—¿Te dan miedo las alturas, Kay? —Mike, como si no se hubiera dado cuenta de mi cobarde salto para alejarme de él, miró hacia el precipicio y luego a mí. Me encogí de hombros.

Volvió a poner la mano en mi hombro y me condujo hasta el porche trasero de la casa, donde estaba Josh seguido de otros tres hombres que no sabía quienes eran, pero que iba a conocer pronto y no sabía si quería que eso pasara.

Como no sabía si quería conocer a los que, a partir de hoy, serían mis compañeros de casa, mantuve la cabeza hacia abajo y metí las manos dentro del bolsillo de mi sudadera para unirlas entre sí y hacer tiempo mientras mordía mi labio inferior hasta doler.

—Ella es Katie, de la que he hablado estos días. —Oí a Mike hablar. —Katie, ellos son Matt, Ian y Néstor. Ya conoces a Josh. —Asentí aún sin mirar, así que no sabía quién era quién.

—Venga, nena, puedes mirarnos. —Dijo Josh y yo retrocedí un paso. No quería que me llamara así.

—No la asustes, Josh. —Habló uno de ellos y miré quién había sido el hombre de voz ligeramente ronca.

El hombre de pelo castaño oscuro peinado hacia atrás me miró con unos ojos brillantes de color miel y sonrió con una blanca sonrisa mientras asentía con la cabeza como saludándome, así que devolví el gesto con lentitud y sin ninguna confianza.

—El que te acaba de defender es Ian. —Me aclaró Mike. —Él es Matt y él es Néstor. —Señaló, de nuevo, a los otros dos morenos.

Uno de ellos, Matt, tenía cabello castaño muy oscuro y ojos verdes claros. Estaba de pie y era muy alto, probablemente metro noventa y algo, mientras que el otro hombre, Néstor, también estaba de pie y listo para sentarse.

También parecía alto, pero no tanto como el primero, tal vez un metro ochenta, y sus fuertes facciones lo hacían parecer un hombre duro; cabello negro y ojos castaños profundos, mandíbula marcada y pómulos acentuados.

Cuando me sonrió de lado parecía que esta 'dureza' que parecía tener era una primera impresión equivocada porque parecía bastante encantador pero, a decir verdad, todos menos Josh me lo parecían.

—Katie es muy tímida, todavía no la he oído hablar. —Bromeó Mike sentándose en la mesa y ofreciéndome asiento a su lado.

Lo acepté con cierto temor. Matt se sentó encabezando la mesa, Ian, Néstor y Josh frente a nosotros dos, así que agradecí no sentarme al lado de nadie más.

—¿Eso por qué? —Preguntó Matt con una suave voz y me encogí de hombros.

—¿Lo ves? —Mike me señaló y ellos rieron con unas risas suaves.

—No te preocupes, estarás aquí el tiempo suficiente como para aprender a hablar, nena. —Josh me guiñó un ojo enfatizando el apodo y fruncí el ceño encogiéndome en la silla.

—Creo que saber, sabe hablar, hermano, pero si yo estuviera en su lugar y me hablaras así, tampoco diría nada. —Ian volvió a bromear burlándose de Josh y haciendo reír a los demás.

—Deja de decir que la estoy asustando porque no es cierto, Ian. Es una mujer adulta. —Se defendió el casi rubio.

—Eso no tiene nada que ver. —Ian respondió negando con la cabeza.

—¿Te está asustando, Kay? —Me preguntó Mike, de nuevo con ese cariñoso apodo.

No supe que contestar porque no quería que pelearan o discutieran por mi culpa ya que no sería la primera vez que pasaba y el recuerdo de mi madre y John discutiendo por algo que yo había hecho cuando era más pequeña me vino a la mente, así que bajé la cabeza y la sacudí lentamente.

—Puedes decirlo sin miedo. Josh siempre ha sido un imbécil y siempre lo será. —Néstor dijo y mi pecho vibró con su voz profunda y grave, especialmente cuando se rió entre dientes y los demás, excepto el mencionado, estuvieron de acuerdo con él.

Seguía con mi cabeza agachada, mordiendo mi seco labio inferior y jugando con mis manos ahora en mis muslos rasgando más el pantalón, intentando distraerme de ese permanente miedo que susurraba cosas malas en mi mente.

—Katie, ¿por qué no nos cuentas algo de ti? —Habló Matt y negué.

—No seas tímida. No estarás todo este tiempo sin hablar, ¿o sí? —Bromeó Ian con una bonita sonrisa y me encogí de hombros.

—Hablará cuando tenga algo que decir. —Me defendió Néstor y me volví a encoger de hombros, suspirando esta vez.

Se oyó un suave pitido.

—Ya está la cena. ¿Me ayudas, Matt? —Mike se levantó junto al nombrado.

Lo miré adentrándose en la casa y yo me quedé sentada en la mesa con tres hombres que no conocía de nada, contando que uno de ellos me inspiraba demasiada desconfianza.

Tragué saliva duramente mientras intentaba regular mi agitada respiración llena de pánico.

Josh me miraba con la cabeza ligeramente ladeada con curiosidad, pero Ian y Néstor estaban hablado entre ellos de algo que no alcanzaba a oír porque la ansiedad se estaba adueñando de mí.

Mi pulso comenzó a acelerarse tanto que mis manos sobre la mesa comenzaron a temblar fuertemente, mi cabeza dio vueltas mientras el aire salía de mi fosa nasal con ruido, lo que provocó que los otros dos hombres dejaran de hablar y miraran mis extremidades temblando.

Mis ojos comenzaron a pasearse entre esos dos hombres, mis manos y Josh, quien seguía mirándome con el ceño fruncido de curiosidad mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos al recordar a John, su abuso y sus maltratos.

¿Por qué tenían que tener un nombre tan similar?

Me levanté rápidamente y corrí hacia la casa, escuché que Ian y Nestor me llamaban, incluidos Mike y Matt, pero los ignoré y me encerré en mi habitación.

Katie.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें