Capítulo XX

64 12 6
                                    

||Bryan||

Es increíble como uno se puede formar un hábito después de la muerte.
Aunque suene raro, ha pasado y sigue pasando.
Un ejemplo de esto es mi hermano... Y yo.
Para distraerme he estado realizando jardineria. Debo admitirlo, jamás pensé que me gustaría tanto estar al aire libre.

"A veces hay que morir para saber quienes somos realmente".

-¡Hey! ¡Bryan!.

Giro sobre mis talones y miro en la dirección de donde provino la voz. Una voz igual a la que tenía a los 7 años...

-¿Qué sucede, Bruno?

Inconsciente de mis propias acciones, me pongo en cunclillas.
Él se detiene y me mira como diciendo "¿En serio?". Pero después reanunda su camino hacia mí y se detiene cuando sólo nos separan unos 15 centímetros.
Sonrío de lado.

-Perdona, pero es la costumbre que tengo por el...

-Sí, sí. No te preocupes -me corta causando que cierre la boca enseguida tragándome mis disculpas-. Mira, la cosa es qué hay cierta persona, y digo persona porqué no es una homuni, y pues esta persona es mujer y quiere hablar contigo desde la Tierra.

Me quedo de piedra.
¿Quién querría contactarme, y precisamente desde la tierra?
¿Sería nuestra madre?

-No, no es nuestra madre. A ella no se le permite comunicarse con alguien del cielo por "haber olvidado su verdadera misión" -informa después de leerme la mente haciendo comillas en el aire con sus deditos refiriendose a que nuestra madre se enamoró del "padre" de quién debía cuidar, haciendo a un lado su prioridad.
Asiento con la cabeza indicando que entiendo a lo que se refiere.
Él imita mi acción.

-Y ahora perdóname a mí por leer tu mente, sé qué te desagrada.

-No te preocupes. Y bien, ¿quién es esa persona que quiere hablar conmigo?

-Es Elisa.

Me corazón da un vuelco y he olvidado cómo respirar.

-Elisa... -mascullé su nombre más que nada para torturarme aún más evocando su recuerdo, lo cual he hecho desde que llegue aquí.

- ¿Quieres contestarle o prefieres que le invente algo?

Sacudo la cabeza indicando que no. El asiente y con la cabeza me indica que lo siga. Y lo hago.
Sospecho que ha vuelto a leerme la mente pues ese "no" pudo haber sido que no quería contestarle tanto como sí no quería que le inventara algo pero bueno, calladito me veo más bonito.
Me guía hacía su casa que ahora también es la mía y entramos en esta. Cuando pasamos por la cocina dejo las tijeras de jardinería en la isla de granito. Entramos en la sala de estar y toma un espejo de mano.

¿Para que rayos quiere un espejo de mano?
¿Será vanidoso secretamente?
No lo creo pues desde que estoy aquí no a dado ninguna señal de serlo.

-Claro, soy vanidoso pero no quería que lo supiera nadie -dice mientras se pasa su mano derecha por su cabello "peinandolo". Ahora niega con la cabeza y siento un calor que asciende por mi rostro-. Okay, lo siento pero tú tienes la culpa por mírame de esa manera -sonrío y asiento con la cabeza aceptando mi error-. Esto no es un espejo de mano. Bueno, exteriormente si lo es pero en realidad es... Como un teléfono. Así es como nos comunicamos con todos los prodigiums que queramos. Tiene las mismas funciones que cualquier teléfono celular homuni pero su fisiología es la de un espejo de mano para que los homunis no sospechen nada. Y de hecho lo llamamos el espejo.

Asiento una sola vez con mi cabeza. El hace lo mismo.
Presiona cierto lugar en el respaldo del espejo y el cristal se enciende. Clickea ciertas cosas en la pantalla que no logro ver y después, con una sonrisa me tiende el espejo, en el cual dice que está llamando cierto número el cual supongo que es el de Elisa.
Él se va y yo coloco el espejo en mi oreja.

-Eh... ¿Hola?

Despego es espejo de mi oreja y de nueva cuenta me sonrojo. Bruno debió de haberme dicho que era una video llamada.

-EmSo RaRu

Ella por Él ~Bryan Mouque~ #ConcursoOreoWhere stories live. Discover now