~02~

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Intentando disimular el temblor de mis manos cogí el teléfono y lo coloqué sobre mi oído.

Sus labios se movieron sin abandonar su sonrisa.

-Buenos días señorita Brooks-. Dijo con su firme voz. Miré a Nickolson y él me indicó que no corría peligro.-La noto algo nerviosa.

Su sonrisa se hizo más grande y rió por lo que acababa de decir. No debía mostrarme débil ante él.

Erguí mi espalda y levanté los hombros mientras adoptaba una pose natural.

-Está equivocado-. Dije en respuesta. Abrí mi bloc y comencé a escribir en él con los datos del informe.-Jerome Valeska, ¿cierto?

Su sonrisa se desvaneció unos segundos, pero volvió.

-Solo Jerome-. Dijo dejando de golpear la mesa con sus dedos.

-Bien...Jerome, ¿sabrías decirme por qué estás aquí?-. Su mirada seguía en mis ojos, intentando memorizarlos a la perfección. Mis mejillas se tornaron rojas al sentirlo así, penetrandome con la mirada.

-Por lo que lo están todos los demás; no saber aceptar la realidad-. Dijo. Mi mirada mostraba duda, quería que él me explicase aquellas palabras, y así volver a oír su voz. Acercó su cara hasta el cristal y habló.- Quiero hacer cosas, cosas que no se deben hacer, cosas malas-. Dijo empañando el cristal y moviendo sus labios poco a poco.

Mis manos temblaban. Todo mi cuerpo temblaba al oír sus palabras. Sus ojos seguían haciéndome sentir pequeña

Y sus labios, cada ver más curvados, fueron lamidos por su lengua.

Miré a mi regazo para evitar sonrojarme todavía más. Anoté aquello en mi bloc, aunque pensé que sería vergonzoso si alguien leía lo que me había hecho sentir.

-¿Que anotas?-. Dijo él mirando el bloc, pero lo aparté de su vista lo antes posible.

-Todo-. Intenté intimidarle yo esta vez, pero no funcionó ya que él rió y volvió a acercarse.

-Entonces-. Relamió sus labios.- Deberías anotar que todos te están mirando-. Dijo él y levanté mi vista para observar a la gente que nos rodeaba.

Todos nos estaban mirando sorprendidos. Cuando levanté la cabeza volvieron a sus conversaciones y nos miraban de reojo.

Yo miré al agente Nickolson, que también nos miraba, pero me indicó que ya era tarde.

-Creo que se acabaron las preguntas-. Dije recogiendo mi bloc y mi grabadora. Metí rápidamente todo en mi bolsa y me levanté.

Jerome también se levantó y dejó que el guardia le esposase las manos.

A través del cristal él continuaba mirándome fijamente. Sus ojos me hacían querer verlos más de cerca, ver que ocultaba y porqué lo hacía. Con sus labios articuló un "adiós" y continuó mirándome.

Nickolson me sujetó delicadamente por la cintura, indicándome que debía salir de allí.

Caminé hasta la salida. Sintiendo su mirada en mi nuca, cuerpo, alma...


[...]

Cogí la taza de café recién hecho y caminé hasta mi habitación. Allí me volví a sentar sobre la silla de mi escritorio y miré para el ordenador, con café caliente en mis manos y labio.

No sabía que debía hacer. Tenía que publicar un artículo aquella misma noche sobre mis visitas a Arkham, pero no sabía que tema tratar. Es decir, mis lectores habían aceptado muy bien la historia de Grason, como había ido evolucionando y como, quizás, algún día pudiera salir del manicomio. Pero ahora, había muerto intentando escapar, no tenía sentido.

Cogí mi teléfono y llamé a la única persona que podría aconsejarme en estos momentos.

Wade.

Mi compañero de clase, compañero de universidad, hijo de mi jefe y mi mejor amigo.

-Hola Kelsey-. Dijo alegre.- ¿A que se debe esta hermosa llamada?

Escuché como se movía por todo su piso de un lado a otro mientras sujetaba el móvil con una mano.

-Necesito tus super poderes de consejero espiritual-. Dije.

-Aquí estoy para ti-. Dijo, y después se aquello le conté mi situación actual.

Le conté la muerte de Grason, la aparición de aquel individuo pelirrojo en mi vida, y mi dilema moral sobre el artículo para el periódico virtual.

-Wow Kels, no entiendo por qué te metiste en el agujero negro que es Arkham y su preciosisimo manicomio-. Dijo con claro sarcasmo.- Creo que si tanto estás implicada en el caso de Grason, podrías intentar investigar su muerte.

Me levanté de mi silla. Aquello había sido lo más inteligente y brillante de la historia por parte de Wade.

-Eso haré-. Dije firme y llena de emoción.
Escuché como Wade continuaba moviéndose sin parar por su piso. "El café" pensé.

-Wade, creo que me voy a dormir, mañana enviaré el artículo a la sucursal-. Dije escuchándole maldecir.

-Oh, eh, claro, hasta mañana Kels-. Dijo algo despistado.

-Recuerda...el café está en el bote azul de tu tía-. Dije y antes de colgar escuché a Wade al otro lado de la línea "¡lo sabía joder!". Colgué riéndome por el idiota de mi amigo, y a la vez ilusionada. Iba a saber quien había matado a Grason. Se haría justicia.

He Is Mad | Jerome Valeska | Cameron MonaghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora