Colisión de Titanes (2.0)

Capítulo 18

—¡Rápido! ¡Vayan todos a sus habitaciones en este instante! ¡AHORA! —gritaba Lucero, cuyo cuerpo comenzó a arder en llamas y aterrorizaba a todos los alumnos.

Los estudiantes, obedientes e intimidados, obedecieron a toda prisa y corrieron escaleras arriba hacia sus distintas habitaciones compartidas. Matt y Gonzalo bajan las escaleras y se acercan a Luján, que aún llora en el piso junto al cuerpo de su hijo.

—Luján... —dice Matt— Yo puedo examinar el cuerpo y ver si hay alguna forma de curarlo o revivirlo.

William y Amanda deciden que no es el momento indicado para meterse en la conversación, por lo que el primero simplemente sube las escaleras y la segunda va corriendo junto con Zack. Taylor no se ha movido ni un centímetro. Se rehúsa a admitir que Luke está muerto.

—Perdona, Luján, pero... —Luján levanta la mirada y la dirige a Taylor. Esta última inhala y exhala lentamente, y luego continúa— Matt, no hay forma de repararlo. Su alma fue destrozada por un maleficio contenido en una bala del general Flórez.

—¿Qué maleficio exactamente, Taylor? —pregunta Matt.

—Creo que era un Dormilanus. —responde Taylor, alejándose de la puerta de entrada, que automáticamente se cierra, y situándose al lado de Matt.

—No puede ser un Dormilanus. El Dormilanus no destruye el alma. —responde Matt.

—Entonces debe ser algún otro hechizo. ¿Qué tal un Narisa? —pregunta ella.

—No, tampoco. —responde Matt.

Gonzalo se acerca a las grandes puertas, pero no exactamente para ver a Luke, sino para ver a los dos cuerpos traídos por Taylor y los demás. La chica es una combinación entre rubia y pelirroja con una estatura media, y el tipo tiene cabello oscuro, y es algo más alto de lo normal.

—Matt. Yo me llevo estos cuerpos a los laboratorios. Necesitamos examinarlos. —le dice Gonzalo.

—Okay, pero sólo ponlos en posición, de lo demás nos encargaremos Sol y yo. —le responde, y con un movimiento de manos ambos cuerpos se elevan y comienzan a flotar, dirigiéndose escaleras arriba hacia los laboratorios.

Gonzalo obliga a que todos suban a sus habitaciones y dejen solos a Matt y Luján. Quejándose, finalmente obedecen y todos se dirigen a sus dormitorios, incluido Gonzalo.

—Luján... —dice Matt, y Luján alza la vista hasta encontrarse con los marrones ojos del mago— Déjame el cuerpo. Yo me encargaré del funeral, y no te preocupes por tu clase de Maleficios. Pediré a otra persona que se encargue de ella.

Luján, luego de pensarlo por un tiempo, se levanta y deja el cuerpo de su hijo flotando frente a las puertas. Ella se acerca al mago, para luego abrazarlo y reposar la cabeza en su pecho. Unas lágrimas caen de los ojos de la hechicera, pero logra suprimirlas antes que más de ellas se esparzan por su rostro.

—Muchas gracias, Matt, de verdad. —dice ella, entre lágrimas.

—No hay por qué. —responde él, y la abraza igualmente.

Unos minutos después, Luján lo suelta y sube las escaleras rumbo a su dormitorio. El cuerpo del chico flota en el suelo, para luego seguir a Matt hasta su despacho en el segundo piso. Las velas del candelabro del vestíbulo principal iluminan con toda su potencia, hasta que Lucero decide apagarlas con sus poderes. La sala se cierne en una completa oscuridad, mientras Lucero se sienta en su silla detrás de su escritorio, enciende una pequeña llama en su dedo y utiliza su computadora.

La luz mañanera comienza a aparecer e ilumina todo el complejo. Las hojas de los árboles se mueven ligeramente, mientras los despertadores en las habitaciones suenan a todo volumen.