Capítulo 1

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Hampshire, Inglaterra siglo XVlll perfecta época para la elegancia, la castidad en las doncellas, las apariencias en sociedad, las amistades por conveniencia, los matrimonios arreglados, lo ostentoso y el rechazo penalizado por ley a la homosexualidad. Aquellos pensamientos aquejaban constantemente la mente de Jimin, quien se encontraba sumido en una verdadera feria de vanidades como un simple accesorio más para los gigantes lujosos y abusivos que componían a las clases sociales de élite que lo rodeaban, todo era aburrido y sin sentido salvo por su platónico amado.

—   ¿Debería dársela? ¿Se molestará? ¿Seré muy evidente?

Pensaba Jimin debatiéndose entre darle o no la rosa a su maestro y amigo Jungkook.

El joven de 16 años, de cuna humilde, fue apadrinado por la familia aristócrata Jeon luego de que su madre, la criada de la casa, falleciera producto de la viruela dejándolo solo en el mundo con apenas 10 años, vulnerable ante una sociedad jerárquica y desigual. Desde ese entonces Jimin vivió bajo la enseñanza y los hábitos que se le proporcionaron como un hijo más de la refinada familia Jeon.

Más que estar agradecido con sus padrinos, Jimin le debía todo a Jungkook, único heredero de la fortuna Jeon, que representó en su vida un maestro, un amigo, un hermano y su primer amor. Era tanta la admiración hacia su mayor que no se detuvo a pensar en qué momento el amor fraternal se convirtió en amor romántico. A pesar de haber crecido juntos, los sentimientos se transformaron poco a poco y la manera en que apreciaba sus sentimientos no era con inocencia, a medida que pasaba el tiempo las fantasías de Jimin aumentaban y el dolor por no pertenecerle a su amado era cada vez más agudo e insoportable. Además del sufrimiento que le provocaba ver a Jungkook bajo la presión que se imponía para  cumplir con las expectativas de sus padres, desde  su desempeño como estudiante de leyes y futuro abogado con un puesto asegurado en la corte, hasta un matrimonio exitoso con una hermosa joven de élite y por supuesto descendencia asegurada. En una sociedad estigmatizada, estos requisitos eran incuestionables y la libertad de amar era una utopía, especialmente para la familia que debía preservar las tradiciones.

—   Tuteur! Tuteur!

Llamaba el pequeño con notable entusiasmo mientras se aproximaba con rápidos y torpes pasos. 

—   Veo que ya mejoraste tu francés petit prince — Respondió Jungkook con una mirada de amor, ver a Jimin entusiasmado con sus mejillas sonrosadas lo conmovía de sobremanera. 

—   La verdad es que sí, estaba practicando para ti.

Contestó el pequeño con una tímida sonrisa mientras extendía la rosa oculta tras su espalda. 

—    ¿Es para mí?

Preguntó Jungkook con sensual arrogancia tomándola entre sus dedos viendo como Jimin miraba sus inquietos pies y asentía avergonzado.

  —  Siempre sabes sorprenderme Jimin.

Le sonrió mientras acariciaba con delicadeza las finas hebras de su cabello.

—  ¿Debería darte un regalo también?

Para Jimin era sencillo adivinar lo que venía luego de un juego de insinuaciones constantes que comenzó cuando Jungkook se percató de los primeros rasgos viriles que surgieron con la adolescencia de Jimin. Ya se había convertido en un ritual, por lo que sin perder el tiempo, el pequeño se puso de puntillas y acerca su rostro al momento que Jungkook descendía y lo besaba dulcemente en la mejilla, cerca de la comisura de sus labios, sosteniendo firmemente su mentón. 

  —  ¿Sabes que eres como mi hermano pequeño y te adoro?

Toda la magia se esfumó cuando las cínicas palabras fueron pronunciadas por Jeon. Siempre que estaban en momentos íntimos, en los que Jimin pensaba que Jungkook lo podría ver como algo más, como un adulto, como un hombre atractivo, esos comentarios terminaban por destruir todas las ilusiones y la realidad lo golpeaba duramente, pues le recordaban la clases de amor que sentía hacia él que no sería correspondido nunca.

Mon cher tuteur (Kookmin)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora