mi corazón había comenzado a latir con más rapidez, no por su calor, no por su tacto, no por su abrazo o comodidad, más bien era por una clase de inseguridad que nació en mí en ese momento. Jamás había sentido algo así, era un abrazo cálido que disfrazaba algo frío y tal vez turbio dentro de él. Decidí pensar que todos teníamos secretos porque nadie es un santo. Tyki era un hombre que vivía sonriendo, a veces esas personas son las que más sufren en ese momento supe que detrás de esa sonrisa se ocultaban demasiadas cosas pero opté por pensar que sólo era un hombre misterioso y que eso era parte de su encanto.

— ¡Hey! —Kanda abrió de tal manera la puerta que casi la rompe, su grito me hizo dar un salto hacia atrás. Estos dos cabrones harían que mi corazón estallara en cualquier momento pero aún así, me sentía aliviada de que él estuviera ahí y que interrumpiera el momento — ¡Piensas holgazanear todo el rato! Tú— me señaló con su dedo índice—, yo, afuera, ahora. —Me ordenó.

Pero simplemente me di la media vuelta... Para molestarlo, me gustaba hacer eso. Tomé a Tyki del brazo e hice que se sentara en una de las sillas del comedor, agarré entre mis dedos la pequeña caja de madera para hacer lo mismo que el minero había hecho conmigo unos minutos antes. Saqué el alcohol y unas gazas para limpiar un poco la herida que había dejado el puño de Kanda.

— ¿Qué haces? —Se me acercó molesto Kanda —tienes que trabajar.

— Luego iré.

— Hmp, dejas el trabajo para hacer de enfermera. Ser exorcista no es un juego.

Simplemente me limité a no responder nada.

— Oye te estoy hablando —se volvió a quejar —¡No me escuchas o qué! Tsk, llega de la nada y hace lo que quiere. Linda generaciones tendremos de exorcistas...

— ¡Ya te puedes callar de una vez! — Golpeé un poco la mesa con mi puño cerrado para que de una buena vez cerrara el pico, instantáneamente se sentó en una de las sillas y me observó anonadado, creo que no esperaba esa reacción —, maldita histérica —me quejé por lo bajo —.Se cree muy genial por ser fuerte y ser un exorcista. Maldita histérica.

— Te estoy escuchando.

— Cállate, que estoy arreglando lo que tú hiciste.

— Él empezó.

— Tengo alcohol en mis manos y Tyki un encendedor, no creo que te quieras hacer el malo conmigo.

— Tsk.

— Sigue hablando y haré arder esos cabellos azules de niña que tienes.

En ese momento Tyki comenzó a reír intentando descomprimir el ambiente.

— Supongo que se llevan bien después de todo. —Dijo este.

— Claro que no. —Los dos le contestamos al unísono.

— No les quito más tiempo —se levantó el minero de su asiento con una sonrisa mientras tomaba la pequeña caja de madera en sus manos —gracias por esta gran atención— sutilmente tomó mi mano y le dio un pequeño beso —. Señor espadachín por favor intente tratarla un poco mejor. —Le pidió amablemente para luego hacer una reverencia y retirarse.

— ¿Quién se cree que es? —Se quejó, como de costumbre Kanda mientras veía como se alejaba el minero.

— Una persona. Deberías tratar mejor a las personas.

Me levanté de mi asiento mientras rodeaba la mesa y cruzaba la puerta que daba al exterior, la histérica solo bufó y me siguió. Patrullábamos en silencio y por un momento fantaseé en escuchar un "lo siento" de sus labios, no porque me gustara la histérica... Sino porque quería sentir que no le caía tan mal, supongo que no le puedes caer bien a todo el mundo y que te tienes que adecuar al ambiente.

— ¿Te duele? —Rompió el silencio y paré mi andar por el shock que me había provocado esas simples palabras.

— ¿Te estás disculpando? —Me voltee y lo señale.

— ¿Qué? ¡Por qué! Claro que no. —Comenzó a caminar y se adelanto.

— Oh, se está disculpando. —Lo molesté con una sonrisa.

— Tsk. Estúpida.

— Pero... Histérica —llamé su atención, y lo logre bastante bien porque se volteo y parecía que me iba a comer con la mirada por llamarlo de esa manera —¿Por qué no te simpatiza para nada Tyki?

— A él sí lo llamas por su nombre —se quejó como si fuera ese un motivo —pero simplemente hay algo de él que no me agrada y ya.

Me habló seriamente. Tal vez sólo era eso, una simple diferencia de química entre ellos dos y por eso no le agradaba. El resto del recorrido lo hicimos en silencio hasta que el sol salió, lo que indicaba que ya era el turno de Lenalee y Lavi por lo que podíamos permitirnos dormir algo.

Me dirigí a mi habitación y me tumbé en la cama como si eso sacara todo mi estrés, pero sentí algo en mí espalda. Me senté en la cama y sobre ella había un papel acompañado por una mariposa color violeta muy oscuro, parecía ser un origami.

"– Gracias y discúlpame por todo lo de hoy.

PD: Si soplas la pequeña mariposa, gracias al papel, parece que sus alas se mueven como si quisiera volara. – Tyki"

Simplemente decidí alegrarme por el pequeño detalle y no preguntarme como había entrado a una habitación cerrada con llave.


Gracias por leer c:

Gracias por leer c:

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❀Lentes-Shan❀

Las Dos Partes De La Luna ♦ Tyki Mikk - Kanda Yuu ♦On viuen les histories. Descobreix ara