Capítulo 13

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El Halcón comienza a emitir gemidos de sufrimiento, para luego explotar en pequeños pedazos de bolas de fuego. Las bolas chocan contra los distintos edificios del Centro, destruyendo algunos y desnudando de sus paredes a otros.

Amanda se levanta del suelo, fija su vista en la gran obra de arte que ha formado aquella explosión, y luego observa a Zack. Ella se preguntaba cómo, de todos los que estaban presentes, él pudo derrotar al Halcón relativamente rápido. Se preguntaba qué lo hacía especial y, ciertamente, eso la atraía más, ese misterio que rodeaba a aquél chico, su tormentoso pasado y su desordenado y maligno árbol genealógico.

Zack, que se encuentra observando la pintura formada en el cielo, baja la vista hasta Amanda, y le sonríe. Ella le devuelve la sonrisa, pero la corta a la mitad. No quiere verse como una regalada, alguien fácil de conquistar. Además, no conocer su pasado no es precisamente bueno, puesto que no lo conoce en realidad.

Para disimular, comienza a caminar hacia sus padres, mirando hacia el piso de la calle pintado con algunos escombros. Belén y Gonzalo se encuentran juntos, agarrados de la cintura, observando cómo el Halcón se hace pedazos lentamente. Su cuerpo se va despedazando, emitiendo pequeñas líneas de humo dorado, como si fuera incienso de oro.

Amanda se para junto a su madre, y observar, al igual que sus padres, como El Halcón muere. Segundos después, Belén pone una cara de sorpresa, y luego se dirige al resto del grupo.

-Corran. Refugiénse dentro de los edificios. ¡El cuerpo del dragón caerá aquí! -grita ella, para luego echar a correr agarrada de la mano de su esposo.

Los demás Antihumanos comienzan a correr hacia cualquier edificio lejano a la escena de la explosión, pero Amanda se queda plantada en el lugar donde está parada, observando a Zack.

-¡Amanda! -le grita su madre, que se encuentra refugiada en el vestíbulo de uno de los edificios- ¿Qué haces? ¡Ven aquí! Estás desprotegida.

Pero aún así, Amanda no presta atención. Belén piensa en la idea de salir corriendo, agarrar de la mano a su hija y luego correr nuevamente hacia el vestíbulo del edificio. Cuando está a punto de emplear su plan, Amanda decide moverse, pero en vez de correr del dragón, decide acercarse aún más.

-¡Zack! -le grita Amanda.

Y en ese mismo instante, una bola de fuego choca contra la nuca de Zack, y éste comienza a caer en picada, directo a los brazos de Amanda. Ella lo sostiene lo más que puede, para luego comenzar a correr con dirección hacia el vestíbulo donde se encuentran sus padres. A medio camino, parece cambiar de idea, pues cambia de ruta y se dirige a otro edificio, donde se escondió Taylor. Entra corriendo a toda velocidad, para luego arrodillarse en el piso e inspeccionar el cuerpo herido de Zack.

Taylor la ayuda, revisando los oídos y la parte trasera de la cabeza, mientras Amanda revisa de la cintura para abajo.

-Confirmado. No le sucedió gran cosa en la cabeza, sólo está desmayado, tal vez por el susto que le provocó la bola de fuego. -dice Taylor.

-Gracias a Dios. -dice Amanda, que luego abraza el cuerpo de Zack.

Taylor la observa con una mirada algo estupefacta.

Se escucha un gran ruido proveniente de la calle, luego los cimientos de los edificios vibran y los cristales de los vidrios se hacen añicos. Taylor se acerca a la puerta, y asoma su cabeza para poder observar lo sucedido.

-El dragón ha caído. -le informa ella- O, al menos, los restos de él. Ya tan sólo queda un poco de piel desgarrada y quemada.

Al ver que Amanda no le presta atención, Taylor decide ignorarla y salir a la calle. William y Belén hacen lo mismo. Belén rodea a los tres con un campo de fuerza, para protegerlos si algo inesperado sucede; William congela sus brazos, preparado para atacar al primero que se acerque; y Taylor observa a todos lados. Parece una paranoica.

Colisión de Titanes (2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora