《T R E C E》

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Kayano y Sugino caminaban pacíficamente por la montaña, para llegar al edificio donde estudiaban cada día. Hablaban de cosas triviales en el camino, hasta que se cruzaron con una silueta menuda y familiar.

—Nagisa, buenos días.—Saludó animada la peliverde en cuanto alcanzaron al nombrado.

—Oh... Buenos días, Kayano, Sugino.—Una pequeña sonrisa se curvó en el rostro de Nagisa.

—¿Por qué no viniste con Karma?—Preguntó el tercero.

—Eh... quería llegar temprano hoy, y Karma siempre se retrasa.

Ninguno de los dos restantes creyó la excusa de Shiota, tal vez por el tono de voz que empleó, o quizás el hecho de que no se dignó ni a voltear o detener el paso.

—¿Está todo bien? Te ves decaído.— Sugino intentó mirar el rostro del más bajo, pero éste evadió el contacto visual.

—Sí... estoy bien. Sólo...—Nagisa se detuvo al sentir como Kaede le tomaba la mano.

—Nagisa... ¿Pasó algo entre tú y Karma-kun?

—No, bueno, sí. Quiero decir...—Ocultó la mirada bajo su flequillo y se soltó del agarre de su amiga, para después, seguir caminando y decir en un tono bajito:—...Terminamos.

Ambos chicos quedaron atónitos con las palabras de Nagisa, y tuvieron que estar a punto de perderle de vista para reaccionar.

—¡Espera, Nagisa!

—¡Nagisa-kun!

...

—¿No vas a explicarnos lo que pasó?

—No hay mucho que explicar.

—¿Nagisa?

—Creímos... que era lo mejor. Fue decisión de ambos, así que está bien —mintió el aludido, mientras revisaba en forma de distracción su libreta.

A pesar de su enfado hacia Karma, Nagisa no quería que todos se fueran en su contra. No es esa clase de persona. Prefirió mentir para proteger al chico que tanto daño le hizo, una enorme ironía.

La puerta corrediza se abrió de golpe, provocando que todos fijaran su atención en ella. Todos vieron a Karasuma con el semblante serio como siempre, pero, a la vez, con una ligera pizca de preocupación.

—Tenemos un problema. ¿Dónde está el pulpo?—A los segundos después, el buscado Koro-sensei apareció de la nada.

—¿Me buscaban?

—Encontré esta nota y una foto en mi escritorio.—El militar entregó al profesor-pulpo unos objetos.

—¡NYAA! ¡No puede ser, Karma-kun!

—¿Qué ocurrió con él?-El primer estudiante en hablar fue Nagisa.

—Ejem... ejem...—Koro-sensei se puso unos lentes de lectura—. "Hemos capturado a uno de sus estudiantes,  si no quieren encontrar su cadáver en el salón de clases mañana, que el pulpo venga hoy mismo a esta dirección"... ¡No está muy lejos!

Todos estaban exaltados, pensar en su compañero de clases apresado les alteraba de gran manera.

—Koro-sensei... ¿Puedo ver la foto?—Shiota se acercó y preguntó bajito a su profesor, que le entregó lo pedido sin rechistar.

Se asustó enormemente cuando observó la imagen; era el chico pelirrojo atado a una silla, con la boca y los ojos vendados, vestido de prisionero y con grandes moretones y rasguños por toda su cara.

—Bien... iré a ese lugar—El ser amarillo guardó la nota en su bolsillo—. Ustedes quédense aquí en lo que voy a rescatar a Karma-kun.

— No, yo quiero ir con usted.

— ¡Nagisa-kun, es peligroso! No voy a permitirlo.

—No quiero estar aquí sabiendo que puedo ayudar.

—Es cierto.- Se abrió camino el presidente de la clase, Isogai—Yo también voy.

—Yo también.

— ¡Y yo!

— ¡NYAAA!

...

Al final, un grupo seleccionado fue el que acompañó a su profesor a aquella misión, junto con Karasuma. Mientras que el resto se quedó en el edificio, bajo el cuidado de Irina.

—¿Es en serio? ¿Un callejón?—Dijo incrédula Nakamura.

—Es un lugar pequeño, es imposible que puedan matar a Koro-sensei. Sin mencionar que está ante toda una calle principal.—Agregó Kayano.

El profesor-pulpo abrió con cautela la puerta de ese callejón, y todos entraron con sumo cuidado. Encontraron un interruptor que encendía un débil foco.

—No hay nadie aquí, es todo una farsa.

— ¡No! ¡Tenemos que buscar en cada...!— El rechinido del suelo hizo callar a Shiota.

—¿Qué ocurre?

Sin previo aviso, el piso se rompió como si de una capa fina de hielo tratase; todos gritaron del susto por terminar impactados contra el fondo. Para su suerte, Koro-sensei logró atrapar a todos y cada uno de sus estudiantes y profesor, haciendo que lleguen sanos y salvos al fondo. Miraron hacia arriba y vieron como una barrera metálica obstruía donde, hace unos segundos, estaba el suelo.

— ¡Qué demonios!

Todos observaban el lugar atónitos, un subterráneo que era muy similar a una prisión, extremadamente espacioso e iluminado.

A unos pasos de distancia, vieron una silla con una persona amarrada a ella. Nagisa reconoció enseguida de quién se trataba.

— ¡Karma!— Estaba a punto de correr hacia él, pero, una enorme jaula cayó de las alturas, encerrando a todos los presente en ella, a excepción de Koro-sensei.

— Vaya, vaya... Por fin llegan— Una persona se acercaba lentamente a los nuevos prisioneros—. Me alegra verlos de nuevo, clase E.

—Yanagisawa...—Musitaron todos al ver al hombre de un solo ojo.

—Que alegría que me recuerden. ¿Qué les pareció el plan? Increíble ¿Cierto? Claro, tuve un poco de ayuda. ¿Verdad, Karma?

—Así es.— Del mismo lugar de dónde salió Yanagisawa, apareció un chico pelirrojo, de orbes doradas y una sonrisa traviesa.

Todos los espectadores quedaron boquiabiertos a ver al individuo.

—¿Qué? ¿Cómo es posible? Si el de la silla...—El peli-celeste apuntó a aquel lugar, y en menos de un segundo, el pelirrojo se acercó al secuestrado, le quitó las vendas de los ojos y boca.

—¿Estoy viendo doble, o hay dos Karmas?—Rio fue la única que se inmutó a hablar al ver al mismo pelirrojo que estaba de pie.

— ¡Qué tal, Kaito! Ellos vinieron a rescatarte.

—¿Kaito?—Todos miraban sorprendidos al chico amarrado que solo podía decir "Puedo explicarlo" una y otra vez.

☆☆☆

[Editado el 21/04/2018]

R E V E N G E ||Karmagisa|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora