James apenas cruza los veinte años, con un sólido y casi perpetuo trabajo como agente de la CIA y una familia descomunalmente problemática. Apenas terminó una gran parte de su vida, por la cual su hermana menor, con la cual más conversaba, ya no est...
~James en multimedia~ ¿Cómo hacen los hombres para verse bien llorando? Yo cuando lloro, me salen mocos y hasta babeo.
LISTA DE CANCIONES
Give me love - Ed Sheeran
Fix you - Coldplay
The Fault in our stars - Birdy
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ESTE CAPÍTULO ES FUERTE, TANTO COMO LENGUAJE COMO ESCENAS. [+13]!!
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Solté una risa grave y seca.
-No es divertido. –Sonreí. –En serio, ¿qué pasa? ¿Qué intentó Gabrielle esta vez?
Todos se quedaron en silencio, observándome principalmente. Sentí un gran vacío ir apoderándose de mí rápidamente y retrocedí.
-¿Qué ven?
-James... -Comenzó Larry.
-James no, James nada. ¿Dónde está Mía?
-¡No está! ¡Se esfumó! –Gritó Aaron moviendo los brazos descontroladamente. Se pasó ambas manos por su ya desordenado pelo y lo jaló con fuerza hacia abajo. –La tiene Gabrielle.
-Me están jodiendo. –Susurré. –Tienen que estarme jodiendo.
Un portarretratos voló por la habitación, provocando un pequeño grito de Rachel y Cris. Tarde me di cuenta que el que lo había lanzado, era yo.
-Basta James. –Exigió Larry. –Necesitamos pensar con la cabeza fría. Nada de impulsos agresivos.
-No me puedes estar pidiendo que no sea agresivo. –Escupí con la voz de sarcasmo. – ¡No puedes pedir eso! –Grité lanzando un portarretratos más y volcando la mesa de vidrio, que se quebró en varios pedazos.
En un abrir y cerrar de ojos, yo ya estaba fuera de la sala.
Mía
La luz parpadeaba como un ojo tuerto. Se podría decir que la habitación ya estaba mejor que antes, a pesar del fuerte olor a orina y heces. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado en esa habitación, pero estaba segura que habían sido varios días.
-Toc, toc. –La voz retumbó en el lugar. No fue necesario abrir los ojos para saber quién era. -¿Me extrañaste?
-Como el inodoro a un pedazo de mierda. –Sonreí, aun sintiendo el sabor metálico de la sangre en mis dientes.
-Siempre tan elocuente. –Murmuró levantándome la barbilla con el dedo pulgar. Siseé al sentir la picazón del sudor de su dedo en la herida. Gabrielle se dio cuenta y sonrió. –Veo que estás mejor el día de hoy.
