Te amo de ida y de vuelta

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—¡Escapémonos juntos! —exclama Sole mientras agarra a Óscar por la solapa de la camisa—. ¡Lo podemos hacer! —La chica levanta la voz entre los pasillos de la vieja biblioteca. —¡No hagas tanto ruido! —Óscar le tapa la boca con la mano y le murmura—: ¿Y adónde iremos, si se puede saber? —¡A donde sea! ¡Tenemos todo un mundo a nuestro alcance! —No me puedo creer que vayas en serio. Sole, mi amor, ¡eso es una locura!

La chica se aleja unos pasos de Óscar y le da la espalda: —¿Acaso el amor no es una locura? —¡Chsss! —sisea la bibliotecaria desde el fondo del pasillo. Óscar se acerca a la chica y le dice: —El amor no es ninguna locura. Son las cosas que hacemos por amor las que nos vuelven locos. —¿Y por eso me dijiste que serías capaz de hacer cualquier cosa por mí? —Y sigo pensando igual —le susurra el chico al oído. Muy lentamente acerca los labios a ella, pero en el último momento la chica gira la cabeza —. ¿Qué te pasa? —Nunca pensé que te diría esto, pero... ¡me mentiste...! —dice Sole, indignada. —Reconoce que no tienes ningún plan y que escaparse no es la solución. —Óscar se pone serio. —Sólo quería saber si estás conmigo o no.

—¡Claro que estoy contigo! —¡Pues escapémonos! El mundo está lleno de trenes, autobuses, aviones, barcos, bicicletas, patines... Óscar la corta. —Sole, ¿y mi equipo de fútbol? —Y en todos los países hay grandes ciudades y pueblos pequeños, y casas grandes, pequeñas y medianas. Y eso, sin contar las casas en medio del bosque. —¡Ya! Y si nos escapamos, ¿quién ganará la liga? —¡La ganará otro! ¿Elegirías el fútbol antes que irte conmigo? —¡Sole! ¡Son dos cosas muy diferentes! —¡Chsssss! —La bibliotecaria vuelve a llamarles la atención. Óscar se disculpa con un cabeceo, y Sole continúa la conversación: —Elige: o tu fútbol o yo. El chico sonríe y le contesta: —Me lo pones muy fácil: el fútbol y tú.

—¡Eso no vale! —¿Por qué no? Son dos amores diferentes que salen del mismo corazón. —Óscar le sonríe, y Sole, mal que le pese, le devuelve la sonrisa. —Pues mira lo que te digo: si no vienes conmigo, me iré yo sola —sentencia la chica. —¿Y adónde vas a ir? —Óscar deja un breve instante para que Sole responda, pero ésta se queda pensativa y el chico decide continuar—: Oye, no es para tanto. Será sólo un mes, sólo cuatro semanas de nuestras vidas. —Óscar le acaricia el pelo con ternura. —No es justo —dice la chica haciendo pucheros. —Mira, hoy hace justo tres meses, una semana y seis días que estamos juntos. Tenemos dieciséis años. Si a dieciséis le restas el tiempo que llevamos juntos, te quedan quince años y siete meses sin mí. Si has podido pasar todo ese tiempo sin mí, ¿por qué te pones así por un mes?

—¡Porque no quiero pasar el verano en el pueblo con mis padres! ¿Quizá porque quiero estar contigo? —¡Pero si ya estás conmigo! —¡Voy a pasarme todo el verano sin ti! —Bueno, para mí tampoco va a ser fácil, ¿vale? La vieja bibliotecaria se acerca a la pareja con cara de pocos amigos. Sole se esconde tras la espalda de Óscar. No sabe cómo se llama la mujer, pero la conoce, porque durante el curso ha ido a estudiar ahí con sus amigas. —¿Por qué no os vais a hablar a la calle? — pregunta la señora mirándolos por encima de sus gafas metálicas. —Es que no encontramos un libro —se excusa Óscar. —¿Y qué libro buscáis? —pregunta la mujer. —Uno para leer —responde Sole con tono inocente.

La mujer se queda callada observando a los chicos y luego dice, ofendida: —Todo lo que hay aquí es para leer. —Disculpe a mi amiga. Hemos venido porque para septiembre tengo que hacer un resumen de Moby Dick. —¡Y si tiene también el DVD, mucho mejor! —continúa Sole. La bibliotecaria no presta atención a las palabras de la chica y les hace un gesto para que la acompañen. La mujer se vuelve y la pareja la sigue hasta la zona de novela de aventuras. De camino, Sole le susurra a Óscar al oído: —Huele a la laca de mi abuela. —Y la pareja se sonríe. —Te he oído, niña —dice la mujer sin volverse. A Sole le da un vuelco el corazón y piensa: «¿Cómo me ha podido oír? ¡Si lo he dicho súper bajito!».

Enseñame el cielo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora